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Cuando vino el presidente al barrio

Los vecinos de Ofra acogen entre satisfechos y sorprendidos la presencia en sus calles de Pedro Sánchez
El presidente Sánchez atendió a todo aquel que quiso saludarle durante su visita al popular barrio santacrucero. Fran Pallero
El presidente Sánchez atendió a todo aquel que quiso saludarle durante su visita al popular barrio santacrucero. Fran Pallero
El presidente Sánchez atendió a todo aquel que quiso saludarle durante su visita al popular barrio santacrucero. Fran Pallero

“Estamos muy contentas porque no pasa todos los días que podamos saludar a todo un presidente de España aquí, en Ofra”, explicaba ayer a DIARIO DE AVISOS Marcelina, que, a pesar de sumar muchos años ya, exhibía en la mirada una chispa de alegría, consciente de que acababa de vivir algo extraordinario. “¡Qué bueno verlo en Ofra!”, apostillaba Juliana, una compañera de achaques que suele salir con Marcelina, a primera hora de la tarde, para sentarse en un banco de la avenida de los Príncipes de España, siempre acompañadas de Julia, la persona que vela por el bienestar de estas dos ancianas a las que ayer, nada más bajarse del vehículo oficial, saludó con cariño todo un presidente del Gobierno de España. “Nos preguntó cómo estábamos. Fue muy amable”, detallan estas vecinas del popular barrio santacrucero, que no se cortaron a la hora de preguntar por el futuro de sus pensiones, recibiendo, eso sí, una tranquilizadora respuesta de tan inusual visita.

Esa combinación de alegría y sorpresa fue la reacción predominante entre los vecinos que ayer se cruzaron con la comitiva de Pedro Sánchez en su paseo desde el centro comercial de toda la vida hasta la plaza de Chimisay Bajo donde tuvo lugar un acto electoral del PSOE en apoyo de sus candidatos a la Alcaldía capitalina (Patricia Hernández) y al Gobierno de Canarias (Ángel Víctor Torres). A pesar de tratarse de un día laborable (estaba previsto para el pasado domingo, pero tuvo que aplazarse por el fallecimiento del exvicepresidente y líder socialista Alfredo Pérez Rubalcaba), unas 300 personas abarrotaron dicha plaza. Los más esperaban allí a Sánchez hasta con una hora de antelación, pero otros muchos (como, por ejemplo, Silvia, una amiga de Marcelina y Juliana) se fueron sumando durante un paseo que permitió al presidente complacer a todo aquel que reclamaba su atención, sobre todo para llevarse de recuerdo un selfi con el líder de los socialistas españoles.
A pesar de que apenas duró unos 20 minutos, Sánchez tuvo tiempo también de ponerse al día de las últimas novedades en la política canaria. Por ejemplo, Patricia Hernández supo resumirle lo acaecido con el polémico tuit sobre el albergue municipal de su adversario del PP en la carrera por la Alcaldía, Guillermo Díaz Guerra, mientras que Héctor Gómez, ahora diputado electo, aclaraba al secretario general del PSOE que son exactamente 26 los años que lleva Coalición Canaria gobernando la comunidad autónoma.

Sin tiempo que perder, el acto empezó nada más llegar a la plaza, y la inconfundible voz de Patricia Hernández celebró que, por una vez, el presidente venía al barrio, y no al centro, porque “estamos cansados de que Santa Cruz se termine en la plaza de La Paz”, clamó para entusiasmo generalizado.

Si ya de camino al acto se sucedieron consignas improvisadas (“¡Sí, sí, sí, el presidente ya esta aquí!”, fue la más escuchada), en la plaza sonaron con insistencias proclamas tales como “¡Patricia alcaldesa!” o “¡Presidente, presidente!”, cabe suponer que no solo en alusión a Sánchez, sino también a Ángel Víctor Torres.

Fue precisamente el grancanario quien relevó a Hernández en la tribuna con un público cada vez más entregado, secundando con aplausos y vítores las intervenciones de ambos, necesariamente escuetas dado lo apretado y puntual de la agenda presidencial. Cuando finalmente tomó la palabra el secretario general del PSOE, el clamor fue total en la plaza y Sánchez supo aprovechar ese viento de cola con mensajes tan cortos como efectivos, dejando un grato sabor de boca a quienes, como Pedro, un vecino de mediana edad que ni sabía de la celebración del mitin hasta que se topó con el mismo, agradó que “hable con claridad, que se le entienda y no se mande esos rollos. La verdad es que nunca pensé que vendría un presidente de España a Ofra”, reconoció.

Sin llegar a la hora, terminó el acto y Sánchez, tras saludar de nuevo a los que se le acercaron, se subió al vehículo oficial que lo condujo a Los Rodeos, camino de Madrid tras una jornada que comenzó por la mañana en Gran Canaria. Poco a poco, el dispositivo de seguridad desplegado por la visita presidencial (mucho mayor de lo que se podía percibir a simple vista, gracias a la profesional discreción con que actuó una buena parte de sus integrantes) fue abandonando el lugar a la par que voluntarios del partido recogían sillas o desmontaban el escenario. No pocos se marcharon en el tranvía, como el aún vicepresidente insular Aurelio Abreu, pero entre los vecinos de Ofra tardará algún tiempo en olvidarse aquella tarde en la que se bajó de su coche oficial, frente al centro comercial de toda la vida, nada más y nada menos que todo un presidente del Gobierno de España.

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