educación

Primer día de cole: “Mamá, no te vayas”

Cuando la sirena suena, los preescolares lloran el final del verano, mientras que los mayores celebran el reencuentro con sus amigos
Las vacaciones de verano de los pequeños dieron para mucho, por eso esta niña puso al día a su maestra enseñándole el hueco que dejó uno de los dientes de leche que se le cayeron. Sergio Méndez
Las vacaciones de verano de los pequeños dieron para mucho, por eso esta niña puso al día a su maestra enseñándole el hueco que dejó uno de los dientes de leche que se le cayeron. Sergio Méndez
Las vacaciones de verano de los pequeños dieron para mucho, por eso esta niña puso al día a su maestra enseñándole el hueco que dejó uno de los dientes de leche que se le cayeron. Sergio Méndez

La sirena sonó con fuerza ayer, como queriendo lanzar un mensaje claro: “adiós a las vacaciones de verano”. Aquel sonido venía a despejar todo tipo de dudas, pues, aunque el calor confundiera, el calendario marcaba septiembre y el fin de los días de playa y helado.

A las 8.30 se pudo escuchar el timbre, aunque la puerta del centro había abierto media hora antes. El conserje, que se convirtió en un informador improvisado, avisó a cada madre, padre, abuelo, tío o tía de por dónde debían acceder, aunque hubo una clara mayoría de madres.

Aunque las directrices eran claras: “los de primaria por esta puerta; los de infantil por la de arriba”, una madre despistada se acercó para preguntar por dónde debían entrar los de la ESO, y al indicarle el conserje que estos iniciarán el curso el próximo miércoles, la mujer farfulló: “Cómo se van a poner mis hijos cuando les diga que han madrugado para nada”.

Con todo preparado para el inicio del curso en el centro santacrucero, el personal de mantenimiento y limpieza aprovechaba para desayunar en la cafetería, mientras que la directora subía y bajaba escaleras para comprobar que todo estaba en orden, “este año tendremos 482 alumnos”.

Los más nerviosos, sin embargo, eran los 8 nuevos docentes que se incorporaron ayer, en un proceso de renovación tras las progresivas jubilaciones en el centro. Con las puertas de las aulas abiertas y las sillas colocadas en forma de ‘U’ para facilitar las presentaciones del primer día, los docentes recibieron a sus alumnos.

El drama

Como si fueran conscientes del fin de las vacaciones, los niños de 3, 4 y 5 años del CEIP El Chapatal intentaron convencer a sus padres de que no les dejaran en el colegio, haciendo uso para ello de lágrimas y súplicas, y “mamá, no te vayas” se convirtió en una de las frases más escuchadas.

Los más apegados fueron los de 3 años. No sabían qué se encontrarían tras atravesar las enormes puertas de hierro. Paula, una de estas niñas que pisaba el colegio por primera vez, tuvo la suerte de ser la primera de la fila de su clase y eso le daba la ventaja de poder abrazar a su profesora, aunque no fue suficiente para que acabara el llanto. Desde la puerta del centro, su madre hacía el mismo esfuerzo por no llorar.

La ilusión

El turno de entrada de Primaria comenzó en torno a las 9.30. Los niños de entre 6 y 12 años accedieron al colegio pisando fuerte, luciendo mochilas y esperando ver pronto a sus amigos y profesores, y al contrario de lo que ocurrió con los de Infantil, rogaban a sus familiares que se marcharan para tener el ansiado momento de independencia.

“Esta mañana se vive con mucha ilusión, es verdad que vienen con nervios porque ahora están en el patio de los grandes y es un reto nuevo, pero también se reencuentran con sus compañeros”, afirmó Déborah de Oliveira, una madre de familia numerosa con tres niños matriculados.

Aunque no hubo llantos en primaria, sí que mantuvieron el tono reivindicativo. “Quieren más vacaciones, más playa y sobre todo, no madrugar. Pero hoy tocaba levantarse a las 7 de la mañana, preparar el material, desayunar y vestirse con el uniforme”, sentenció María Suárez, cuyo hijo empezó ayer tercero de primaria.

La figura de los abuelos estuvo también presente, “como ya es habitual”, señaló Teo Hernández. Este hombre de 70 años acompañó a su nieto de 8 a la reunión de inicio del curso, aunque el pequeño se sentía mayor: “Abuelo, ya puedes irte”, le dijo.
Las caras de alegría tenían ventaja frente a las de pena en el caso de los familiares. A José Manuel García, que llevó a su hijo y sus dos sobrinos, las sensaciones se le mezclaban: “Tenía ganas de que volvieran los niños, porque en casa ya se estaban aburriendo, pero también me entristece no pasar más tiempo con ellos”.

MATERIAL ESCOLAR

Como en el resto de centros públicos del país, las principales preocupaciones de los familiares del CEIP El Chapatal se concentraron en el importante desembolso que cada año supone hacer frente al pago del uniforme, el material escolar, los libros y el tan necesario servicio de comedor.

Con el fin de garantizar que todos los alumnos cuenten con lo necesario para disfrutar de la etapa educativa, los padres del centro santacrucero montaron ayer un intercambio de libros y uniformes. Una iniciativa que nació a propuesta de los padres y ha permanecido con los años.

“Si a los niños se les queda la ropa pequeña de un año para otro, las familias pueden traer la ropa de forma altruista. En el caso de querer llevarse una prenda y no tener otra que dejar a cambio, siempre tienen la opción de traer un alimento no perecedero que llevaremos a una ONG”, explicó una de las docentes a cargo de la iniciativa.

Ayuda económica

Cuando el altruismo no puede cubrir todas las necesidades, los padres y madres recurren a las ayudas económicas del Gobierno de Canarias. Es un alivio “contar con la beca de material y con ayuda para las plazas del comedor, porque este año hemos gastado en torno a 300 euros por niño”, explicó Déborah de Oliveira, madre de tres niños.

Con la ayuda para la compra de libros también contó María Suárez, aunque aclaró que “no cubre todo, como los libros de inglés, así que al final siempre hay que hacer un esfuerzo económico cuando llegan estas fechas”. Este año, sin embargo, su hijo de 7 años “no dio el estirón, así que al menos ahorré en uniforme”.

El turno de los mayores de cada centro, los estudiantes de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), será mañana. Ayer algunos tuvieron que hacer cola para los arreglos de matrícula de última hora, mientras que otros madrugaron por error, confusos con la fecha de inicio de curso.

Entrado el mes de septiembre, todos los conceptos asociados al verano se van desvaneciendo con la vuelta al cole. Es el momento de reencontrase con los viejos y los nuevos amigos, de aprender y desarrollarse personalmente. La rutina, tan necesaria tanto para los padres como para los niños, es lo más positivo que deja el sonido de la sirena en un patio escolar.

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