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Las Teresitas: de la calma a la fiesta, una playa para todos

Una tarde de agosto en Las Teresitas da para mucho, los usuarios pueden elegir entre nadar, relajarse en familia o tomar unas copas
Playa de Las Teresitas / Foto: Fran Pallero
Playa de Las Teresitas / Foto: Fran Pallero
Playa de Las Teresitas / Foto: Fran Pallero

El sol empieza a dar tregua en Las Teresitas a partir de las seis de la tarde. A 26 grados centígrados, un día de agosto en la playa santacrucera puede vivirse de muchas maneras. Las diferentes zonas permiten pasar, en unos solos pasos, de un ambiente de calma a otro de fiesta. Unos trabajan sobre la arena, alquilando hamacas, como socorristas, camareros o cocineros de los kioscos; mientras que otros acuden como usuarios, tanto a disfrutar de los servicios como a jugar al balonmano, a nadar, leer, comer en familia e incluso tocar la guitarra.

Disfrutar un blues en directo es una de esas anécdotas que se pueden vivir en un día de playa. Los acordes de la guitarra de Rodrigo, un argentino de 18 años que llegó a Tenerife cuando aún era un bebé, se escuchan varias toallas más allá de donde su familia se encuentra. Por eso, algunos curiosos se acercan y le preguntan sobre su habilidad: “Aprendí a tocar de forma autodidacta y me gustan todos los géneros, sobre todo el rock, el blues y el jazz”. A Rodrigo le gusta el ambiente tranquilo y lo refleja en la música que toca. “Vengo de relax, aunque a veces me animo y voy a nadar o hacer deporte”. A su alrededor, el improvisado guitarrista tiene la nevera, la sombrilla, juguetes… “Para mí esta es la verdadera esencia de venir a la playa, compartir tiempo en familia, descansar y divertirse, no se necesita mucho más”, comenta.

Recién conocidos

Playa de Las Teresitas / Foto: Fran Pallero
Playa de Las Teresitas / Foto: Fran Pallero

Cuatro jóvenes se toman unas copas en el primer kiosco de la playa, uno de los de estética ibicenca que ofrece gastronomía canaria y variedad de cócteles. Pese a la complicidad existente, confiesan que se conocieron hace solo dos días; ellas llegaron de Sevilla haciendo turismo, mientras que ellos se ofrecieron a enseñarles la Isla. “Nosotros somos del Sur, y ya les hemos enseñado Las Américas, el Teide y La Laguna, consideramos que la visita a los kioscos de Las Teresitas era casi obligatoria”, señala uno de los chicos.

Todos tienen entre 26 y 29 años y coinciden en que la oferta de ocio de la playa es de su agrado, “aunque frecuentamos más las zonas del Sur, por cercanía, siempre que podemos venir a Las Teresitas vamos a los kioscos, hay buen ambiente, música y bebida”, destaca uno de los jóvenes.

La playa en pareja

Playa de Las Teresitas / Foto: Fran Pallero
Playa de Las Teresitas / Foto: Fran Pallero

Beatriz y Daniel también hacen turismo en Tenerife, la pareja elige el mismo destino cada año. “Mi familia es de aquí, de La Orotava, mientras que nosotros somos de Salamanca. Entonces todos los veranos nos venimos durante el mes de vacaciones, por suerte, con nuestros trabajos podemos permitírnoslo. Nos gusta la gastronomía, visitar las playas, pasear por zonas como Santa Cruz, La Laguna y Santa Úrsula, y pasar tiempo en familia en La Orotava. Además, hacemos otras escapadas, así que visitamos la Isla unas 2 o 3 veces al año”, asegura Beatriz.

“Hoy nos apetecía pasar el día en la playa, aunque hace mucho viento”, afirma Beatriz, quien consultó el tiempo antes de acudir a Las Teresitas y, “como ambos son muy previsores”, hicieron una parada para comprar una caseta de campaña y evitar las habituales rachas de viento de la playa santacrucera, que levantan la arena. A su previsión se sumó la comida y la bebida: “Nos hemos traído un poco de todo, como un picoteo”, comenta la joven.

En pareja también acudió Juan Carlos, de 57 años de edad. Junto a su mujer, ambos aprovechan las horas de menos sol para leer sin sufrir el riesgo de quemarse. “Venimos solo un par de horas, después de almorzar y bien entrada la tarde”, asegura.

“Llevo viniendo a esta playa toda la vida, desde antes que trajeran esta arena, cuando era de arena negra y piedras”, recuerda Rodrigo, aunque los últimos años su forma de vivir Las Teresitas ha cambiado: “Ahora que nuestros hijos son mayores, podemos estar tranquilos y venir solo unas horas. Antes pasábamos el día entero y había que estar pendiente de los niños”.

José Antonio, jubilado y vecino de San Andrés, visita la playa todos los días. “Me compré un ático en el pueblo, así que en unos pocos minutos a pie ya estoy en la playa. La comida prefiero tomarla en casa, que como vivo a cinco minutos no gasto nada. Ya solo voy a la zona centro de Santa Cruz para renovar el carné de identidad”, bromea.

Para el jubilado, la playa es su medicina. “Al final esto es como un hospital, venimos a por medicinas y nos sale gratis”. Prefiere mantenerse activo en la arena, por eso, “junto al grupo de amigos que tenemos, venimos a nadar o jugamos al fútbol y a las palas prácticamente todos los días”. José Antonio es amigo del encargado de alquilar los botes a pedales en la playa, un personaje histórico de Las Teresitas. Con su sombrero para protegerse del sol, se deja fotografiar, aunque prefiere que sea su amigo quien cuente su experiencia como usuario de la playa. Además, enseguida nos pide perdón y se marcha para atender a la cola de clientes que tiene esperándole para alquilar uno de sus botes.

Accesible y segura

Las Teresitas tiene todos los servicios necesarios para que nadie se quede sin su derecho a ir a la playa. Por eso, justo al principio se encuentra el puesto de servicio de baño adaptado de la Cruz Roja. Allí, el personal de la institución posibilita que personas con discapacidad puedan acceder al agua. Gracias a este puesto, miembros del Centro de Educación Especial Hermano Pedro pudieron refrescarse, socializar y jugar en la playa en una calurosa tarde de agosto.

Además, Cruz Roja presta en la playa los servicios de socorrismo, vigilancia y salvamento. Entre semana, esta labor no es complicada, pero los fines de semana, con la masiva afluencia de personas, deben estar más pendientes del agua. “Siempre estamos atentos, sobre todo en caso de posible ahogamiento, aunque hoy está siendo una tarde muy tranquila, sin incidentes”, comenta un miembro de la institución.

A medida que cae el sol y bajan los grados de temperatura, algunos empiezan su camino a las duchas y abandonan la arena, sobre todo, los turistas. Los locales, sin embargo, prefieren prolongar el día de playa, y disfrutar las últimas horas corriendo en grupo o apurando la copa. Salvo por las incómodas y habituales rachas de viento, Las Teresitas sigue siendo la playa capitalina por excelencia, también durante el mes de agosto.

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