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Confinamiento: los médicos dan las tres claves para salir sin riesgos

La pregunta más repetida es cuándo se podrán relajar las medidas, pero todavía no hay respuesta basada en la evidencia científica que permita calcularlo.

Es la pregunta del millón, cuya respuesta todo el mundo quiere saber pero nadie se atreve a formular y el Gobierno mucho menos. Las medidas de confinamiento decretadas con el estado de alarma el pasado 14 de marzo podrían acabar en teoría el próximo 26 de abril, hasta donde llega la prórroga aprobada por el Consejo de Ministros, que el propio presidente Sánchez cree que no será la única.

“No podemos contestar, hay que seguir observando cómo evolucionan los datos”, dice en nombre de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria su presidente, Joan Ramon Villalbí, a EL ESPAÑOL. Esta entidad ha publicado un posicionamiento “ante la evolución de la epidemia COVID-19 y el abordaje de una segunda fase en su control”.

“Está disminuyendo el número de fallecidos, aunque sigue habiendo muchos”, comenta. En el documento se explica que este no logro se ha conseguido “con un coste tremendo”, centralizado en la economía general y la familiar, además de la suspensión de actividades educativas y “toda la restricción que comporta” en nuestras libertades personales.

Pero, según sugiere la sociedad, en cuanto se relaje el confinamiento “la dinámica de transmisión se podría relanzar y, con ella, la epidemia”. “Mientras la mayoría de la población no esté inmunizada, esta es la realidad”.

Villabí no se atreve a dar una aproximación sobre los niveles de inmunidad en los que nos movemos y, de hecho, sugiere que habrá que esperar a los resultados del estudio de prevalencia que está a punto de comenzar.

Pero el documento deja claro que no podemos esperar hasta que haya una vacuna, que sería la única manera de estar seguros que la epidemia no va a relanzarse. Por eso, la SESPAS sugiere unas condiciones previas “para poder avanzar hacia una segunda fase”. Vistas las cuales, no parece sensato aventurar que estas vayan a cumplirse demasiado pronto.

Descenso sostenido

Apreciar un descenso sostenido de los indicadores de infección sería una de esas condiciones previas. Si bien es cierto que estos están bajando tampoco se sabe hasta cuándo tendrían que descender. Aunque este lunes hemos tenido una cifra relativamente baja, como el pasado sábado, hay que estar pendientes de nuevos repuntes. Villalbí aclara que estos no serían los de los bautizados como “martes negros” del coronavirus, sino algo que habría que evaluar “semana tras semana”.

Restaurar el sistema

Otra de las condiciones previas sería la capacidad de restaurar la capacidad del sistema sanitario para atender a los otros problemas de salud de la población, “actualmente postergados”. “Es deseable retomar la actividad habitual en el sector hospitalario y de atención primaria”, se puede leer en el documento.

La SESPAS cree que habría que contar “durante meses” con dispositivos específicos y centrados en responder a las demandas derivadas del COVID-19 usando todos los recursos disponibles para minimizar el riesgo de transmisión en los centros sanitarios y mantener la capacidad de atención a enfermos críticos que se ha desarrollado en la actual primera fase.

Para ello, el documente sugiere que la atención primaria intensifique la atención a distancia con el uso de teléfono u otros dispositivos y consiga así distanciar las visitas. Es algo que ya están llevando a cabo la mayoría de los centros de salud de atención primaria, con éxito y desde hace tiempo, pero la SESPAS sugiere que se haga aún más. “Se han cerrado centros de atención primaria y se tendrán que recuperar para que haya más dedicados a seguir a los casos positivos y buscar a sus contactos”, sugiere Villalbí.

Esto lo facilitaría que bajara también el número de profesionales sanitarios afectados por la COVID o en cuarentena por haber estado cerca de ella, por lo que parece que tampoco es algo que se pueda conseguir muy rápidamente.

Hablar de incertidumbre

La tercera condición previa que establece la SESPAS es “explicar a la población que las decisiones se toman en condiciones de cierta incertidumbre”. Es algo que, señala Villalví, “a los políticos les cuesta asumir”. En parte, por culpa de la población. “Se exige infalibilidad pontifical”, comenta. Este punto explicaría la dificultad de muchos mandatarios para contestar a las preguntas de los periodistas, la más repetida en los últimos días relativa a la fecha del fin de confinamiento.

Otros aspectos

Una vez definidas las condiciones previas, el documento de posicionamiento habla de maneras de poner en marcha la famosa desescalada, que ya todo el mundo da por supuesto que no será igual para todos. La segmentación territorial es básica y habrá que combinar la toma de decisiones de forma centralizada -“en especial por su impacto en los presupuestos generales del estado”- con las de base territorial.

Controlar a los pacientes asintomáticos es también clave para la SESPAS, así como la detección precoz del COVID-19 mediante pruebas diagnósticas y “puntos de acceso y consultas presenciales diferenciadas de las de otros pacientes”.

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