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Si hay condena por el maltrato a la perra Milagros, el acusado cumplirá la pena de cárcel

Como adelantó DIARIO DE AVISOS, la fiscal solicita que no se suspenda la sentencia de prisión aunque sea inferior a los dos años
La pitbull se portó acorde con la solemnidad del juicio; en el recuadro, un primer plano de Milagros. Mario González
La pitbull se portó acorde con la solemnidad del juicio; en el recuadro,  un primer plano de Milagros. Mario González
La pitbull se portó acorde con la solemnidad del juicio; en el recuadro, un primer plano de Milagros. Mario González

La magistrada Sandra Barrera, del Juzgado de lo Penal Número 1 de Santa Cruz de Tenerife, detalló ayer que, si finalmente decide condenar al presunto maltratador de la perra Milagros, a la que tiró a un contenedor dentro de una maleta al creer que estaba muerta, irá a prisión aunque la condena sea inferior a dos años, tal y como anticipó ayer DIARIO DE AVISOS.

Ello es posible por dos circunstancias. Por una parte, la suspensión de las penas de prisión inferiores a dos años de duración cuando el condenado no tiene cuentas pendientes con la Justicia es una potestad discrecional del juzgador, por mucho que en España este tipo de suspensiones se apliquen, prácticamente, de forma automática. Por otra, ha sido la Fiscalía de Medio Ambiente provincial la que abrió la puerta para que así sea en el proceso por el presunto maltrato a Milagros, dado que su representante lo solicitó a la hora de elevar sus conclusiones definitivas, en las que pidió una pena de nueve meses de prisión y otra de dos años de inhabilitación para trabajar con animales y para ser poseedor de un perro. De cualquier modo, para que ello ocurra la magistrada aún debe ponderar y valorar las pruebas practicadas.

La decisión de la magistrada de citar a la perra como testigo en un juicio sobre su propio maltrato se ha convertido en un caso “inédito” en la justicia española: “Consideré conveniente su presencia porque es un ser vivo y ha de estar. Ya está bien de considerar que solamente las personas somos las que tenemos derechos. También los animales tienen obligaciones y derechos, y uno de ellos es acudir a su pleito”, explicó Barrera.

Con esto también pretendía que los testigos comprobaran que era la perra que estaba en la maleta y a la que asistieron, pues, tal y como explicó la juez, dentro del escrito de acusación del Ministerio Fiscal hay una petición de responsabilidad civil al supuesto maltratador, que ha de pagar los daños causados a la perra y a los que hizo frente su nueva dueña o el albergue que la recogió. Además, la magistrada contó que, dado que el encausado intervino por videoconferencia, al estar en prisión preventiva, quería demostrar que Milagros es hoy “una perra feliz y que no es agresiva”.

Tras ser sacada del interior de la maleta, la perra fue asistida por miembros del Albergue Animal Valle Colino. Su responsable, Adriana Naranjo, contó que desde el día que la recogieron y le curaron las múltiples heridas provocadas por las mordedura de otros perros, estaba “muy asustada” y “en estado de shock”. Por esta razón, durante los casi 15 días que estuvo en el albergue siempre estuvo acompañada por una persona para tranquilizarla y que se sintiera confiada para que su recuperación fuera lo antes posible.

Adriana Naranjo reconoció que casos como este ocurren con mucha frecuencia. Apuntó que la mayoría de las veces no disponen de pruebas para identificar al supuesto maltratador porque los animales no tienen chip o no ha habido testigos pues han sido recogidos en mitad del campo. Aseguró que ha habido muchos animales que han llegado al albergue en peores circunstancias que la perra Milagros y “no se ha podido hacer justicia con ellos”.

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