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Justo Cerpa, 77 años y subcampeón de Europa a base de potaje y gofio

Justo Cerpa Baute (San Cristóbal de La Laguna, 1940). Escuchar su nombre en la salida o llegada de una carrera supone que, inmediatamente después, el público va a romper a aplaudir
Justo Cerpa Baute, corredor de trail y asfalto de 77 años. Andrés Gutiérrez
Justo Cerpa Baute, corredor de trail y asfalto de 77 años. Andrés Gutiérrez
Justo Cerpa Baute, corredor de trail y asfalto de 77 años. Andrés Gutiérrez

Justo Cerpa Baute (San Cristóbal de La Laguna, 1940). Escuchar su nombre en la salida o llegada de una carrera supone que, inmediatamente después, el público va a romper a aplaudir. Este veterano atleta, de 77 años, presidente de honor de su club, el Club Deportivo Vallivana de Candelaria, llegó tarde a esta disciplina, pero eso no le ha impedido que pueda presumir de haber disputado dos campeonatos de Europa, quedando en uno segundo y en otro tercero. En Canarias ha logrado tres campeonatos de España y otro más lo obtuvo en Málaga. Además, ha sido dos veces subcampeón nacional. Es campeón de Canarias de cross largo de su categoría; campeón regional de cinco kilómetros en ruta y también campeón de Canarias de carreras de montaña, entre otras hazañas. En las paredes de su casa cuelgan un sinfín de medallas y trofeos que reconocen la trayectoria de un corredor por el que la edad no pasa.

-¿Cuándo empezó a correr?

“Comencé hace bastantes años, después de una operación de oído. A raíz de esa operación cogí una depresión enorme, ya que yo pensé que tenía una enfermedad peor. El médico que me operó me aconsejó que hiciera algo de deporte. Yo creo que no llegaba a los 60 años. Antes de eso no había hecho nada de deporte. Si hubiese sabido la capacidad que tenía para correr, hubiese empezado mucho antes”.

-¿Por qué eligió el atletismo para empezar a practicar deporte?

“Porque era lo más sencillo. Yo me iba a Las Teresitas a correr, subía corriendo hasta el mirador de La Machacadora, volvía a bajar y estaba un rato. Un día me vio corriendo el presidente del Club de Veteranos de La Laguna y me preguntó si yo pertenecía a algún equipo. Así fue cómo me federé. Yo solo he estado en dos clubes, en el veteranos de La Laguna y en el CD Vallivana, en el que sigo hoy en día”.

-Y ahora compite cada fin de semana.

“Sí, es raro el domingo que no vaya a correr, incluso hay fines de semana en los que compito dos veces, sábado y domingo”.

-¿Cómo se prepara físicamente para aguantar ese ritmo?

“Yo me levanto cada día a las cinco de la mañana. Me preparo y antes de las seis ya estoy corriendo. Entreno un día sí y uno no. Además, todos los días camino dos horas con mi mujer. Otras veces me voy hasta Candelaria por la carretera vieja y al regreso me voy en guagua hasta Añaza, donde me bajo para regresar corriendo hasta La Laguna, que es donde vivo. Eso lo hago cuando tengo alguna competición importante, o hago montaña y subo hasta Las Carboneras y vengo”.

-¿Acude al gimnasio?

“Qué va. Lo único que hago es darme un masaje de descarga una vez al mes. Mis entrenamientos son la base, son como la comida”.

-¿Cuáles son sus mayores méritos deportivos hasta la fecha?

“Los dos campeonatos de Europa que corrí. En uno quedé subcampeón y en el otro tercero. Uno fue en Portugal, corrí los 10 kilómetros en ruta, donde quedé segundo. A la semana siguiente fui a Barcelona a hacer 17 kilómetros de montaña y quedé tercero de la categoría, que en ese caso participé con los corredores de 75 años. Ahora mismo tengo que correr con los atletas de esa edad, a pesar de que tengo 77”.

-El próximo año hay campeonato de Europa y Mundiales. ¿Tiene como objetivo competir en ellos?

