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Olga González, un ‘huracán’ sin fronteras

Los espectáculos de música y humor de esta vecina de Los Cristianos, emitidos en Facebook, llegan a la Península, norte de Europa y América
Olga González. Da
Olga González. Da
Olga González. Da

Ha alegrado el confinamiento a los vecinos de Las Cavernas, en Los Cristianos (Arona), con medio centenar de espectáculos improvisados cargados de música y humor desde el patio exterior de su casa, difundidos en directo a través de Facebook, que han llegado a verse en toda España, Reino Unido, Finlandia, Suecia, México, Uruguay, Argentina y Cuba, desde donde sus nuevos seguidores se deshacen en halagos en la red social. Después de firmar un sorprendente y vertiginoso fenómeno social, Olga González, de 44 años, dejó de emitir el domingo pasado, coincidiendo con el estreno de la fase cero de la cuarentena, después de que Facebook le advirtiera sobre los derechos de autor de las canciones que sonaban cada tarde.

“Las cosas que no se planean son las que mejor salen. Hemos creado algo bonito, mágico y maravilloso y el confinamiento se me ha pasado rapidísimo. Ha sido como una gran cadena que crecía con el paso de los días, sin ninguna organización detrás. De repente hemos formado una familia inmensa sin conocernos. ¡Estoy tan contenta!”, manifestó ayer la vecina más famosa y querida de Las Cavernas.
La gran animadora de Los Cristianos, que cada tarde ponía a bailar los balcones y las azoteas, reconoce que se quedó “muerta” cuando le empezaron a llegar comentarios y elogios de otras islas, la Península, del norte de Europa y de varios países de América. “Todavía no me puedo creer que esto, que empezó en plan familiar, llegara tan lejos”.

En estos 50 espectáculos celebrados durante la cuarentena Olga ha recogido lo que ha sembrado: el cariño de sus “cavernícolas”, como ella define a sus vecinos, pero también múltiples muestras de agradecimiento, comenzando por el gesto de los pescadores de Los Cristianos alineando sus barcos orientados hacia este pequeño núcleo situado en una ladera haciendo sonar sus pitas.

No ha sido las única expresión de afecto. La visita de los bomberos y de los voluntarios de Protección Civil haciendo sonar sus sirenas empañaron de lágrimas los ojos de esta activista vecinal. “Cuando los vi llegar casi me da un infarto, y en el caso de los chicos de Protección Civil fue especialmente emotivo porque los conozco y sé que tienen un corazón enorme”.

residencia de mayores

Hace unos días, una trabajadora de la Residencia de Mayores de Los Cristianos contactó con ella y le pidió si podía hacer algo por los ancianos ingresados. Le contó que algunos, cuando escuchaban sirenas a lo lejos, se entusiasmaban pensando que venían a saludarlos, pero las señales acústicas siempre pasaban de largo.

Dicho y hecho. Olga se puso manos a la obra (se acababan de conocer los test negativos realizados a usuarios y empleados), contactó con la Policía Local de Arona y con Protección Civil y todo fue sobre ruedas. “No lo dudaron ni un segundo”, señala.

Al día siguiente, las sirenas sonaban por fuera de la residencia. “Un policía local me contó que se derrumbó y tuvo que volver al coche después de ver cómo varias ancianas se acercaban como podían con su taca taca hasta la valla del balcón y allí sonreían y empezaban a aplaudir”. Olga le dedicó esa misma tarde su espectáculo a los abuelos y a los trabajadores de la residencia a los que nombró uno por uno.

Hoy sigue haciéndole la compra a sus vecinos, consciente de que cuanta menos gente salga a los supermercados, menos riesgo de contagio hay. Ahora cuenta los días para volver a su pasión de animadora infantil y su cabeza ya le da vueltas a un gran acto público para celebrar el fin del confinamiento. De momento, las fiestas la persiguen. La más inmediata, hoy mismo, cuando su hijo David apague las 14 velas de su cumpleaños.

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