Son muchos los datos que permiten mostrar que los chicharreros están cumpliendo con el confinamiento impuesto por el estado de alarma. Si el tráfico en la ciudad ha descendido más del 60% con respecto a las cifras anteriores a esta crisis sanitarias, los del consumo de agua también sirven para mostrar como el cierre de comercios ha hecho que el consumo caíga de media el 7%. Sin embargo, cuando el análisis se hace por zonas, se muestra claramente como en aquellos puntos de la capital que son eminentemente residenciales, esta misma cifra crece hasta el 10% en algunos casos. La Empresa Mixta de Aguas de Santa Cruz (Emmasa), ha extraído estos datos sobre el comportamiento de la población chicharrera en su confinamiento para el área de Servicios Públicos, al frente de la que está José Ángel Martín.
Así, en el detalle que hace por áreas, se muestra que la zona metropolitana baja, en la que Emmasa engloba la zona centro y barrios como Anaga, Duggi o Los Llanos, puntos en los se ubican no solo domicilios sino también gran parte de comercios, colegios y centro de trabajo, el consumo ha descendido el 9%.
Comportamiento similar ha experimentado la zona metropolitana alta, que está compuesta por barrios como Ofra, Vistabella, La Salud, Cueva roja, barrio del Perú, Chamberí, Tío pino, donde el porcentaje de caída se cifra en el 10%. La zona suroeste de la ciudad, que es principalmente doméstica, y que engloba barrios como Santa María del Mar, Alisios, Añaza, Acorán, Barranco Grande, El Sobradillo o Llano del Moro, el consumo de agua ha aumentado el 2%. Al igual que la zona de los Campitos-Casillas, que es fundamentalmente doméstica, en la que ese porcentaje crece el 8%.
En ese análisis por zonas, merece especial atención el de San Andrés e Igueste de San Andrés, en los que ha descendido el consumo el 11%, consecuencia directa, expresa Emmasa, de la existencia de comercios cerrados y el nulo consumo en Las Teresitas.
La empresa gestora del ciclo integral del agua en Santa Cruz también analiza el patrón de consumo, y así, antes de la situación generada por el coronavirus, el pico de consumo se establecía entre las siete y las ocho de la mañana, y la curva descendía suavemente hasta los mínimos consumo nocturno.
Tras la declaración de alerta, los patrones de consumo han cambiado. El pico de mayor consumo se ha trasladado a las nueve de la mañana, y posteriormente se registra un nuevo pico de consumo, no tan pronunciado como el de primera hora , entre 19.00 y 22 horas.