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“No me marcharé de aquí mientras no tenga a donde irme con mi hija”

La madre enferma a la que tapiaron el acceso a su hogar en Los Campitos denuncia los hechos en comisaría; Bermúdez: “Intentaremos ayudarla en cuanto se empadrone”
Amigos de Pilar (en el recuadro) ayudan a retirar la plancha de hierro que colocaron sobre la puerta de la vivienda de Los Campitos. Sergio Méndez
Amigos de Pilar (en el recuadro) ayudan a retirar la plancha de hierro que colocaron sobre la puerta de la vivienda de Los Campitos. Sergio Méndez
Amigos de Pilar (en el recuadro) ayudan a retirar la plancha de hierro que colocaron sobre la puerta de la vivienda de Los Campitos. / Sergio Méndez

“No pienso marcharme de aquí mientras no me den una alternativa y tenga una vivienda digna donde irme con mi hija”. Con expresión serena, intentando no dejarse llevar por los nervios. Así se expresaba ayer ante DIARIO DE AVISOS Pilar, la madre enferma a la que en la tarde del pasado miércoles le tapiaron, sin previo aviso, el hogar que comparte con su hija, de 11 años, en Los Campitos (Santa Cruz de Tenerife).

Al conocer el caso por este periódico, el alcalde capitalino, José Manuel Bermúdez, manifestó que “si se empadrona, intentaremos ayudarla en lo que nos sea posible”, en referencia a que Pilar sigue siendo vecina, a efectos oficiales, del municipio de La Laguna. Como recordará el lector, Pilar, a la que en mayo del año pasado le tuvieron que extirpar un riñón, se encontró en la tarde del pasado miércoles a dos operarios que bloqueaban el acceso a su hogar siguiendo las instrucciones de la agencia de mediación Haya Real State, que actúa por orden del Banco Santander, propietario de la pequeña vivienda donde se refugiaron madre e hija cuando fueron desahuciadas en La Cuesta.

Con anterioridad, también tuvieron que abandonar un piso en la Curva de Gracia. Tras el tremendo disgusto inicial de esta madre enferma, que no puede trabajar porque sigue de baja, Pilar recurrió a dos activistas sociales (Inma Évora y Lolo Dorta), quienes la asesoraron en tan delicado trance.

“Ellos me animaron a que presentara la denuncia y a que me empadrone, que es en lo que he dedicado la mañana”, explicaba Pilar, tinerfeña de 35 años de edad a la que, precisamente, los doctores le recomiendan evitar los nervios y el estrés para que no se resienta el riñón que le queda, y que en la noche del mismo martes (la anterior a que le tapiaran la casa) le molestó lo suficiente como para que tuviera que acudir a Urgencias.

Perfil mayoritario

“El caso de Pilar es uno más que viene a visibilizar la situación por la que pasan muchas mujeres con menores a su cargo, porque es el perfil mayoritario entre los que nos piden ayuda”, explica a este respecto Inma Évora, quien a pesar de ello recuerda que “los desahucios no son una cuestión que afecte a determinado perfil de personas, ni clase social, puede afectar a cualquiera: el desempleo, una enfermedad, el cierre de una empresa familiar que antes contaba con recursos. No es cuestión tampoco de géneros, pero sí es cierto que afecta más a mujeres, precisamente por las desigualdades aún existentes, por las tareas de cuidado de los hijos y por la falta de conciliación de la vida laboral y familiar. Eso las hace más vulnerables”.

En cuanto a la situación de Pilar, que va por su tercer desahucio, Évora manifestó que “es complicado salir del bucle de ir de un desahucio tras otro cuando te falta lo básico y esa estabilidad necesaria para cubrir tus necesidades que te aporta el tener empleo y una vivienda estable. La necesidad es la misma para todas las personas, indistintamente, como dije antes, pero hay colectivos de personas que se ven más afectados. Es injusto que haya a día de hoy políticos que aún promuevan discursos que criminalicen la pobreza y la precariedad, cuando todos sabemos que aquí lo que ha fallado son las políticas de empleo, vivienda, atención social, etcétera”, remachó la activista.

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