“Claro. Primero es la cita de Valencia, los 10 kilómetros en ruta del campeonato de Europa. Luego son los campeonatos del Mundo, que se celebran en Málaga. Dentro de un mes empezaré a hacer entrenamientos más largos y más exigentes. Para preparar pruebas así, hay veces que me voy hasta El Sauzal y vuelvo. O me meto en Anaga, que es un lugar maravilloso para entrenar”.

-¿Entrena solo?

“Solo. Siempre solo. Antes salía con un compañero, pero no valía la pena, porque tenía que estar esperándolo y perdía mucho tiempo. Tenía que pararme, dar la vuelta e ir a buscarlo, y eso no me interesa. Yo prefiero salir solo, ir a mi ritmo y así nadie tiene que esperar por mí y yo no tengo que esperar por nadie”.

-¿Cuál es la carrera más larga que ha completado?

“La Faro a Faro, pero ya no voy a hacer más ultras. Me centraré en medias maratones. Ciento y pico kilómetros son muchos y el cuerpo sufre mucho a mi edad con esas distancias, aunque es verdad que me recupero rápido y a los dos días estoy entrenando de nuevo”.

-Cuando va a hacerse un chequeo, ¿qué le dicen los médicos?

“La doctora me ha dicho que si sigo así, duraré por lo menos hasta los 100 años. Mientras me pueda mover, el atletismo no pienso dejarlo. Lo llevo en la sangre. Hay una carrera y yo no puedo ir, y ya todo el día estoy de mala leche. No me encuentro en absoluto viejo para esta disciplina, para mí correr es una necesidad vital. No sé lo que haré el día que no pueda, espero que la salud me respete y pueda acabar mis días corriendo”.

-¿Y su mujer qué le dice?

“A mi mujer también le gusta toda esta historia. Gracias a eso, porque, en caso contrario, sería complicado que ella fuera todos los fines de semana a las carreras. Ella me acompaña siempre y me espera. Se desespera cuando ve que no aparezco, porque tiene el tiempo calculado de lo que puedo tardar. Yo le digo que todas las carreras no son iguales y el cuerpo no está igual. Un día puedo estar más flojo y tardar más. Hay días en que puedes correr a cinco minutos el kilómetro, y otros a seis o incluso a siete. Lo importante es llegar a la meta”.

-¿Le gusta más la montaña o el asfalto?

“Le doy a todo. Ahora bien, me siento más cómodo en la montaña. Se viven de manera más intensa las carreras. Son más duras y exigentes, pero disfruto mucho más, unido al paisaje y ambiente que se respira. Pero lo que pasa es que el que hace montaña, mucha montaña, pierde velocidad en el asfalto. Los ritmos son más bajos. Los que hacen solo asfalto, son más veloces. Yo le pego a todo”.

-¿Qué siente cuando en las pruebas le brindan tantas muestras de afecto y cariño? Como decía el anuncio, donde va, triunfa.

“Es una alegría y le tengo mucho afecto a todos, ya que esos aplausos reconocen el esfuerzo que hago con la edad que tengo. La gente me pide que me saque fotos con ellos para tener un recuerdo. La juventud también, y a nadie le niego el saludo o una foto”.

-¿Y le piden consejo?

“Sí, y les digo que la carrera no se termina cuando se sale de la meta. No hay que salir tan rápido, porque cuando se va por la mitad, ya estás reventado. Hay que salir con un paso normal y a medida que se vayan superando los kilómetros ya se va apretando más. Hay chicos que me hacen caso, otros no. Otro consejo que le doy a la gente es que se coma uno o dos plátanos antes de salir a correr. Yo me puedo comer tres o cuatro antes de salir. Mi única desgracia es que no bebo agua nunca, y eso es un gran error. Cuando bebo agua me produce una especie de pájara. En ninguna carrera he bebido agua, aunque voy con el bidón lleno. Pero no le aconsejo a nadie que haga esto, porque el agua hace falta para que trabaje el riñón. Lo he consultado al médico y me dice que mi cuerpo ya está habituado y por eso no me hace falta”.

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