puerto de la cruz

Juan Cruz homenajea a César Manrique ‘niño’ en su último libro

Dirigido al público infantil ‘César de arena y sal’ está basado en las conversaciones que el autor mantuvo con su amigo el artista lanzaroteño sobre su infancia en la playa de Famara

“No he querido hacer un retrato de lo que hacía César Manrique sino de lo que sentía”, declaró ayer el escritor y periodista portuense Juan Cruz, durante la presentación de su último libro, César de arena y sal, basado en las conversaciones que mantuvo con su amigo el artista lanzaroteño César Manrique sobre su niñez y que él “contó a su manera”.

Editado por Le Canarien Ediciones e ilustrado por Roberto F. Perdomo, la publicación está dirigida al público infantil. “Es un libro sobre el César indeciso, que en un momento determinado de su vida dio un cambio como niño y fue precisamente ese cambio el que lo mantuvo como niño toda su vida. Eso proviene de la playa de Famara, donde se crió de pequeño y por donde corría como una cabra loca”, contó el autor.

La presentación tuvo lugar en el Lago Martiánez del Puerto de la Cruz, con la escultura Barlovento de Manrique como principal escenario, y contó con la presencia del alcalde, Marco González; el ilustrador, y el director de Le Canarien Ediciones, Zebensui López Trujillo.

Este último confesó que era la presentación “más importante” que había tenido Le Canarien después de muchas vicisitudes editoriales desde que nació en abril de 2012. Y para ello, eligió a un ilustrador “heredero de la esencia manriqueña” y que “se ha entregado en esencia y alma”.

López también quiso agradecer a las instituciones que prestaron su apoyo para que ‘César de arena y sal fuese una realidad, entre las que citó al Ayuntamiento del Puerto de la Cruz y al grupo Hospiten.

Para Roberto Perdomo, llegar al día de la presentación “fue todo un periplo” ya que tras aceptar sumarse al proyecto sufrió un desprendimiento de retina que le imposibilitó dibujar durante un tiempo. Afortunadamente, los avances en medicina hicieron que se recuperara rápidamente, y pese a que había dado el nombre de su posible sustituta, la editorial lo esperó para que fuera él quien ilustrara el libro, convirtiéndolo en un juego “que quizás fuese el que Manrique hubiera jugado”, apuntó Juan Cruz.

Durante casi media autor e ilustrador mantuvieron una conversación amena contando el primero las anécdotas y conversaciones con Manrique y el segundo, todo lo que supuso en su vida y en su isla. “Vengo de una familia campesina para la que César era una especie de semidios”, dijo. También recordó el día de su funeral, “donde estaba Lanzarote en peso”.

El escritor portuense recalcó las virtudes de su amigo. “César no impostaba, él era de Lanzarote y sentía agrado de estar allí”. También “tenía una gran fidelidad a su familia, sus hermanas, a su historia y a las cosas que habían pasado por su vida. Nunca le ví manifestar rencor por nada, era muy generoso”.

Enumeró algunas anécdotas del día a día, como que el artista se levantaba muy temprano, a las cinco de la mañana, y lo primero que hacía era lavar el coche. “Creo que de esa manera se entrenaba para luego ponerse a trabajar”, y finalmente contó la alegría que sentía cuando pisaba “la arena fina” de Famara “porque sentía como si estuviese volando”.

Por último, el escritor hizo una comparación entre esta playa y la de Martiánez. “El problema de Martiánez es que los portuenses no hemos sido capaces de ponerla en valor, porque pronto la taparon, nos quitaron esa visión del mar abierta que parecía un lugar de bienestar y que hay que volver a recuperar”.

TE PUEDE INTERESAR