El sonido de un doloroso grito irrumpía la pausada hora del mediodía en el Valle de Santa Inés de Betancuria (Fuerteventura) el pasado 4 de junio. Sonia acababa de encontrar a su hija,Vanesa Santana Padilla -o Vane, como la llamaban en el pueblo con cariño-, rodeada por un gran charco de sangre, semidesnuda y cubierta por una manta.
Pese a que contactó con los servicios de emergencia de forma apresurada y aturdida ante el trágico hallazgo, ya era demasiado tarde: Vane había fallecido a manos, presuntamente, de su primo Jonathan.
Según ha declarado Marcelino Cerdeña, alcalde de la localidad majorera, al diario EL ESPAÑOL, la joven era “alegre, como era lo normal en su familia”, y trabajaba como dependienta.
Además, explica que “aquí [en Betancuria] todos somos familia de todos, el que no lo es por parte de madre, lo es por parte de padre”, en alusión a la situación familiar de la chica asesinada, cuyos ascendientes maternos son originarios de Betancuria.
Obsesionado con las mujeres
Jonathan R.S. -o Jony-, también de 21 años, sufre un 75 por ciento de discapacidad intelectual y tiene antecedentes de acoso a varias mujeres, ya que estaba obsesionado con estas y con los viodejuegos.
Su prima Vane había vivido anteriormente un episodio de atosigamiento por parte de Jonathan, pero “como eran familia no le dieron mayor importancia y fíjate ahora lo que ha pasado”, según declaraciones que recoge el mencionado periódico.
Ahora, en prisión provisional, está acusado de los cargos de homicidio y agresión sexual.