puerto de la cruz

Amal El Bouchari: “Este es mi lugar en el mundo”

Amal El Bouchari llegó por primera vez al Puerto en 2006 para estudiar español y, desde entonces, vuelve varias veces al año
La cantante francesa posa orgullosa junto al cartel Puerto de la Cruz, parte de ti, que se encuentra en la zona de El Castillo y en el que se siente reflejada. DA
La cantante francesa posa orgullosa junto al cartel Puerto de la Cruz, parte de ti, que se encuentra en la zona de      El Castillo y en el que se siente reflejada. DA
La cantante francesa posa orgullosa junto al cartel Puerto de la Cruz, parte de ti, que se encuentra en la zona de El Castillo y en el que se siente reflejada. DA

Además de cantante, guía turística de la Torre Eiffel desde hace 18 años y una mujer con mucho mundo, a Amal El Bouchari se la puede definir como la mejor embajadora que puede tener el Puerto de la Cruz. Esta francesa de origen marroquí llegó por primera vez a la ciudad turística en noviembre de 2006 y desde entonces vuelve todos los años, incluso varias veces.

Todo surgió porque quería aprender español, ya que en su trabajo siempre escuchaba hablar este idioma y le gustaba. Buscó por internet una escuela en España -no quería ir muy lejos- y donde hiciera calor. Cuando vio la temperatura de Canarias, un lugar del que conocía el nombre y del que no sabía mucho, no lo dudó.

En la escuela con la que contactó le ofrecieron dos opciones en Tenerife, una en el Sur y otra en el Norte y eligió esta última seducida por las fotos. A partir de ese momento se quedó prendada de la ciudad turística, donde regresa cada vez que puede. “Es mi sitio favorito en el mundo, no hay un lugar donde me sienta tan feliz”, confiesa, pese a que ha viajado y conocido muchos países.

Amal tiene 44 años, es marroquí de raíces pero nació en Francia. Habla cuatro idiomas, inglés, español, árabe y francés, y canta de maravilla. Después de su trabajo, es lo que más le gusta hacer, y por eso siempre intenta compatibilizar ambas cosas.

En materia musical solo descarta el heavy metal y el rock, “porque no me llegan al corazón”, y el flamenco, “porque creo que es algo que sale del alma”. De resto, se atreve con todo, desde Edith Piaf, pasando por canciones melódicas en inglés, hasta isas, folías y rancheras. Y también lo hace en ruso, albanés y japonés, siempre y cuando tenga a alguien que la ayude con la pronunciación.
En 2006, la idea inicial era quedarse un mes, pero comenzó a cantar en varias terrazas hasta que terminó en la cafetería del Casino del Lago Martiánez con Miguel, donde estaba desde las ocho hasta las doce de la noche, “como si fuera un trabajo”, porque se lo pasaba “muy bien”.

La playa favorita de Amal es la de Punta Brava, con su “arena finita”. DA
La playa favorita de Amal es la de Punta Brava, con su “arena finita”. DA

Un día los dueños fueron a escucharla y le propusieron trabajar con ellos. Nunca antes se había planteado dejar la Torre Eiffel, pero al llegar a Francia le enviaron el contrato, así que pidió una excedencia por un año. La señora con la que vivía le confirmó que tenía un apartamento libre que podía alquilárselo y no lo pensó dos veces, hizo las maletas y volvió a Tenerife.

Empezó a trabajar en el Café de París, un establecimiento muy concurrido ubicado en la avenida de Colón. “Veía torres celestes por todas partes, cenaba enfrente de una y yo la acaba de dejar”, bromea.
Luego se fue a cantar a la terraza del hotel Marquesa. Allí la gente comenzó a conocerla. Estuvo nueve meses y cuando llegó el momento de regresar a Francia, no pudo hacerlo. Estuvo tentada de dejar su puesto en el país galo, pero optó por pedir otra excedencia para poder pensar mejor qué quería hacer. La suerte la acompañó y le dieron otros 12 meses.

Dejó de cantar porque cuatro horas cuatro días a la semana “era mucho y la voz, poco a poco, se va resintiendo”. Decidió buscar otro trabajo y como le gustan mucho los aeropuertos, envió allí su currículum, aunque nunca le contestaron. Sí lo hizo el Loro Parque, donde durante un año se desempeñó como relaciones públicas. Pasado un tiempo, también le propusieron cantar los sábados en el hotel Botánico y aceptó, dado que solo era una vez a la semana.

