
Las informaciones contradictorias por parte de las autoridades sanitarias sobre la necesidad del uso de las mascarillas, la polémica en torno a las distribuidas por la Comunidad de Madrid en las farmacias y, por último, la recomendación del Ministerio de Consumo a la población general de no utilizar las de tipo FFP2 hacen que no sea tan fácil asimilar el concepto “proteger y protegerse del coronavirus Sars CoV-2 con mascarilla”.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha desaconsejado utilizar mascarillas con válvula, un accesorio que llevan sólo las mascarillas que forman parte de los equipos de protección individual (EPI) y que, al igual que éstas, se ven a menudo en muchas de las escogidas por los españoles.
Así, se suma a la recomendación de Consumo de que la población general no utilice las mascarillas EPI, pero con esta especificación: sobre todo, las que llevan válvula. No sería el caso, por ejemplo, de las repartidas en las farmacias sin coste para el usuario por la Consejería de Sanidad de Madrid, que también se han desaconsejado pero que no llevan válvula.
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