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El posible nombramiento de Trujillo y Armas como consejeros agita al socialismo tienerfeño

El presidente del Gobierno anunció que los nuevos consejeros de Sanidad y Educación del Gobierno de Canarias llegarían con la nueva normalidad. Pero  el trayecto se está haciendo largo y tedioso como esos viajes en coche de domingo por la tarde, en plena infancia. Aunque ya hay dos nombres que ayer sonaban con mucha fuerza  y que, en algunos sectores, ya se dan como definitivos. Para Sanidad, el gran canario Blas Trujillo. Para Educación, la lanzaroteña Manuela Armas. Dos nombramientos que debilitan el peso político del PSOE de Tenerife, que impulsó el nombramiento de la anterior consejera de Sanidad, Teresa Cruz, y avaló el de la exconsejera de Educación, María José Guerra Palmero.

Con Blas Trujillo, el presidente Torres sentaría a la mesa del Consejo de Gobierno a un segundo miembro del último Ejecutivo de Jerónimo Saavedra, después de Julio Pérez. Hace 27 años, Trujillo ya fue consejero de Trabajo y Función Pública. Economista de formación, tras la moción de censura de 1993 que dio origen a Coalición Canaria, fue diputado en el Congreso de 1993 a 2000 y luego portavoz socialista en el Cabildo de Gran Canaria 1999 a 2003. Desde ese año a 2011 fue parlamentario regional. En 2012 se convirtió en presidente de la Fundación de la Caja Insular de Ahorros de Canarias.  Y en febrero de 2017, del Consejo Económico y Social. Según fuentes del PSOE, su nombramiento se da por seguro seguro.

Manuela Armas fue viceconsejera de Educación del Gobierno de coalición entre CC y PSOE presidido por Paulino Rivero con el socialista José Miguel Pérez de vicepresidente y consejero de Educación, entre 2011 y 2015. En el entorno educativo, algunos daban ayer ya por hecho su nombramiento. Maestra de profesión, fue alcaldesa de Arrecife con Coalición Canaria entre 1999 y 2000. Luego, ya en el PSOE, fue presidenta del Cabildo de Lanzarote entre 2007 y 2009. De 2015 a 2017 fue también viceconsejera de Administraciones Públicas en el área de Presidencia, Justicia e Igualdad.

Sin embargo, el posible nombramiento de Trujillo y Armas ha provocado algunos temblores en Tenerife, de donde eran las anteriores consejeras y que pierde peso político en el Gobierno. Fuentes del PSOE en la isla aseguran “que es potestad del presidente  nombrar a su Ejecutivo y nosotros no plantaremos batalla por esa cuestión, porque además, son dos figuras muy sólidas. Pero llama la atención el poco peso que le quieren dar a los socialistas tinerfeños, teniendo en cuenta que somos la isla que más diputados socialistas aporta en el Parlamento”. El socialismo tinerfeño, dirigido por el presidente del Cabildo, Pedro Martín, es el más crítico con la Ejecutiva regional liderada por Torres. Aunque aún mantienen la esperanza de que haya un cambio a última hora. Desde Tenerife han salido nombres como el de la senadora Olivia Delgado o la alcaldesa de San Juan de La Rambla, Fidela Velázquez, para Educación. Y del diputado majorero, Iñaki Lavandera, para Sanidad.

Otras fuentes insulares destacan que el presidente “haya obviado todas las propuestas de los distintos sectores del partido en la isla, también de quienes han sido sus afines, como Pedro Ramos, que apostaba por la gerente del HUC, Mercedes Cueto, para Sanidad”. Ramos es miembro del comité federal del PSOE, el hombre fuerte del socialismo lagunero  y aliado de Torres durante su ascenso a la secretaría general del PSOE canario. “Hay un intento de reforzar su autoridad interna”, afirman estas fuentes del partido.

Lo cierto es que siempre se ha achacado a Torres tener un liderazgo interno débil y dependiente del apoyo de las baronías insulares, sin una verdadera fortaleza regional.  “También ha mosquedado a Loli Corujo, que fue uno de sus apoyos y que no está contenta con el nombramiento de Manuela Armas”.

Torres, querido en la calle y apreciado en Ferraz, como ha señalado alguna vez el mismísimo secretario de Organización federal del PSOE, José Luis Ábalos, tendrá que decidir si le da menos peso a esa dinámica de equilibrios insulares. “Como empiece a cojear en Lanzarote y Tenerife se le plante, puede tener un problema”, afirma un veterano socialista. “Aunque Tenerife también debería platearse el grave problema de cuadros políticos que tiene”.

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