sociedad

Agosto se explaya

Una ola de entusiasmo arrasa Las Teresitas sin causar daños (baños, sí) personales e inunda la arena de alegría, mientras las calles palpitan al ritmo de la vida cotidiana
Calor en Las Teresitas. Tony Cuadrado
Calor en Las Teresitas. Tony Cuadrado
Calor en Las Teresitas. Tony Cuadrado

En estos insólitos momentos que nos han tocado vivir son típicos los tópicos: un verano diferente, desde luego. Informativamente hablando, este agosto está resultando ser farragoso. Más que angustioso, es un mes sofocante. No tanto por las temperaturas como por el ambiente que se respira. Cinco meses después, casi ya, de la declaración del estado de alarma y menos de dos desde que se levantó el confinamiento, el coronavirus ha decidido no tomarse vacaciones. La pandemia ha trastocado los planes de mucha gente, la mayoría, que prefiere broncearse con una loción de cautela con canela antes que lanzarse a la aventura para fardar en las redes digitales.

Ante las enormes dificultades para desplazarse fuera del lugar de residencia, por miedo o por dinero, cobra fuerza la opción de disfrutar a las puertas de casa. ¡Por si acaso suena el bocinazo de alerta máxima! Se impone, por lo tanto, la prudencia so pena de volver a la cuarentana. En Canarias no cuesta ir a la costa. Desde cualquier sitio donde alguien se encuentre, llegará en dos pasos. Si no es una, otra. Parece que ha calado el mensaje: “Como no vienen, quédate”. Tiene sentido que se haya entendido el recado. Eso, o se derrite el mantecado del mercado turístico.

Entonaban así Los Mismos: “Les habla el hombre del tiempo con nuevas informaciones. Chubasco y viento en varias de las regiones. El cielo estará nublado y habrá nieve en las montañas, algunos puertos cerrados y frío en el resto de España. Solamente Canarias conserva el clima primaveral. Tenerife tiene seguro de sol. Se esperan temperaturas más bajas que las normales en Extremadura y en todas las capitales. El parte se está acabando, hasta la vista y aquí me marcho cantando diciéndole a los turistas que Tenerife tiene seguro de sol”. Aunque la época estival no representa la temporada alta para este archipiélago, la hibernación económica provoca una crisis climática en términos de actividad empresarial y laboral, de ingresos para garantizar el bienestar: los sudores provienen de la frialdad de la congelación del motor que mueve a la sociedad. De ahí que la imagen que Santa Cruz y, a su manera, La Laguna transmitían ayer sea agradecida. A tono con el día internacional que se celebraba, de éxtasis. Había motivos para refrescarse y explayarse. Una ola de entusiasmo arrasó Las Teresitas. Lejos de causar daños personales (baños, sí), inundó la arena de alegría.

Semejente perspectiva insufla el ánimo de adrenalina. Las autoridades sanitarias y políticas se empeñan en apelar a la responsabilidad. De la solidaridad ciudadana y de la serenidad colectiva depende que las esperanzas no se ahoguen porque alguien la encharque. Pese al susto, las calles aguantan el pulso. Se observan en el talante de los viandantes las ganas de seguir adelante, de frente, con la cabeza despejada y los pies al ritmo de la vida cotidiana. Si no es hoy, ¡mañana!

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