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“El acoso escolar se supera, pero hay que pedir ayuda”

Sus propias vivencias motivaron que Lorena Martín impulsara hace cuatro años la creación de la Asociación Canaria No al Acoso Escolar (Acanae) con el fin de poder ayudar a otras personas que sufran bullying.

Sus propias vivencias motivaron que Lorena Martín impulsara hace cuatro años la creación de la Asociación Canaria No al Acoso Escolar (Acanae) con el fin de poder ayudar a otras personas que sufran bullying.

-¿Cuándo comenzó su andadura en Acanae? ¿Cuál fue el motivo ?
“Acanae nació en 2014 y fue fundada por dos motivos principales: el primero fue mi experiencia personal con el acoso escolar, y el segundo la falta de información que había entonces, con la idea de pretender evitar así que más niños, adolescentes y sus familias tengan que pasar por esto de la misma manera que lo hice yo”.

-En este tiempo ¿considera que la asociación ha servido para visibilizar el acoso?
“Creo que esto es trabajo de todos y que nuestra asociación ha sido un rayo de luz para muchas personas. Es gratificante ver cómo los niños participan en las charlas, sacrifican su recreo para quedarse hablando contigo y contarte qué les está ocurriendo. Que los padres acudan a nosotros cuando se sienten perdidos y que otros profesionales se interesen por nuestra labor y quieran colaborar”.

-Usted considera que el acoso no ha aumentado. Entonces, ¿por qué se oyen más casos?
“Porque se le ha dado más visibilidad. Antes estos casos pasaban desapercibidos porque nadie sabía que eso no era normal. Nosotros siempre lo comparamos (salvando las distancias) con lo que ha ocurrido con la violencia de género. Antes estaba normalizada, pero también ocurría. No puedo asegurar cien por cien que el acoso no haya aumentado porque para ello tendríamos que hacer un estudio a conciencia, pero estoy convencida de que la diferencia se encuentra en que ahora hay muchas más denuncias de las que había antes y eso hace que se disparen las alarmas. Pero eso ocurre por lo que mencionaba al principio. Hay mayor visibilidad del problema y más información al respecto, por lo tanto la gente reacciona antes y denuncia. Aún así, también estamos convencidos de que los casos que se denuncian no son ni la cuarta parte de los que hay en realidad”.

-¿Qué recomienda a los niños que se sientan acosados? ¿Y a los padres?
“Sobre todo eliminar el sentimiento de culpa. Para los niños, el sentimiento de culpa y de vergüenza hace que crean que no merecen pedir ayuda, que la situación no tiene remedio y que tienen que vivir con ello, y no es cierto. Y para los padres, cuando se enteran, el sentimiento de culpa muchas veces no les permite ayudar todo lo que pueden porque están ahí esos pensamientos de “tenía que haberme dado cuenta antes. Tenemos que desprendernos de esos pensamientos negativos lo antes posible y la
culpa es el peor. Una vez nos quitemos eso, será más fácil actuar y seguir los pasos para poner fin a la situación”.

– ¿Falta aún más conciencación de la Administración y los colegios?
“Hemos dado pasos en la buena dirección, pero creo que cuánta más información tengamos, mejor. En Acanae también estamos constantemente aprendiendo cosas nuevas sobre el bullying porque el conocimiento es la base de todo. El personal de los centros educativos tiene que tener una formación para saber actuar en estos casos, al igual que las familias y los propios alumnos. Además, debemos involucrar a otros profesionales, como psicólogos, médicos, policías, etc… El acoso escolar no es solo un problema educativo.

– ¿Cuál ha sido la historia que más le ha marcado?
“Cada caso que llega me toca de una manera especial, quizás porque yo he estado en esa situación y me remueve muchos recuerdos, pero hubo en concreto una chica que me recordó mucho a mi yo adolescente. La forma de ser, de vestir, sus gustos y aficiones y, lamentablemente, también la forma en la que se metían con ella”.

– Usted confesaba que había sufrido acoso. ¿Se supera?
“Sí se supera. Cada uno a su manera y a su ritmo, pero hay que pedir ayuda si no podemos solos. Da igual si es a los diez años, a los 15, a los 20 o a los 50. En mi caso, esta asociación ha sido una parte esencial para poder superarlo. Saber que mi experiencia, por muy mala que fuera, ahora está ayudando a otros. Es un capítulo más en mi vida pero no es el final de mi historia. Ha sido el principio de muchas cosas”.

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