Ha cumplido ya la edad que marca la esperanza de vida media en su país, Senegal: 50 años. Hace 25, Luc André Diouf Dioh, uno de los fichajes sorpresa de Pedro Sánchez para su Gobierno en la sombra ante las elecciones del 26J, arribó a Canarias y pasó de estudiante de Económicas en Dakar a dormir al raso en la playa de Las Canteras, de Las Palmas de Gran Canaria. Comía solamente una vez al día y terminó siendo hospitalizado.
Ahora, en el grupo de elegidos de Sánchez, comparte con el politólogo francés de origen argelino Sami Naïr el reto de los desplazados, cuando Grecia desaloja ya a los últimos refugiados del simbólico campo de Idomeni: es el experto en migraciones que asesora al candidato socialista, que hará campaña en Gran Canaria el jueves, y el viernes en Tenerife. “Ser el único negro de un equipo de gobierno en España en estas elecciones simboliza cambio y diversidad”, afirma en esta entrevista concedida a DIARIO DE AVISOS, al galope de una semana loca de compromisos en la precampaña electoral. “He dado este paso. Los serer somos una etnia seria en Senegal. Cumplimos la palabra”.
Luc André -uno de los 3.500 senegaleses radicados en las Islas Canarias-, cobró notoriedad hace una década porque asistía a sus compatriotas cuando arribaban a las Islas en la mayor oleada de cayucos, la de 2006, en medio de una crisis humanitaria en la que murieron miles de inmigrantes subsaharianos, la mayoría jóvenes.
Aquel año se agolpaban en las costas las piraguas policromadas de los pescadores senegaleses, cada una con su drama a bordo, y el World Press Photo premiaba al fotoperiodismo local que dio la voz de alarma en toda Europa. Diouf se curtió entonces, bajo una avalancha humana de 30.000 africanos, que batieron un récord de flujos aquel año y obligaron, por primera vez, a España y Bruselas a adoptar protocolos de actuación y ayudas en origen en África, mucho antes de esta marea de refugiados que paraliza a Europa. Entonces, era secretario de Migraciones de CC.OO., donde pasó “18 años errantes”, parafraseando a su compatriota y correligionario, el poeta socialista Léopold Sédar Senghor, padre de la negritud, la que él ahora encarna en estas elecciones.
Hace pocas semanas, Sánchez telefoneó a este senegalés gigante de voz sonora -exjugador de baloncesto como él- radicado en Las Palmas de Gran Canaria desde que llegó con 25 años, para invitarlo a sumarse a su círculo de confianza. En ese núcleo figuran también, entre otros, José Borrell, Margarita Robles, Jordi Sevilla, Rafael Bengoa -asesor de Obama- y Ángel Gabilondo, a quien se refiere como “mi padrino”, por su trato afectuoso. Ahora cederá temporalmente la presidencia de la Federación de Asociaciones Africanas en Canarias a su vicepresidente, Henry Konan. A través de ella ha venido liderando proyectos sociales y educativos en varios países de África.
-Usted viene de la negritud de Senghor, el poeta y presidente senegalés. ¿Cómo valora ser el primer negro de un equipo de gobierno en la historia democrática de España?
“Ya era hora. Senghor era vecino de mi comarca y es de mi etnia, los serer. Siempre se decidía sobre los inmigrantes sin contar con nosotros. Es una prueba de madurez del movimiento migratorio, como sucede con el nuevo alcalde de Londres, hijo de inmigrantes pakistaníes.
Mi negritud simboliza la diversidad, el deseo de cambio de Pedro Sánchez. Un negro en un equipo de gobierno: Sarkozy lo hizo en Francia.
¿Por qué allí sí y aquí hasta ahora no, estando a dos pasos de África? Como es el caso de Consuelo Cruz Arbeloa, colombiana, por Madrid”.
-Mañana, 30, Día de Canarias. El 25 fue Día de África. Faltó poco para celebrar juntos la onomástica.
