Inglaterra nunca ha tenido un papel significativo dentro del baloncesto continental. Pero eso puede cambiar en un futuro a medio plazo. Inspirándose en el modelo estadounidense, han aflorado en los últimos tiempos centros de alto rendimiento que reclutan a jóvenes jugadores europeos. Ofrecen entrenamientos profesionales y la posibilidad de compaginar los mismos con los estudios con gran facilidad. Fue eso lo que sedujo a la tinerfeña Gabriela Sánchez-Parodi, que un buen día no dudó en hacer las maletas para marcharse a vivir a la ciudad de Reading persiguiendo su sueño.
Surgida de la cantera del Tenerife Central, Gabriela jugó la pasada temporada en el equipo júnior del Adareva, recibiendo, un buen día, una llamada: “Hacen mucho scouting (seguimiento de jugadores) y me contactaron por Facebook. Uno de los entrenadores, rastreó convocatorias de selecciones canarias inferiores y, al necesitar jugadoras, se dirigió a mí. Me ofrecieron la posibilidad de probar, de quedarme dos años en la John Madejski Academy jugar en Reading Rockets y acepté”.
A sus 17 años, Sánchez-Parodi estudia Primero de Bachillerato y lleva una vida que se asemeja mucho a la de un deportista profesional en nuestro país, ya que juega tanto en el equipo júnior como en el sénior, participa hasta en cinco ligas y, pese a todo, le da tiempo para mantener sus estudios al día: “La clave está en las facilidades que te ofrecen, que allí no existen. Ellos adaptan el colegio a tus necesidades como deportista y así es todo mucho más sencillo. En España eso no ocurre tanto”.
Un día de Gabriela arranca a las 7.30 horas y es desde ese momento cuando la vida académica y la deportiva se integran: “Muchas veces tenemos entrenamiento antes de clase o, simplemente, combinan las horas de estudio con las que tenemos que dedicar al baloncesto. En el colegio, normalmente, te dan pocas asignaturas y mucho tiempo para hacer la tarea para que dediques tiempo al equipo o a descansar físicamente”.
El modelo parece funcionar. Las Reading Rockets de Gabriela conquistaron recientemente la Copa en categoría júnior y fueron subcampeonas en sénior, disputando la tinerfeña dos finales en 24 horas: “Estas experiencias me están ayudando a crecer mucho. En la parte deportiva, porque el baloncesto inglés es diferente, dando mucha importancia al físico y siempre corriendo mucho, con mucho ritmo. En España tiene mayor calidad técnica. Personalmente, por supuesto, me está ayudando a madurar: estás sola, así que maduras sí o sí”.
Entre estudios, entrenamientos, sesiones de gimnasio y partidos, Gabriela tiene poco tiempo libre, pero también en esos momentos disfruta de su experiencia inglesa con otras chicas llegadas desde diferentes puntos de Europa y que están en su misma situación: “Somos seis jugadoras extranjeras y el resto inglesas, de diferentes lugares del país. Lo cierto es que nos han acogido de maravilla, integrándonos desde el primer día y haciéndonos todo más fácil”.
Por ello, la tinerfeña no tiene “ninguna duda” de que concluirá los dos años de su beca, tras los que “quizás” se marcha a Estados Unidos para continuar con sus estudios superiores en “algo que tenga que ver con los idiomas”. Está “encantada”, pese a que, por supuesto, hay algún inconvenciente: “¿Lo peor? Echo mucho de menos a mis padres. Tenemos fechas en las que podemos ir a casa, así se lleva mejor”.
Por lo pronto, ya referente en el equipo júnior, todo apunta a que también apostarán por ella en el sénior, dando un paso más en su joven, aunque ascendente, carrera deportiva.