sociedad

Denuncian insultos desde balcones por salir a la calle con niños autistas

“Son menores que no soportan estar encerrados en casa un mes”, explica la presidenta de la Asociación Autismo Sur. “Mi hijo, de 8 años, llora con tristeza al perder la vida social”, lamenta
Varios niños juegan en las dependencias de la Asociación Autismo Sur. DA
Varios niños juegan en las dependencias de la Asociación Autismo Sur. DA
Varios niños juegan en las dependencias de la Asociación Autismo Sur. DA

“Mi hijo de ocho años llora con tristeza al perder la vida social y la estructura de trabajo que tenía, es muy difícil explicarle el por qué de esta situación”, lamenta Carmen Fernández, presidenta de Autismo Sur, asociación sin ánimo de lucro que trabaja para que las personas con Transtorno del Espectro del Autismo (TEA), como el pequeño Alain, tengan un futuro mejor.

El confinamiento por la pandemia de coronavirus afecta especialmente a las personas que sufren algún trastorno neurológico o discapacidad, que necesitan salir a la calle y que, como explicó ayer Fernández a este periódico, “no soportan estar encerrados en casa un mes sin salir porque, además, no entienden lo que está pasando”.

La presidenta de la asociación sureña señaló que, como está ocurriendo en otros lugares del país, “cuando sacamos a nuestros niños hay personas que insultan desde los balcones sin saber lo que está pasando”, por lo que pide que cesen los gritos “porque no todo lo que vemos es real”.

Por otra parte, Carmen Fernández subraya que el trabajo de la asociación es cada vez más amplio gracias a la colaboración desinteresada de empresas privadas y del Ayuntamiento de Adeje. Ahora trabaja en un proyecto enfocado a los campamentos de verano, cuya viabilidad está en estos momentos en el aire por la crisis sanitaria.

Desde su experiencia personal, afirma que “un niño con Trastorno del Espectro del Autismo “no quiere decir que no pueda conseguir muchísimas cosas, sino que estas quizás no serán las que nosotros como padres esperamos al principio. Se puede ser muy feliz y te aseguro que es una enseñanza para la vida”, explica, lo que le lleva a decir que “aceptar una discapacidad, un trastorno o cualquier cosa que venga no significa rendirse, significa editar nuestros planes y volvernos flexibles a los acontecimientos”.

Fernández apunta que, como presidenta de una asociación, muchos padres se dirigen a ella para preguntarle “cuál es la clave de la armonía”, a lo que suele responder: “Dejar de pensar tanto en las cosas que aún no han sucedido. Si algo me enseñó el autismo es que no te puedes dar por vencido, porque cuando menos te lo esperas te llevas una grata sorpresa. Claro que hay días duros, muchísimos, pero esto también forma parte de la vida”.

Además, la Asociación Autismo Sur advierte de que, después de aceptar el diagnóstico, lo “más duro” es el reto social. Y en ese sentido, denuncia que hoy por hoy existen pocos lugares donde acepten a una persona con autismo. “En materia de deportes, por ejemplo, hay poquísimos lugares preparados, te suelen ofrecer grupos de discapacidad, pero lo que llamamos inclusión, muy pocos”.

No obstante, Fernández agradece que cada vez sean más los profesionales que se forman para poder dar una respuesta adecuada a este trastorno. Además, la asociación lamenta que las actividades de las asociaciones de padres y madres de alumnos, que suelen fijarse después del horario de comedor, sean prácticamente inaccesibles para estos niños, sobre todo porque el transporte adaptado, con sus auxiliares correspondientes, realiza su servicio tras el comedor.

Por último, Carmen Fernández agradeció que ayuntamientos como el de Adeje “estén al lado de la discapacidad y que organicen pruebas piloto para poder dar más oportunidades en el deporte a este colectivo”.

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