sociedad

Reabrir con cita, distancia y dudas

Peluquerías y barberías volvieron a funcionar ayer tras dos meses de cierre y con lleno total en sus agendas; peor suerte corrieron los restaurantes
Peluquerías como esta, en Santa Cruz, tuvieron ayer que teñir canas, cortar pelos, hacer mechas y recuperar la imagen de sus clientas tras dos meses de inactividad. FOTO: Sergio Méndez
Peluquerías como esta, en Santa Cruz, tuvieron ayer que teñir canas, cortar pelos, hacer mechas y recuperar la imagen de sus clientas tras dos meses de inactividad. FOTO: Sergio Méndez
Peluquerías como esta, en Santa Cruz, tuvieron ayer que teñir canas, cortar pelos, hacer mechas y recuperar la imagen de sus clientas tras dos meses de inactividad. FOTO: Sergio Méndez

Peluquerías y barberías hicieron ayer su agosto después de casi dos meses cerradas. La mayoría abrieron bajo estrictas normas de protección y con un ritmo de trabajo frenético que les acompañará durante toda la semana. Pero la pasada jornada, no todo fueron alegrías. Los otros pequeños comercios que podían abrir para ofrecer un servicio ‘para llevar’, como restaurantes y librerías, tuvieron menos éxito debido al miedo que la población tiene tanto a salir de casa como a gastar durante estos momentos de incertidumbre.

Uno de los negocios que ya tenían la pasada jornada la agenda llena era Fabrik Barber, una barbería ubicada en la Carretera del Rosario, en Santa Cruz. Durante la mañana, uno de sus trabajadores contaba que habían atendido a nueve clientes y esperaban atender a otros nueve por la tarde, todos disgregados en diferentes horarios para respetar la distancia física. Pese a las buena acogida de la clientela, preferían “mantener la cautela” porque “aún quedan muchos gastos que afrontar”.

De hecho, días antes, los propietarios tuvieron que adquirir los productos de desinfección, como geles hidroalcohólicos, mascarillas y viseras de protección, además de reorganizar el local. Horas antes, los trabajadores se tuvieron que estudiar el BOE, y se informó a los clientes de las diferentes normas que debían cumplir.

La rutina en los centros de belleza también ha cambiado. Ángela Dorta, propietaria de la Peluquería Mi Sueño, en Tejina, solo atiende a una persona por hora y después de cada uso, higieniza tanto el local como los instrumentos de corte. Esta semana, solo atenderá a personas mayores, dependientes o con enfermedades: “Tienen derecho a sentirse cuidadas y sin preocupaciones durante un rato, al igual que quienes van a operarse estos días, que quieren ir guapitas”, cuenta Ángela.

Como propietaria, lamenta no poder sacar del ERTE aún al resto de trabajadores y ha visto truncados muchos de los sueños que estaba apunto de alcanzar justo antes de que se desencadenara la pandemia, como el 15 aniversario de su negocio y la “enorme” reforma que realizó en el mes de enero, con la ampliación de servicios estéticos y varios acuerdos con la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama de Tenerife (Ámate).

“Estábamos en un momento muy feliz y que ahora haya pasado todo esto y ver pararse todos los proyectos”… dijo Ángela, a quien le costaba articular palabra al pensar en una agenda de bodas, comuniones y orlas canceladas.

La remontada económica en el sector estético no fue compartida, a simple vista, por el de la restauración. En la mayoría de calles, los restaurantes permanecían cerrados, sin opción al ‘servicio para llevar’.

Para el Restaurante Casa Genaro, en la Buzanada, la apertura “no compensará las pérdidas”. Una triste realidad que contaba José Alfredo, un propietario entregado que difundía en las redes sociales las fotos de su famoso quesillo canario, al que difícilmente nadie se podría resistir, pero lo tenía todo en contra: “La gente prefiere cocinar en vez de gastar. Son momentos de incertidumbre y ni siquiera ayer, Día de la Madre, se podía abrir”, contó exhausto, tras medio día de trabajo y a punto de almorzar.

Diferente fue el caso de una pequeña y moderna cafetería de La Laguna, ubicada en la céntrica calle Juan de Vera. Los propietarios de La Cafeína ya se habían especializado en el café para llevar antes de la pandemia y tienen una clientela fiel acostumbrada al sabor de sus exóticos granos. Ayer, además, impulsaron la reapertura regalando flores comestibles para maridar con el capuccino, el barraquito y el café.

“Estábamos como locos esperando que llegara el momento de la reapertura y el ritmo de trabajo ha sido muy bueno. Por la mañana acercábamos el café a la puerta para los que lo habían pedido y por la tarde preparamos el reparto de café al peso, que lo llevamos a domicilio”, contaba Ariadna, una de las propietarias, que mantenía una mentalidad muy positiva tras semanas de trabajo para lanzar la web de venta online y coordinar el servicio de reparto.

Si en algo coincidieron todos los comerciantes, sin embargo, fue en la gran incertidumbre que sienten. Las esperanzas están puestas en la fase 1, en la que, con restricciones, se podrán abrir al fin las terrazas. A partir de entonces, esperan que la economía comience poco a poco a despegar.

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