
Cuando llegó ayer por la mañana al domicilio de un usuario, la vecina de enfrente que estaba en la azotea gritó al verla: “Un aplauso para Fefi” y empezaron todos a aplaudir. Los mismos aplausos que recibió dos días antes el personal sanitario de la Isla, fueron ayer para ella en San Juan de la Rambla, su municipio natal.
María Josefa Rodríguez Mesa, a la que todo el pueblo conoce como Fefi, lleva desde 2005 trabajando en el servicio de ayuda a domicilio, bañando, aseando, haciendo la comida, y facilitándole la vida a las personas mayores y a las dependientes, cuatro de las cuales están completamente a su cargo.
Fue el domingo al mediodía cuando decidió grabar un vídeo y pasarlo a sus contactos para ofrecer su ayuda desinteresada a todos aquellos que la necesiten ante la crisis del coronavirus (Covid-19). “Tras la declaración del estado de alarma, llevaba toda la noche sin dormir pensando cómo podía ayudar, ya que no me podía sacar de la cabeza a aquellos abuelos o las personas asmáticas que no pueden salir por el riesgo que les supone esta situación”, cuenta.
Al principio dudó porque pensó en cómo iban a reaccionar muchos conocidos cuando recibieran el vídeo, que hizo con el propósito de enviárselo a sus contactos y que éstos a su vez lo remitieran a los suyos. De hecho, así lo pide en la grabación, en la que además da su número de teléfono y se pone a disposición de todos los que necesiten que le eche una mano dado que por su trabajo, tiene que salir obligatoriamente a la calle.
“Y ahí pensé que se iba a quedar todo, que me iban a llamar para pedirme que le tire la basura, o le vaya a hacer la compra”, cuenta Fefi. Sin embargo, nunca imaginó que su vídeo iba a tener tanta repercusión en el pueblo. “Hasta el párroco me dijo que lo tenía”, sostiene. “Ello quiere decir que es amigo de mis amigos porque estaba en los contactos”, le contestó al sacerdote y éste se echó a reír.
Fefi es conocida en el municipio porque siempre ha estado involucrada en las fiestas de su barrio, San José, en los pases de modelo que hacen los comercios antes del encendido de las luces de Navidad. Pero también, porque siempre ofrece su ayuda ya que todos la conocen. “No me cuesta nada llevarle el pan o los remedios a alguien que lo necesita. Además, a mí me encanta mi trabajo”, sostiene.
En su caso, la solidaridad viene de familia. Su hija y una de sus hermanas son enfermeras. La primera trabaja en el geriátrico de Santo Domingo y la segunda, en la unidad de neonatos del hospital de La Candelaria, mientas que su otra hermana es auxiliar de enfermería y trabaja en la guardería municipal. “Nos falta el médico y montamos el consultorio”, bromea.
Esta cadena de favores la comenzaron Iván García Dorta y Daniel Beltrán. Luego se sumaron Fefi, que se hizo más ‘popular’ por su vídeo, la trabajadora municipal Sonia Castro y la asociación de mujeres Casilda. Y no se descarta que se sumen muchas personas más en la lucha contra una crisis sanitaria en la que la cooperación es el mejor antídoto contra el virus.
“Estoy muy orgullosa de mi gente”
A las distintas iniciativas vecinales de ayuda que han surgido de forma espontánea para apoyar a las personas mayores o en situación de dependencia, el Ayuntamiento le ha dado la forma de proyecto de colaboración vecinal con el objetivo de cumplir uno de los objetivos del plan de voluntariado, en este caso, un objetivo social. “Me siento muy orgullosa de mi gente”, confiesa la alcaldesa, Fidela Velázquez.