Hotel de Añaza: 40 años esperando a que alguien tome una decisión

El Ayuntamiento anuncia que la próxima semana se encargará el aseguramiento a una empresa para que tapie los primeros pisos del edificio abandonado, tras la denuncia de DIARIO DE AVISOS
Se puede llegar al edificio desde la carretera sin ningún problema. F. P.

Un edificio en obras es un imán para las travesuras de los más pequeños y un reto para los más inconscientes, que ven en sus formas inacabadas un desafío para ponerse a prueba. Un edificio a medio hacer es también un lugar ideal para las parejas jóvenes que buscan intimidad y ven en sus sombras una oportunidad. Un armazón de cemento es el oscuro hueco en el que quienes desean consumir sin miradas acusadoras pueden hacerlo sin más. Pero también es el peligro en estado puro, porque es muy probable que algo suceda entre sus muros desvencijados: caerse en un agujero, clavarse un hierro, tropezar con los escombros o ser golpeado por las losas que se desprenden del techo. Esta semana DIARIO DE A VISOS se hizo eco de la enésima denuncia vecinal sobre un edificio en obras, uno que lleva en ese estado nada más y nada menos que 40 años: el hotel abandonado de Añaza. Una estructura de hormigón armado, de acceso libre y en el que los vecinos han comprobado, con estupor, cómo los más jóvenes han decidido “jugar” a saltar entre proyectos de balcones, a subir a la azotea y, además, retransmitirlo como si de una competición se tratara. No son los únicos. Un rápido vistazo por Internet permite encontrar distintos vídeos que muestran el interior del edificio sin ningún tipo de pudor. Canales de YouTube que ofrecen visitas a edificios abandonados o en ruina, como el hotel de Añaza. Incluso cantantes que graban sus vídeos musicales en los restos de ese hotel o los jóvenes grafiteros que han encontrado en sus muros lienzos impolutos.

Todo eso y más es el hotel abandonado de Añaza que, según confirman desde la Gerencia de Urbanismo, será asegurado en sus primeras plantas con bloques “a la mayor brevedad posible”. El concejal de Urbanismo, Carlos Garcinuño, afinó aún más la fecha. “La próxima semana estaremos en disposición de contratar a una empresa para que ejecute el cerramiento, en el que nos vamos a gastar 140.000 euros”. Según detalló el edil, se ha vuelto a dictar una orden de ejecución subsidiaria, ya que el expediente que se había abierto por este mismo motivo llevaba más de un año incoado.

El aseguramiento se realizará con materiales más duraderos que los que se colocaron en 2005, que finalmente fueron arrancados, dejando desprotegido el acceso al edificio. La otra opción que se barajó desde Urbanismo, el vallado metálico, que es más barata, resulta menos segura y ha quedado descartada. “Vamos a optar por un cerramiento con bloques, al menos en las primeras plantas”, añade. Pero, como el propio concejal reconoce, colocar este cerramiento, no es la solución. “No podemos estar gastándonos 140.000 euros todos los años”.

Derribo

La solución no es otra que el derribo, algo que, sin embargo, no es tan fácil. “Nuestra intención es la de localizar a los dueños para comunicarles la orden de derribo y que procedan a ello. El proceso es, si no lo hacen, asumirlo el Ayuntamiento y pasarles la factura”. El problema es que “no aparecen”. De esta forma, se tendrá que iniciar el proceso de comunicación, publicando la orden de ejecución subsidiaria en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP), a continuación respetar los plazos de alegaciones, para, finalmente, proceder a ejecutar el derribo, agotado el proceso administrativo. “Tenemos que calcular el coste de la demolición. Un millón, que es lo que dicen, me parece poco”, admite Garcinuño.

El edil de Urbanismo asevera que el derribo del hotel de Añaza es algo en lo que se viene trabajando desde hace tiempo. En este caso concreto, se está procediendo a revisar el expediente. Según explica, un edificio que no se termina de construir se convierte en ilegal. “Solo hay dos opciones, o legalizarlo, o el restablecimiento de la realidad física”. En este caso, “es evidente que el edificio es imposible de legalizar, porque esta metido en la servidumbre de protección, donde están prohibidos los usos residenciales”. Entonces, a través de un procedimiento de ejecución subsidiaria, “vamos a poder tener la potestad de demoler, porque parece obvio que no lo van a hacer los propietarios, ya que no aparecen. Lo asumiremos nosotros y meteremos la carga registral en el Catastro por si en algún momento aparecen los propietarios”.

Mientras tanto, lo único que los vecinos pueden esperar es que ese expediente de ejecución subsidiaria se ejecute cuanto antes y que no ocurra ninguna desgracia, como las cuatro que, aseguran, ya se han producido en su interior. La Asociación de Vecinos 8 de Marzo lamenta que tengan que producirse denuncias como la recogida por DIARIO DE AVISOS para que se tomen un serio que llevan años criticando y no solo eso, “sino que ni siquiera nos responden”. El penúltimo escrito se presentó hace un año, “y nadie se ha dignado a contestarnos”. El último, la semana pasada. Y es que, basta con consultar la hemeroteca para comprobar que la respuesta del Ayuntamiento siempre ha sido la misma: “estamos buscando a los propietarios, derribarlo es muy caro y lo aseguraremos”.

Colaboración entre las administraciones para proceder al derribo

El edil de Urbanismo, ante la más que probable imposibilidad de recuperar el dinero de la demolición, explica que se les “plantea una cuestión, y es que, estando en servidumbre, el competente es el Gobierno de Canarias, después el Ayuntamiento, que ejerce el control de legalidad, y además también está Costas. Creo que, llegado el momento, lo ideal sería que hubiera una colaboración interadministrativa para intentar demoler el edificio”. Reconoce el edil que aún no sabe cuánto es el coste del derribo, aunque un millón le parece poco. “Lo que no puede ser es que nos gastemos 140.000 cada dos años”.

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