Lidl, una apuesta por la alimentación saludable y sostenible desde la infancia

9 en punto de la mañana. Se abren las puertas de la guagua y uno a uno comienzan a bajar los 47 niños y niñas de 3º de primaria. Sus caras reflejan la emoción de la primera excursión del nuevo curso escolar.

En la puerta los reciben Laura, Técnico de Prevención de Riesgos Laborales, Raquel, nutricionista y Esther, responsable de la visita: – “Buenos días, y bienvenidos a Lidl Canarias”. Así comienzan tres horas de juegos, diversión y aprendizaje en la Delegación canaria de la cadena de supermercados.

La “gran sala de las reuniones” recibe a sus nuevos inquilinos ansiosos por conocer los detalles de lo que harán durante la mañana. Saber que participarán en un taller de pan levanta aplausos, pero antes de meter las manos en la masa hay que aprender algunos conceptos básicos sobre nutrición. De eso se encarga Raquel Guanche, técnico en nutrición y dietética que rápidamente capta la atención de su exigente público proponiéndole el reto de elaborar el desayuno perfecto o de encontrar las diferencias en las compras semanales de familias de distintos países “porque el clima, las tradiciones e incluso el estilo de vida –les explica- influyen enormemente en la manera de alimentarnos”.

Con 7 y 8 años, los escolares tienen ya muy claros conceptos como la dieta equilibrada, la alimentación saludable o la importancia del ejercicio físico en su crecimiento, pero
aun así se sorprenden al ver las infinitas posibilidades que hay de elaborar un buen desayuno.

Ataviado con delantales de panadería el grupo está impaciente por participar en el taller de pan. Bajo las explicaciones de Raquel, comienzan a trabajar la masa y cada uno tiene la posibilidad de elaborar su propio panecillo casero que en un rato estará horneado y podrán degustar al finalizar la mañana.

Pero todavía quedan más sorpresas: no todos los días se tiene la posibilidad de visitar un almacén que ocupa lo mismo que tres campos de fútbol. Mirada al techo, boca abierta y ojos de asombro.

Allí, responsables de la cadena les explican la importancia de las labores de logística y les hablan de una de las joyas de la corona de Lidl: la sección de frutas y verduras. Silvia,
gerente de la empresa, abre un gran maletín y comienza a sacar distintas herramientas con las que cada día, la cadena realiza el control de calidad. Tamaño, calibre, forma, peso, color. Todo está medido y todo tiene que cumplir con unos rigurosos estándares de calidad para poder ser enviado a las tiendas. “Es increíble cómo muchos niños que nos dicen que no les gusta la fruta o que no la consumen de manera habitual, al final nos piden repetir –nos cuenta Silvia- La prueban en un entorno divertido y se van a casa deseando contar a sus padres que ahora les gustan las naranjas”.

Son las 11 y media, así que regresamos a la Monstruoteca, la sala que Lidl tiene reservada para sus pequeños visitantes y allí les espera un divertido picnic saludable al que no le falta detalle: zumo, fruta, cereales, queso y sus propios panecillos ya horneados.

Esther reparte los últimos picnics “se llevan también la receta del pan, unos pasatiempos, stikeez… pero lo mejor es cuando te dejan la promesa de que a partir de ahora desayunarán cada día y tomarán fruta más a menudo. Ahí es cuando sabes que la visita ha merecido la pena”.