arona

Los exusuarios del comedor de El Fraile demandan ayuda a Cruz Roja

Los exbeneficiarios de La Buena Estrella buscan una tabla de salvación en la organización humanitaria, a la que piden comida y mantas; muchos de ellos duermen al raso en las playas
El comedor social y centro de pernoctación de emergencia La Buena Estrella cerró el pasado 31 de julio. F. Pallero
El comedor social y centro de pernoctación de emergencia La Buena Estrella cerró el pasado 31 de julio. F. Pallero
El comedor social y centro de pernoctación de emergencia La Buena Estrella cerró el pasado 31 de julio. F. Pallero

Cruz Roja es la puerta donde han comenzado a llamar la mayoría de exusuarios del comedor social La Buena Estrella de El Fraile, que dejó de prestar servicio el pasado 31 de julio por problemas económicos. Cerca de medio centenar de personas sin recursos, que desayunaban, almorzaban, cenaban y hasta dormían en las citadas instalaciones, se han visto de pronto en la calle sin medios para subsistir. Muchos de ellos han regresado a las playas de la zona donde duermen al raso.

La sede de la organización humanitaria, situada junto a la playa de Las Galletas y a menos de un kilómetro del comedor, es el punto donde estas personas, de diferentes nacionalidades, buscan desesperadamente ayuda. Piden mantas y, sobre todo, integrarse en el proyecto de la ONG denominado Unidad Móvil de Emergencia, que reparte hasta 40 cenas diarias en diferentes puntos de Los Cristianos, El Fraile y Las Galletas, sobre todo. De momento, las trabajadoras sociales valoran individualmente cada caso.

“El problema es que estamos a tope, con el cupo de usuarios lleno y el margen de actuación es muy limitado”, señaló ayer a este periódico José Luis Camisón, coordinador de Cruz Roja en la comarca de Abona, que ya ha mantenido reuniones con el Ayuntamiento de Arona para intentar ampliar el próximo año servicio de reparto de alimentos a través de la unidad móvil, dada la creciente demanda.

Inmigrantes

Camisón también confirmó que en las últimas semanas no cesa el flujo de inmigrantes que buscan asistencia social, jurídica y psicológica, una labor que la organización se ha visto obligada a suspender después de que el anterior Gobierno de Canarias dejara prácticamente sin subvención el programa Integración de Inmigrantes, que llevaba en marcha desde hacía más de 10 años y que ha dejado sin asistencia a más de 2.000 familias en el Sur. Cruz Roja está a la espera de la respuesta del nuevo Ejecutivo regional a las alegaciones presentadas.

La ley establece que para optar a la ayuda de un ayuntamiento la persona solicitante debe llevar un mínimo de seis meses empadronada en el municipio. De ahí que el programa Integración de Inmigrantes se convirtiera, durante más de un decenio, en la tabla de salvación en esa franja temporal crítica de seis meses para miles de personas, nacionales y extranjeros, sin posibilidades de recibir ayudas municipales.

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