“Es que Canarias es África y África es Canarias. Las dos orillas están muy cerca, y los dos días también. Hay que reforzar los lazos. No me explico por qué España y Europa no han creado todavía una Universidad Africana en Canarias. ¿Por qué los estudiantes no organizan también viajes de fin de curso a África como a Europa? Me alegró el Premio Canarias a Pepe Naranjo, un canario en Senegal afín a la inmigración, como Amadou Ndoye era nuestro nexo”.
-Su historia es de abajo arriba. ¿Recuerda cuando dormía al raso en Las Canteras?
“Son situaciones que me han curtido. No soy el único, ni voy a ser el último. A causa de la crisis, también hay españoles que están durmiendo en la calle. Es una pena que eso pase en el siglo XXI. Pero somos experiencia y aprendí mucho de la solidaridad con los compañeros con los que compartía esas noche en la playa durmiendo a la intemperie y comiendo una vez al día”.
-Le pasó factura.
“Enfermé y me tuvieron que operar dos veces en el 93. Recuerdos de los que no me es grato hablar. Pero están ahí”.
-En Berlín, adonde acudió con Pedro Sánchez, habló con el vicecanciller Sigmar Gabriel. ¿Conocía la inmigración en Canarias?
“Sí, me preguntó cómo logramos que la opinión pública canaria aceptara la inmigración. Le expliqué que las Islas son tierra de emigrantes, y al principio fue duro, pero los canarios son solidarios ante la necesidad. Quiso saber cómo eran nuestros protocolos de acogida. Le alerté de algunos peligros de comunicación. Al vicecanciller socialdemócrata y ministro de Economía le preocupaba, como a Merkel, que los sondeos castiguen a la gran coalición ante las elecciones del verano de 2017. Ellos están haciendo las cosas bien, a mi juicio, con políticas asumidas y sinceras, lo que no hace el PP en España. Es una inversión inteligente. Hoy acogen a 7.000 inmigrantes y mañana necesitarán mano de obra. En España, el PP, en lugar de 18.000 inmigrantes, acogió a 18, y ahora corre a recibir otros pocos para que no le multen”.
-¿No les tentó la Gran Coalición de socialdemócratas y democristianos?
“En España lo impide la corrupción; si no, esa posibilidad estaría sobre la mesa. A mí no me toca hablar de esto. Pero ahora es impensable. El PP ha sido corrupto y avasallador, a golpe de decretazo y mayoría absoluta”.
-¿Temen en el círculo más próximo de Sánchez el sorpasso de Unidos Podemos?
“No. Yo jugué a baloncesto, como Pedro. Salimos a ganar. Me meto en esto porque el PSOE es el único partido del cambio. Los otros nos sacan de Europa, nos convierten en Grecia. Y están dando bandazos, provocan elecciones mientras cuatro millones de personas buscan trabajo. ¿Cómo
nos va a ganar el jaujau? España no es una asociación de vecinos. ¡Es un país de la UE!”.
-¿Volverán los cayucos?
“Esta ya es otra época, otra historia. A la gente no la engañan. Hoy se conoce en África, al instante, la realidad de Canarias, España y Europa, igual que han visto la final de la Champions. Si no hay trabajo, ¿para qué vas?œ”.
-Sánchez lo presentó en su dream team en un campo de fútbol de Barcelona. ¿Cómo se fraguó su fichaje?
“En la pasada campaña electoral me recibió en Jinámar como coordinador del grupo afrosocialista y me dejó su correo electrónico. No tuve más noticias de él. Tras el 20D, le animé en un email a formar gobierno. Hace unas semanas, me llamó para hacerme este ofrecimiento y le dije: palante”.
-De activista a experto y quién sabe si ministro.
“Algunos serán ministrables. Pero yo estoy orgulloso de ser miembro de este grupo de expertos, aportar lo que sé y aprender de gente como Sami Naïr, con quien desayuné en el coloquio de Pedro en Nueva Economía Fórum, en el hotel Ritz. Está terminando un libro sobre los refugiados”.
-Usted no vino en patera, ni en cayuco.
“Al inicio de los 90 no existían las pateras. La primera llegó en el 94. Había vuelos diarios entre Canarias y Senegal. Vine a reconocer a mi hija, que nació en Canarias en el 91 y que está terminando Derecho y se dedica a la moda y al baile africano en Gran Canaria. Sacrifiqué los estudios en Senegal de Ciencias Económicas y me quedé en las Islas. La madre, también senegalesa, es una buena amiga mía. Desde 2001 tengo nacionalidad española”.
