Al menos, 40 investigados y 18 registros en España por las peleas de perros

La redada de Güímar es parte de un operativo que se extiende por Madrid, Murcia, Alicante y Tenerife; también hay implicados por blanqueo de capitales; los mejores canes competían en Arabia, Tailandia o Italia
Juzgados Güímar
Juzgados Güímar
De los 10 encarcelados tras declarar 14 horas en Güímar el lunes, al menos 4 han pagado la fianza. / FRAN PALLERO

Como si se tratase de una federación española de peleas de perros, pero en ilegal, claro, y enviando a los mejores canes a despedazarse por medio mundo, como por ejemplo Arabia Saudí, Tailandia o Italia. Así lo describen los especialistas de Medio Ambiente de la Unidad Contra la Delincuencia Especializada y Violenta (Ucdev) de la Comisaría Central de Policía Judicial en sus conclusiones sobre el operativo que culminó con la redada del pasado fin de semana en Güímar, y que obran en poder de DIARIO DE AVISOS. Y lo primero que explican los agentes es que, en realidad, todo el entramado encuentra su epicentro a miles de kilómetros de Tenerife. Porque es en Torrejón de Ardoz (Madrid) donde reside el considerado como padrino (literalmente en el escrito) de la presunta organización criminal ahora desmantelada por la Policía Nacional en un servicio donde al menos hay 40 detenidos y se han practicado un total de 18 registros domiciliarios que se reparten por la capital de España, Murcia, Alicante y Tenerife. De ellos, solo en Tenerife ingresaron en prisión 10 de la treintena de sorprendidos en Güímar, pero hay más en la Península, incluido algún perseguido por las autoridades suecas.

Las acusaciones, que se reparten entre los investigados se centran en el maltrato animal por parte de los miembros de dicha organización criminal, “los cuales llevarían a cabo sus actividades en todo el territorio nacional”, y, en algunos de los casos, presunto tráfico de drogas (al padrino, identificado por las iniciales A. O. R., presuntamente se le encontraron en su finca más de 300 plantas de marihuana), tenencia ilícita de armas y -la novedad respecto a lo adelantado en nuestra edición de ayer-, blanqueo de capitales. Todo viene desde el Juzgado de Instrucción Número 3 de Torrejón de Ardoz, que, bajo supervisión directa de la Fiscalía, investiga al padrino o jefe de la supuesta organización desde hace meses, para lo cual se han intervenido decenas de teléfonos por media España en un ovillo que asombra por toda la lana que del mismo se está extrayendo. Fue con motivo de una pelea de perros en una finca de La Medida, en Güímar, cuando policías de al menos cuatro provincias españolas iniciaron un total de 18 registros domiciliarios, repartidos entre el sábado 18 y el lunes 20. Solo en Güímar cayeron una treintena de investigados, de los que 21 fueron detenidos y, a su vez, 10 de ellos enviados al calabozo y que, el pasado lunes, ingresaron en prisión por orden del juez de guardia de la localidad tinerfeña.

De la intervención güimarera del sábado se pasó a una actividad frenética por las cuatro provincias. En Tenerife se entró en la casa santacrucera del supuesto líder canario (que, en honor a la verdad, solo ofrece un perfil alto respecto a las peleas de perros); en la de un policía local de Adeje que vive en Buzanada (Arona); en la de otro integrante que tiene hasta antecedentes por secuestro y que vive en Tegueste; en la de un tío del supuesto líder canario con casa en el Camino de San Bartolomé; y, por último en cuanto a la Isla, en la finca de otro implicado, la ya conocida de El Ortigal, también en La Laguna. Pero hay más, mucho más. En Alicante se registró el domicilio de un iraní con pasaporte sueco al que buscaban las autoridades del país nórdico y que vive en Almoradí; en la finca de una pareja situada en Crevillente; en la finca de otro sueco, éste con origen griego y que reside en Rojales; y en una nave ubicada en Almoradí a nombre de una empresa y que presuntamente era un almacén clave para las actividades de maltrato animal y tráfico de drogas. Seguimos con el listado: en Murcia el operativo se centró en la residencia de un integrante más y en la finca donde al parecer guardaba los perros y en la que viven sus padres. Todavía es el domingo cuando se registran en Madrid hasta tres fincas relacionadas con el considerado como padrino de la banda y una más, de gran tamaño, donde hay zonas destinadas a perreras. Ya fue el lunes pasado cuando se entró en la clínica veterinaria del profesional de esta rama detenido en el caso, y que está ubicada en La Orotava. A todo ello se debe añadir la intervención de un grupo de simpatizantes de los animales en una finca cercana a cabo Blanco (Arona), que tuvo lugar al hilo de la redada en Güímar, y que al parecer es propiedad de uno de los encarcelados tinerfeños. Con posterioridad se ha hecho cargo la Guardia Civil, y hay que recordar que en la misma se han encontrado numerosos perros y aves, y muchos cadáveres de canes.

Por último y desde luego no lo menos importante son los numerosos datos recopilados sobre la crueldad empleada con los perros, entre ellos datos conocidos como el uso de canes de pequeño tamaño como Yorkshires que sirven de sparring y alimento para los que luego pelean, así como el empleo de numerosos fármacos para potenciar su musculatura y evitar que sangren en demasía y sigan peleando.

Medio punto, 500 euros; un punto, 1.000 euros; dos puntos, 2.000…

El componente económico es una de las claves aún por averiguar en su totalidad, y esta falta de datos es otra señal evidente de que el meollo de esta trama se encuentra lejos de Canarias, por mucho que la Policía tenga en cuenta que se trata de una región con tradición en este tipo de espectáculos crueles, especialmente en Gran Canaria y Tenerife. Pero sí que en la documentación a la que ha tenido acceso este periódico hay detalles para hacerse una idea. Por ejemplo, las peleas de perros cuentan con un árbitro o referee que va dando puntos según se despedazan los animales. Explican los especialistas estatales que, por cada medio punto, se ganan 500 euros, por uno, 1.000 euros; por dos, pues 2.000 euros, y así. Sin embargo, sorprende que en la pelea de Güímar no se incautasen sumas de importancia, más allá de unos 1.000 hallados al participante procedente de Almería. También llama la atención el escaso poder adquisitivo de algunos de los considerados como miembros más importantes de los implicados, especialmente entre los de la Isla. Sin embargo, ya a nivel nacional e internacional cambia mucho el asunto.

Varias claves de la versión policial

El Padrino: Así lo llama la policía, pero la banda lo conoce como el profesor; jefe absoluto, se le incautó una plantación de marihuana.
El maestro: Está a un nivel superior, lo llaman el Maestro y es la conexión internacional; hace poco tuvo una pelea en Arabia Saudí.
Las ligas: Parece increíble, hay liga nacional, y también ligas locales y regionales (Alicante, Canarias, Murcia) e internacional, claro.
Ducrot: Personaje misterioso; se sabe que es responsable de una revista sobre peleas de perros de acceso restringido paralela a la banda.
La droga: La Policía Nacional tiene claro que el tráfico de marihuana se centra en la rama alicantina, pero la investigación tiene muchos indicios y pocas pruebas.
Robo de perros: Aunque se sospecha que se producen allí donde actúan, es en Murcia donde se ha encontrado el mejor rastro.
El veterinario: El padrino está encantado de haber dado con un veterinario en Tenerife dispuesto a participar: “Es oro en paño”, dice.
La entrada: Para la ‘convención’ de Güímar, se cobró 50 euros solo por asistir, 25 si se lleva un perro a pelear; la comida la pone la banda.

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