
Álvaro Lorenzana, su mujer Vera y su hija de tres años, India, llevan más de 40 días atrapados en la isla filipina de Boracay, cuya extensión no supera los 7 kilómetros, tras la llegada del COVID19 al país.
La pareja detalla que el cierre del ambulatorio de Boracay, debido el caso positivo por coronavirus del único médico de la isla, se suma al confinamiento domiciliario por la pandemia decretado por las autoridades militares filipinas.
La familia sevillana pidió ayuda para regresar a Europa a través de un vídeo colgado Youtube, pues deben abandonar el hotel en el que se alojan en apenas unos días: “Nos echan; la casera no nos coge el teléfono, no sabemos qué hacer con India en la calle, no tenemos respuesta del Consulado y nadie nos dice por qué no podemos entrar en otro hotel”. Álvaro, Vera e India se quedarán sin alojamiento próximamente con todo lo que ello implica: agua potable, antisépticos, medicamentos…
“Tenemos miedo porque no sabemos cómo puede responder el militarismo”, detalla el padre de familia, que de momento permanece en una habitación de unos ocho metros cuadrados.