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“Soy heterosexual, y son muchos los hombres que me llaman para quedar, mujeres no tanto”

Testimonio de un tinerfeño de 46 años, casado y con un hijo de nueve, que afirma haberse prostituído para sacar a su familia adelante en la crisis post-Covid
La prostitución masculina en Canarias es parte importante de esta actividad. DA
La prostitución masculina en Canarias es parte importante de esta actividad. DA
La prostitución masculina en Canarias es parte importante de esta actividad. DA

Finalizó el estado de alarma y algunos han tenido que poner remedio a la crisis económica que comienza a aflorar. Diego (nombre ficticio), tinerfeño de 46 años, casado y con un hijo de 9, ha recurrido a las páginas de contactos sexuales que se encuentran en Internet. Ya no trabajaba antes de la pandemia y su mujer lo hacía en la hostelería; a pesar de que ella ya se ha incorporado a su trabajo tras el confinamiento, asegura que no llegan “ni al siete de cada mes”.

Diego tuvo la necesidad de cubrir algunos gastos y, para ello, recurrió a mantener relaciones sexuales a domicilio.

“Soy heterosexual, y son muchos los hombres que me llaman para quedar, mujeres no tanto”, cuenta a DIARIO DE AVISOS. Muchos nombres reciben los hombres que se dedican a cobrar por satisfacer las necesidades y fantasías de los otros: chapero, gigoló, puto… Diego no se considera “ni siquiera hombre de compañía”. Asegura que “esto será algo momentáneo”.

Su mujer no lo sabe: “Me compré otro móvil y me paso todo el día pendiente de él, y de mi mujer, para que no sospeche”. La situación no es nada fácil. Ha “hecho de tripas corazón” y solo piensa en todo lo que debe. “Todo lo que está ocurriendo en estos momentos es tremendo, señala. El desasosiego que tiene no lo deja vivir. “Las primeras veces yo decidía con quién quería, pero ahora es imposible, explica. Cobra 60 euros por 30 minutos y sin penetración anal: “Yo no me dejo penetrar”. Una hora, 80 euros. “Los precios los he tenido que mirar haciendo un rastreo de otros perfiles, e incluso llamando y haciéndome pasar por cliente”, dice.

Preguntándole por el riesgo que puede correr al no conocer a las personas con las que queda y lo que conlleva el trasladarse, comenta que no “le queda otra alternativa”, aun interrogando al cliente por WhatsApp.

La prostitución es un mercado oculto que no solo afecta a los inmigrantes: “Hay muchos canarios que han tenido que ponerse a ello”. Tampoco es solo trabajo de mujeres, pues “en la actualidad son muchos más los hombres”. Tanto es así que “otros chicos que se promocionan en las webs me han pedido trabajar juntos para aquellos que solicitan otros servicios a los que no estoy dispuesto”.

“El trabajo es el trabajo”, comenta Diego. “Tengo que pensar así para sentirme algo mejor”., manifiesta. Su familia es lo más importante. Se encuentra “con las manos y los pies atados” esperando una mejora. “Mi mujer no puede hacerse cargo con todo lo de la casa; estamos sobreviviendo, no viviendo”, recalca.

A pesar de que no se hable tanto de ella, la prostitución masculina en Canarias supone una parte importante del total de las cifras de la prostitución. Sin hacer distinción entre sexos, parece que la prostitución será, por desgracia, algo más presente en la era post-Covid.

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