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Las borrascas empapan el Sur, que despide una de las sequías más graves de los últimos años

Las últimas lluvias suponen ampliar el ‘fondo de armario’ de las reservas hídricas y ahorrar tres semanas de riego en el campo
Barranco de Troya, en Playa de Las Américas, tras el paso de la última de las tres borrascas. DA
Barranco de Troya, en Playa de Las Américas, tras el paso de la última de las tres borrascas. DA
Barranco de Troya, en Playa de Las Américas, tras el paso de la última de las tres borrascas. DA

El paso de las últimas borrascas ha cambiado el color del Sur. La aridez habitual de la comarca es hoy un paisaje en el que prima, excepcionalmente, el tono verde. Y es que, después de una prolongada sequía, las precipitaciones han sido, por fin, generosas, especialmente en la zona más castigada por la falta de lluvias, Vilaflor, cuya población sufrió durante casi seis meses restricciones nocturnas en el suministro de agua, y donde han caído más de 300 litros por metro cuadrado en las últimas fechas, una bendición para el campo chasnero.

La presidenta de la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), Ángela Delgado, manifestó ayer a este periódico que ha llovido “por lo menos para 20 días, lo que significa que nos ahorramos como mínimo un par de riegos; de esa manera se consigue almacenar más agua y vamos ampliando el fondo de armario de las reservas”. El campo, que esperaba estas precipitaciones entre los meses de noviembre y diciembre, ha tenido que esperar casi una estación completa. Delgado recordó que el invierno pasado no fue nada bueno para los cultivos y que hay que remontarse varios años atrás para ver correr a los barrancos como lo han hecho ahora. El agua ha beneficiado a todas las cosechas y especialmente a las viñas de secano recién podadas en las zonas altas de la comarca chasnera.

“Que llueva siempre es beneficioso. El balance de las precipitaciones no puede ser más positivo, porque, además, ha sido una lluvia homogénea; ahora hay agua por toda la Isla”, destacó la presidenta de Asaga, que subrayó el bajo PH del agua de lluvia, “que ayuda a desbloquear nuestros suelos, que tienden a ser alcalinos”. El paso de las últimas borrascas supone un cierto alivio pensando en el verano, aunque Delgado recordó que se siguen haciendo gestiones para “cambiar las aguas de zonas”. Si la noticia positiva ha sido la lluvia, la negativa ha sido el viento, que ha causado destrozos en la zona oeste de Tenerife y en la Isla Baja, afectando a plataneras, papas, hortalizas (lechugas, sobre todo) y produciendo desperfectos en invernaderos.

La alcaldesa de Vilaflor, Agustina Beltrán, fue contundente ayer al asegurar a DIARIO DE AVISOS que “las lluvias nos han salvado de una catástrofe”. A pesar de los avances realizados por el Ayuntamiento, que permitieron poner fin a las restricciones a la población, sería, en su opinión, crítico llegar al verano después de un otoño e invierno sin lluvias y tras un año “extremadamente seco”.

“Han caído más de 370 litros por metro cuadrado y esta cantidad de agua nos da un respiro muy importante, es un alivio en toda regla”, indicó, lo que se traduce en un mayor caudal de las galerías (a Vilaflor, por su altura, no llega el agua desalada), la entrada de hasta 2.000 pipas de agua por hora en la charca de Trevejos y la reposición de los tanques privados de regadío de los agricultores.

La regidora chasnera, que recordó que hacía cinco años que no llovía en su municipio con la intensidad que lo ha hecho estos días, relató que la cosecha de viñas de secano, que estaba a punto de perderse, se ha salvado in extremis y que muchos agricultores que dependían del agua para plantar semillas y sembrar pueden respirar tranquilos. Agustina Beltrán confía ahora en una primavera espléndida.

Como anticipo, aunque con más de un mes de retraso, los almendros en flor ya lucen estos días toda su belleza en Vilaflor.

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