Las Unidades de Medicina Intensiva (UMI) de los distintos hospitales de referencia de Canarias están cogiendo aire en los dos últimos meses tras unas frenéticas jornadas de trabajo desde que se recrudeció en marzo la pandemia del coronavirus en el Archipiélago. Durante varias semanas con un paciente o ninguno en sus camas, actualmente, ocho están ingresados en una Unidad de Cuidados Intensivos en las Islas. María del Mar Martín, jefa de Medicina Intensiva del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, llama a “no bajar la guardia”, ya que la relajación de las últimas semanas ha incrementado los contagios y los ingresos hospitalarios. “No queremos vernos en una situación como la de marzo”, reiteró.
Martín afirma que el coronavirus no ha cambiado su comportamiento de las primeras semanas de marzo a la actualidad, “pero sí es verdad que durante los primeros compases de la lucha contra la pandemia había muchos más pacientes en la UCI. En mi opinión, la carga viral era muy alta, había mucha población contagiada y, sobre todo, muchas personas de riesgo que aumentaron los ingresos de manera muy continuada”. Por tanto, “el confinamiento y, posteriormente, las medidas adoptadas por las autoridades, como el uso de la mascarilla, la distancia social y el lavado de manos, hizo que ese aumento se controlara. Sin embargo, en los últimas semanas se ha bajado la guardia y eso nos repercute en que cada vez hayan más positivos, al haber más población de riesgo expuesta”.
Las Unidades de Medicina Intensiva (UMI) de los distintos hospitales de referencia de Canarias están cogiendo aire en los dos últimos meses tras unas frenéticas jornadas de trabajo desde que se recrudeció en marzo la pandemia del coronavirus en el Archipiélago. Durante varias semanas con un paciente o ninguno en sus camas, actualmente, ocho están ingresados en una Unidad de Cuidados Intensivos en las Islas. María del Mar Martín, jefa de Medicina Intensiva del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, llama en DIARIO DE AVISOS a “no bajar la guardia”, ya que la relajación de las últimas semanas ha incrementado los contagios y los ingresos hospitalarios. “No queremos vernos en una situación como la de marzo”, reiteró.
Martín afirma que el coronavirus no ha cambiado su comportamiento de las primeras semanas de marzo a la actualidad, “pero sí es verdad que durante los primeros compases de la lucha contra la pandemia había muchos más pacientes en la UCI. En mi opinión, la carga viral era muy alta, había mucha población contagiada y, sobre todo, muchas personas de riesgo que aumentaron los ingresos de manera muy continuada”. Por tanto, “el confinamiento y, posteriormente, las medidas adoptadas por las autoridades, como el uso de la mascarilla, la distancia social y el lavado de manos, hizo que ese aumento se controlara. Sin embargo, en los últimas semanas se ha bajado la guardia y eso nos repercute en que cada vez haya más positivos, al haber más población de riesgo expuesta”.
Para explicar el cambio sustancial del perfil de las personas contagiadas, y que lleguen en menor número a los hospitales, Martín Velasco no cree que se deba a que el verano haya disminuido su carga vírica. “Ahora conocemos más la enfermedad y se detectan más casos rápidamente, al hacerse más pruebas PCR”. Por tanto, esto es un salto cualitativo, ya que “se detectan más casos de manera temprana, por lo que sabemos que debemos tomar medidas para, por un lado, aislar a la población que es positiva y asintomática, y esta decisión supone parar la cadena de contagios”, y, por otro, se acorta el tiempo en el que los asintomáticos llegan al hospital. “Efectivamente esto es muy importante. A pesar de que los tratamientos no se han modificado sustancialmente, la detección precoz conlleva un tratamiento temprano y que menos pacientes necesiten un ingreso en la UCI. Ojalá sea así, porque no queremos vernos en una situación similar a la de marzo”, subrayó. Sin embargo, recordó que “hay que ser prudentes, pues hemos estado un par de meses casi sin casos y ahora están volviendo los ingresos por la Covid”.
Cuestionada por el notable tiempo que necesitan los enfermos muy graves de coronavirus en mejorar, la jefa de Medicina Intensiva del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria recordó que “los intensivistas sabemos que cuando un paciente con una infección viral, bacteriana o la que sea, provoca un distrés respiratorio agudo como el que produce el SARS-CoV-2, su evolución es muy lenta y que son enfermos que estarán ingresados un mes, mes y medio o dos meses. Cualquier patología que conlleva un distrés respiratorio, tiene un tiempo de ingreso prolongado, porque necesita mucho tiempo con ventilación mecánica y eso conlleva una serie de complicaciones a todos los niveles en el organismo. El problema es que, como las camas de intensivos son las que son y esos pacientes se quedan meses, la posibilidad de que se sature el sistema es alta, y de ahí nuestra preocupación”.
El distrés genera una recuperación lenta
Los efectos negativos para el paciente aumentan con el paso de las semanas. “Es más probable que una persona con patologías previas se enferme de coronavirus y tenga una infección grave y un distrés. Eso requerirá una recuperación mucho más lenta y complicada, y tendrán más posibilidades de que su evolución sea desfavorable”. Sin embargo, sus secuelas “no son muy diferentes a las que tienen otros pacientes que han estado muy graves y durante mucho tiempo ingresados, pues son físicas y psicológicas. Cuando se ha recuperado y comienza a tener un buen intercambio de oxígeno, porque los alvéolos están limpios de todo ese proceso inflamatorio que produce el virus, todavía le queda recuperar la musculatura y la fuerza que ha perdido, pues lleva mucho tiempo estancado- el respirador ha trabajado por él- y son necesarias sesiones de fisioterapia. Es muy duro y muchos mayores no lo soportan”, apuntó.
A falta de una vacuna, que podría llegar a final de año, el conocimiento de la Covid-19 ha supuesto avances en los tratamientos, los fármacos y los protocolos para atender a los afectados. “Conocemos más del coronavirus, pero todavía no hay muchas alternativas terapéuticas para esta patología. Se pueden utilizar los corticoides, en el caso de pacientes críticos y que se plantea un uso en los primeros días, mientras que el remdesivir es otro fármaco antiviral que se plantea y que también tenemos posibilidad de utilizar”, finalizó.
“Hay que favorecer el intercambio de oxígeno en las áreas del pulmón”
Uno de los protocolos utilizados en pacientes con coronavirus es colocarlo boca abajo para que respire mejor. Mar Martín recuerda que “es una medida que hemos utilizado en las UMI desde hace muchísimos años para el manejo de pacientes con distrés, con el objeto de favorecer el intercambio de oxígeno y que la ventilación llegue a más áreas del pulmón que cuando el paciente está en decúbito supino (boca arriba). De esta manera, lo que hacemos es alternar al paciente en ambas posiciones para mantener cada pulmón lo más aireado posible y que no haya zonas de estancamiento. Además, debemos buscar el confort del paciente para que no esté siempre en la misma posición, cambiarle la cabeza y el tubo respiratorio de lado cada cierto tiempo. Este es un trabajo de enfermería muy importante y una medida efectiva para tratar los distrés respiratorios graves”.