Cuando en el Loro Parque le ofrecieron quedarse, tuvo que tomar una decisión y finalmente volvió a Francia. El objetivo de aprender español lo había cumplido y actualmente habla esta lengua a la perfección.
Pero su vinculación con el Puerto de la Cruz seguía siendo muy fuerte. En 2009 volvió cuatro veces al año y así, hasta 2011. “La gente cuando me veía pensaba que todavía vivía aquí”, apunta. La última vez que estuvo fue en mayo de este año, donde coincidió con el Festival Internacional de Arte en la Calle Mueca, y se fue el pasado miércoles.

Amal El Bouchari, en una de sus visitas a la Isla, con el Teide al fondo. DA
Amal El Bouchari, en una de sus visitas a la Isla, con el Teide al fondo. DA

En ese intermedio de tiempo estuvo un año en Marruecos, porque ganó un concurso musical en televisión. Viviendo en el país africano, donde nacieron sus padres y dos de sus hermanos, se acercó dos veces al municipio norteño. “Es el único sitio del mundo al que necesito venir siempre y el único al que echo de menos. Cuando estoy allí es como que soy otra persona, me siento como pez en el agua”, dice.
No tiene un lugar favorito en la ciudad: “Me gusta entera, porque se puede hacer todo caminando, sin necesidad de coger el coche”. Eso sí, su playa preferida es la de Punta Brava, “con la arena finita y donde puedo pasar días enteros”, subraya.

Como tiene muchos amigos, cada vez que viene canta en varios sitios y “estoy hasta las tres de la mañana”. Este año la invitó Chago Melián, a quien contactó a través de Facebook porque deseaba cantar con él. Quedaron en llamarse y finalmente terminaron actuando juntos el día 24 de mayo en el Círculo de Amistad XII de Enero, en Santa Cruz. “Fue una experiencia increíble”, asegura.
También la que vivió en 2015 con Gloria Gaynor, la reina indiscutible de la música disco y una de sus cantantes favoritas.

Gaynor visitó la Torre Eiffel en 2015 y Amal fue su guía turística. “Yo estaba como loca”, relata, hasta el punto de que al bajar en el ascensor le pidió que interpretaran juntas I will survive, una de sus canciones preferidas. Al terminar, su mánager le entregó su tarjeta y le dijo que si alguna vez viajaba a Nueva York, la llamara. Quién le iba a decir que terminarían encontrándose dos años después en Tenerife, cuando la estadounidense vino a actuar el 26 de mayo en el pabellón de Las Torres, en Adeje.

La francesa cantó en una boda en Macedonia, invitada por los novios. DA
La francesa cantó en una boda en Macedonia, invitada por los novios. DA

Un paseo con Gloria Gaynor

Amal estaba en la Isla cuando vio el cartel que anunciaba la llegada de Gaynor y contactó con ella. Ya en Francia, no dudó ni un instante en coger otra vez un avión para volver a cantar juntas I will survive y disfrutar, al día siguiente, del Teide y de un paseo por el Puerto de la Cruz acompañadas del corista y el trompetista de Gaynor.
“No busco las cosas, son casualidades y las aprovecho”, expone. También le pasó con su trabajo. Estudiaba para ser profesora de inglés, pero no quiso seguir porque al dar clases la voz también se debilita.
Recién llegada de Estados Unidos y mientras trabajaba como recepcionista bilingüe, una amiga la invitó a ir a la Torre Eiffel. Fue la última en salir del ascensor y ver a un chico cerrar las puertas e inmediatamente pensó: “Se puede trabajar aquí”.

Al bajar vio escrito Sociedad de la Torre Eiffel, un cartel que aún permanece. Tocó la puerta y le trasladó a la mujer que la atendió que quería trabajar allí. En ese momento no estaban buscando a nadie, pero la señora le sugirió que dejara su currículum, así que fue corriendo a su casa a buscarlo. Volvió a la hora.

A la semana le contestaron que no tenían nada para ella, así que se olvidó de ese sueño que se cumplió tres meses después, y que todavía dura, que le apasiona y que compatibiliza con su amor por el Puerto de la Cruz.

Sin embargo, nunca pensó en instalarse a vivir definitivamente en esta ciudad. A lo mejor, “porque cuando uno está allí no la valora tanto. Yo sé que voy y que tengo un límite de tiempo, por eso lo vivo a tope, sean cuatro días o un mes”.

Quizás, sin saberlo, el lema Puerto de la Cruz, parte de ti está hecho pensando en Amal.

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