-Vivió la llegada masiva de 2006: 32.000 inmigrantes, muchos compatriotas suyos.
“Fui emigrante; estuve 18 años en CC.OO. de secretario de migraciones, y he presidido la Federación de Asociaciones Africanas en Canarias. Pero, sobre todo, viví la llegada de esas 32.000 personas en 2006. Canarias instauró la atención a pie de playa y los protocolos de actuación”.
-Los cayucos multicolores venían de Saint-Louis, la Venecia africana, y las madres lloraban a los hijos ahogados. ¿Es verdad el milagro senegalés?
“La economía en Senegal está creciendo al 4%. Es el país más estable de África Occidental y casi me atrevería a decir que de todo el continente. Pero hace falta que los jóvenes encuentren trabajo”.
-¿Qué naufragio le conmocionó en especial?
“Nunca supimos la verdad de la colisión de la patrullera de la Guardia Civil con la patera, que volcó en Lanzarote (un muerto y desaparecidos), en diciembre de 2012”.
-¿Hasta qué punto inversores canarios salen a flote en Senegal?
“En estos dos últimos años los he acompañado con ese fin. En Semana Santa fui con una empresa importante de automóviles,y se instaló con otra portuguesa del sector”.
-¿Entonces, decir que África es una oportunidad para Canarias y Canarias para África no es un tópico?
“No lo es. Pero falta mayor implicación de las cámaras de Comercio y una apuesta política franca. Hay que contar con los colectivos africanos que conocen el terreno y las dos orillas. El empresario que invierte en Senegal, en África, hace un buen negocio. África es el tercer continente más poblado, con más del 50% jóvenes. Siempre va a tener tendencia a consumir”.
-¿Qué consecuencias tiene el decretazo sanitario en los sin papeles?
“Ese decreto 16/2012 le quitaba la asistencia sanitaria a inmigrantes sin recursos económicos y sin autorización de residencia y trabajo. Sigue habiendo casos de desatención en los hospitales. El cambio traerá la sanidad universal”.
-¿En las Islas Canarias hay racismo?
“Brotes aislados viví en carne propia en el pasado. Pero es una tierra madura y solidaria, con historial de emigrante. Sinceramente, en Canarias no, no hay racismo”.
-¿Obama qué significa para África?
“Algo trascendental. ¿Quién podía imaginarse que un negro llegaría a la Casa Blanca? Ha sido un aldabonazo mundial contra el racismo. Y si llega a presidente ese loco de Donald Trump, el mundo sería un cacao”.
-Es crítico con Rajoy por inhibirse con los refugiados. ¿España no es un buen ejemplo?
“Desde España tendríamos que abanderar las políticas migratorias a nivel europeo, por tradición y solidaridad moral. Al igual que salimos de África por los ajustes del FMI y el Banco Mundial, España tiene a millones de jóvenes buscando trabajo fuera. Hay que crear un Alto Comisionado de Emigrantes en el Exterior y acabar con leyes de extranjería distintas con cada gobierno. No somos animales, somos personas. Canarias pidió recibir refugiados. La UE fijó la cuota de España y al PP toca mover ficha”.
-Usted también nació en una isla.
“Soy isleño. De la Isla de las Conchas (Fadiouth), 10 hectáreas que para mí son la octava maravilla del mundo, donde se refleja la convivencia entre cristianos y musulmanes. Tenemos un cementerio compartido. En Senegal, el 95% son musulmanes y el 5% cristianos y animistas; en mi pueblo, el 98% somos católicos”.
-La ultraderecha crece en Europa, como en Austria, al abrigo del no a los refugiados.
“Preocupa. Lo comprobé en Alemania. No somos ajenos a la realidad de Siria. Los intereses han desestabilizado ese país. Se puede cerrar los ojos, pero no prohibir que quienes huyen del hambre y la guerra vengan”.
-París, Bélgica… ¿Qué piensa del terrorismo yihadista?
