el rosario

Miles de magos confirman la buena salud de la romería de La Esperanza

La celebración de la Villa, que ayer alcanzó su 43ª edición, sigue siendo una cita obligada para el amante de las tradiciones canarias
Las tradiciones canarias se mantienen con romerías como las de La Esperanza, donde los niños se miran en el espejo de los mayores. FRAN PALLERO

El sol y el fuerte calor no impidieron la presencia desde el mediodía de miles de romeros en La Esperanza, porque bien calado el sombrero, ya solo quedaba disfrutar de la fiesta.

La XLIII Romería de La Esperanza se ha convertido ya en una cita obligada para los amantes de las tradiciones y, en particular, de este tipo de paseos romeros. Un ambiente tranquilo y familiar, un recorrido no demasiado largo y desde el que cualquier punto es perfecto para contemplar las carretas o los rebaños de animales, la ausencia de la masificación de otras romerías similares en otros puntos de la Isla o la gran cantidad de ventorrillos dispuestos alrededor de la plaza, son argumentos más que suficientes para que la romería de La Esperanza esté cogiendo gran fama entre los noveleros del área metropolitana. La cita dio comienzo al mediodía, con la celebración de la solemne eucaristía en la parroquia de Nuestra Señora de La Esperanza, que estuvo oficiada por el párroco José Domingo Morales. A continuación comenzó la procesión hasta la plaza del Ayuntamiento, acompañada por las autoridades locales e insulares, donde la Alcaldesa Honorífica de la Villa presidió, en un lugar destacado, el desarrollo de la romería y donde recibió las ofrendas de las diferentes agrupaciones folclóricas, así como de todos los fieles que quisieron honrar a la Virgen.

La XLIII Romería en honor a Nuestra Señora de La Esperanza se convirtió en un maremágnum de miles de romeros que disfrutaron del tradicional recorrido por la calle de El Calvario. Las reinas del trayecto, como siempre, fueron las carretas, que arremolinaban a su alrededor a decenas de romeros en busca de un vaso de vino, un trozo de sandía o un pincho moruno.

Para los que se quedaron con ganas de más, desde las cuatro de la tarde dio comienzo la verbena, amenizada por las orquestas Revelación de Barranco Hondo y Tropin.

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