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Cierra el Café Atlántico, historia viva de la sociedad santacrucera

El próximo domingo será el último día de servicio de la cafetería, que cuenta con 72 años de vida y que, tras perder un litigio con el Casino, dueño del local, abandona su actual sede
La semana pasada se procedió a la retirada del cuadro de Martín González, que presidía el local interior del Café Atlántico desde su apertura en 1948. Fran Pallero
La semana pasada se procedió a la retirada del cuadro de Martín González, que presidía el local interior del Café Atlántico desde su apertura en 1948. Fran          Pallero
La semana pasada se procedió a la retirada del cuadro de Martín González, que presidía el local interior del Café Atlántico desde su apertura en 1948. Fran Pallero

Es uno de los negocios más antiguos de Tenerife, con más de 70 años de historia, por sus salones y terraza ha pasado lo más selecto de la sociedad tinerfeña, también los más avispados cambuyoneros del puerto de Santa Cruz, e, incluso, hay quien cuenta que espías ingleses y alemanes se sentaban en su terraza para vigilar qué y quién entraba o salía del puerto capitalino. Historias que atesora el Café Atlántico, el mismo que este día 30 echará el cierre de forma definitiva. La ausencia del cuadro de Martín González, en el que el Teide presidía el interior del local ubicado en los bajos del Real Casino de Tenerife, es la firma de un adiós, la de sus 72 años de historia y de una docena de empleados, que siguen atendiendo a cuántos se acerquen a este mítico café de la avenida de Anaga.

El Café Atlántico se va después de perder el pleito que mantenía con el Real Casino de Tenerife, dueño del local, a cuenta del alquiler del mismo. Una renta antigua que el Casino quería renovar y que, al no llegarse a un acuerdo, terminó en los tribunales. Según ha podido saber DIARIO DE AVISOS, otro conocido negocio de la capital, La Cuadra del Palmero, ocupará su lugar.

Eduardo Coll, su actual gerente, nieto del fundador de este Café Atlántico, que abrió sus puertas en 1948, expresaba ayer a este periódico su “tristeza” por tener que poner fin a una actividad en la que tres generaciones de la familia Coll han puesto parte de su vida. “El Café Atlántico forma parte de la historia de de Santa Cruz, otro lugar emblemático que pierde la ciudad”. Coll recuerda cómo su abuelo acondicionó el local, cómo le encargó al pintor Martín González que hiciera el cuadro que ha sido santo y seña de este negocio. “Nosotros nos vamos y solo nos queda desearle mucha suerte al que venga”, añadió Coll.

También tiene palabras para sus clientes, a los que agradece el “profundo cariño” que le han demostrado en estos años, pero, sobre todo, en estos días. “Me han hecho llegar comentarios preciosos y eso es algo que nos llevamos, estar en el recuerdo de muchos santacruceros”, detalla Coll, quien no quiere olvidarse de sus empleados, con los que lleva trabajando, codo con codo, desde hace ya 13 años. “Mi más profundo agradecimiento por su trabajo y entrega”. El aún gerente del Café Atlántico le da las gracias especialmente a una de sus empleadas más antiguas, Candelaria, que empezó a trabajar en la empresa familiar con 16 años, “y justo este 30 de agosto se jubila, a los 68 años”.

Aunque mucho se ha dicho si la marca Café Atlántico abrirá en otro sitio de Santa Cruz, Coll descarta, por el momento, esa posibilidad.

Querían hacer una fiesta de despedida, pero, como todo en este mundo, la Covid-19 dejará el adiós en un brindis a la historia del negocio.

Entre esos recuerdos, como cuenta uno de sus camareros, Manuel Santana, las celebraciones del Carnaval, también las de Fin de Año, “todo el mundo conoce las fiestas del Atlántico”, un lugar de encuentro, también para los turistas, que en los últimos años llenaban las mesas de la terraza contemplando, el que dicen, es el espacio más fotografiado de Tenerife, el jardín vertical de la plaza de España. “Doy fe de ello”, afirma Manuel.

Además, este camarero agradece a los clientes la fidelidad que han mantenido en los últimos años. “Tenemos gente que viene a diario desde muchos años, con los que tenemos un trato entrañable”, comenta con cierto pesar.

Tanto Manolo como el resto de sus compañeros, algunos con más de 30 años en la empresa, pasarán a engrosar las listas del paro a partir del próximo 1 de septiembre.

Recuerda Manuel otras épocas históricas, como aquella en las que se hacían los míticos bailes de tango, o cómo el Café Atlántico fue el punto en el que trabajó el último limpiabotas que permaneció en activo en Santa Cruz, y que, por cierto, cuenta, falleció el año pasado.

Mientras hablamos, sus compañeros se afanan en tener listo el local para la hora del aperitivo, primero, y del almuerzo, después. “Las reservas siguen llegando a pesar de que saben que vamos a cerrar”, comenta Manuel. También apunta que se ha prohibido fumar en la terraza del Atlántico, después de las últimas medidas anti-Covid dictadas por el Gobierno central, y, reconoce que, de momento, lo de llevar mascarilla dentro del local es lo que más le sigue costando a los clientes.

Los recuerdos se apilan estos días en el entorno del Café Atlántico, en el que muchos santacruceros tienen una historia que contar, donde se cerraron negocios, se rompieron otros, nacieron y murieron amores o en el que simplemente se hablaba en las interminables tertulias que protagonizaban las tardes y noches del Atlántico. Y la música, siempre asociada a este lugar emblemático. De momento, hasta este domingo, se seguirá sirviendo café, cervezas, almuerzos y cenas, despidiéndose de sus clientes como mejor sabe hacerlo.

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