“Pienso que difícilmente pueden considerarse musulmanes los terroristas, cuando lo que profesa su religión es ayudar al prójimo y la paz. Tampoco es de recibo que en algunos países europeos pretendan ligar los atentados yihadistas con la religión musulmana y la inmigración”.
-¿Comparte o cuestiona la primavera árabe?
“Donde ha sido positiva, sí, pero en sitios como Libia soy crítico. Ciertas multinacionales y potencias convirtieron el país en un Estado fallido. La intervención suele disfrazarse de cooperación, para explotar los recursos. Lo vimos en Congo, Costa de Marfil, Angola… Ha sido una vergüenza que en Mali haya tenido que hacerlo Francia. La Unión Africana (UA) necesita un ejército propio, como la OTAN. La falta de unión, ese es el déficit de África, y Senegal es un buen referente favorable”.
-Tal vez, Dakar, como diría Pablo Martín Carbajal.
“El otro día me mandó por wasap un enlace con un vídeo sobre su última novela, con ese título, y lo felicité. A personas como Pablo, director general para asuntos económicos con África, hay que animarles en esa labor”.
-¿Tiene usted inclinaciones literarias, por casualidad?
“Tengo a medio escribir mi historia en la playa. Y publiqué con Ana Carolina dos guías sobre inmigración”.
-¿Cómo lo está haciendo el presidente de Senegal?
“Pongo un siete al presidente Macky Sall por perseguir la corrupción. Quienes robaron fondos del Estado están en la cárcel, ente ellos el hijo del expresidente Wade”.
-¿Qué ha sido del músico y exministro Youssou N’Dour?
“Es ministro consejero. Ahora sacó un nuevo disco. Gran músico, icono de la cultura africana, siempre dispuesto a hacer proyectos para jóvenes y construir escuelas”.
-Citó que jugó al baloncesto. ¿Por qué no en Canarias?
“Son buenos recuerdos, como los de monaguillo o miembro del coro del barrio. En la Universidad en Senegal jugaba a baloncesto y, cuando llegué a Canarias, lo intenté. Estando en Las Canteras tenía uno que buscarse la vida. Me fui a ver al Granca, que entrenaba Manolo Hussein, pero, como no tenía papeles, me dijeron que no era posible”.
-Después de 25 años aquí, ¿cómo somos?
“Cercanos, alegres y amigos de sus amigos. La solidaridad canaria es como la africana: los abuelos acogen a hijos y nietos en la crisis”
-Conserve ese acento.
“Encantado y orgulloso de tener este acento canario”.
La Isla de las Conchas
“Que de este mundo nadie se lleva nada, está fuera de toda duda”, descorcha para empezar. “Pórtate bien”, le decían en casa. Madres de Senegal, en eso tan parecidas a las de Canarias. Algo lo explica. La suya era isleña y católica. En la Isla de las Conchas (literalmente ganada al mar con las conchas que se comen y se tiran al suelo), dentro de la comarca Joal Fadiouth, donde nació en 1965, cinco años después de la independencia, el 98% son cristianos. “Ella leía la Biblia en la lengua de nuestra etnia, serer, y nos inculcaba esa filosofía”. Eran ocho hermanos -ahora siete- en una familia humilde y longeva. “Tía Virginia vivió 100 años”. El padre murió a los 87 y la madre a los 86 donde la esperanza de vida ronda los 50. Ahora entierran también a los jóvenes (con cruces blancas y tumbas de conchas). “Yo le preguntaba, ¿tía Virginia, dígame el secreto?, y ella me contaba que pescaban carpas en piraguas y las hervían: agua y sal, cebollas y nada de aceite, y después cuscús del mijo”. Con sus hermanos -repartidos entre Senegal, Canarias y América-, Luc se levantaba a las cinco de la mañana. Portando garrafas de agua, recorrían kilómetros a pie -otros iban en carros de burros- para cultivar la tierra; se protegían del sol bajo los baobabs. “Esa infancia nos dotó de un espíritu duro”. Cuando retorne hará política, probablemente. “La gente no se cree que vuelva. Pero, ¿dónde está uno mejor sino en casa?”.