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Amós García: “Estamos ante un momento histórico, la disponibilidad de un producto que será clave para modular la enfermedad”

El jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias, y como presidente de la Sociedad Española de Vacunología, valora para DIARIO DE AVISOS el inicio de la vacunación.
El doctor Amós García Rojas. DA
Amós García Rojas, jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud del Gobierno regional. DA
Amós García Rojas, jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Servicio Canario de la Salud del Gobierno regional. DA

Desde hace varios meses duerme muy pocas horas, lo reconoce. El tinerfeño Amós García Rojas, jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Canarias, es la voz más autorizada de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias en la pandemia del coronavirus, pero también, como presidente de la Sociedad Española de Vacunología, es una de las personas que más conoce del género. Desde su cuenta personal de Twitter, y con el lema Calma y paciencia: +Prudencia, García expresa diariamente sus reflexiones. Hoy es un día “histórico” y muy feliz, ya que se comenzarán a administrar las vacunas contra el coronavirus en España y en Canarias.

-Llegó el gran día que usted como epidemiólogo y vacunólogo esperaba, el de la vacunación.
“Me parece una noticia fantástica, estamos viviendo un momento histórico que viene expresado por la disponibilidad de un producto que será clave en la consecución de la modulación futura que podamos conseguir de la pandemia del SARS-CoV-2. Estamos haciendo historia y lo veo de manera muy positiva”.

-¿Cómo podemos tranquilizar a los reticentes de la vacuna, en especial sobre los efectos secundarios que podría desarrollar?
“Les recordaría que cuando el drama nos empezó a golpear, muchos decían, ¡ojalá tuviéramos pronto la vacuna!, y ahora que la tenemos algunos dicen que ha llegado demasiado pronto. Ha venido al ritmo adecuado y cuando tenía que llegar. Los tres elementos que pongo sobre la mesa para tratar de hacer llegar a la ciudadanía el mensaje de positividad de la vacuna es, en primer lugar, que las autoridades y los órganos reguladores de los medicamentos las han evaluado y han visto que reúnen los perfiles de seguridad adecuados y de eficacia razonable. Las personas que forman esos órganos son profesionales científicos de muy alta experiencia. En segundo lugar, es evidente que la alternativa a no vacunarnos es seguir como estamos, seguir con la pandemia y la crisis sanitaria, económica y social que conlleva. Y, en tercer lugar, recordarles que estamos ante una enfermedad que ha causado 1,5 millones de muertos, y los efectos secundarios que podrían tener van a ser leves, escasos y, en esa perspectiva, no tienen parangón con la posibilidad de enfrentarnos a tener la enfermedad”.

– Teniendo un proceso habitualmente largo, ¿estas vacunas han llegado en tiempo récord porque toda la ciencia se volcó para ello trabajando en varias vías de investigación nuevas y también otras que heredan investigaciones previas del SARS y MERS?
“Todo el razonamiento científico se ha volcado buscando una cura contra el SARS-CoV-2 y también se ha invertido mucho dinero en lograr estas vacunas. Conociendo y aplicando nuevas tecnologías que han tenido su prólogo en el SARS y el MERS, la tecnología de las vacunas con el (ARNm) ARN Mensajero, que enseña a las células cómo producir una proteína que desencadena la respuesta del sistema inmunológico, ha permitido desarrollar una vacuna de forma más rápida”.

-¿Qué nos puede decir de la vacuna española, la que lidera Luis Enjuanes (CSIC)?
“Esta vacuna es muy sugerente, tiene un desarrollo tecnológico complicado y, sobre todo, lo más importante, es que demuestra que en España también se investiga. Sin embargo, hasta ahora en nuestro país investigar es sinónimo de llorar. Bajo esa perspectiva, si dispusiera de los recursos que están disponibles en otros países, esa vacuna que apunta maneras hubiera evolucionado muchísimo más”.

-Se cumple un año desde que el SARS-CoV-2 saltó a la luz pública en China. ¿Qué le parece la evolución del coronavirus y las diferentes mutaciones que está teniendo, la última conocida la inglesa?
“Forma parte de la dinámica habitual de un coronavirus, son mecanismos que realiza el microorganismo para sobrevivir. Las nuevas cepas que están apareciendo, en principio no están relacionadas con un incremento de la letalidad o la virulencia, sino están relacionadas con una mayor capacidad de transmisión y contagio. Por tanto, lo que hay que hacer es no bajar la guardia y cumplir las medidas sanitarias que evitan que nos contagiemos, es decir, el uso de la mascarilla, el lavado de manos..”.

-Las farmacéuticas están verificando si habría que hacer ajustes a sus vacunas contra la COVID.
“Siempre y cuando fuera necesario hacerlo. Espero que no, que con las que tenemos ahora sean suficientes, y en principio, desde el punto de vista teórico parece que es así”.

-¿La amplia batería de vacunas disponibles nos permitirá conocer la inmunidad y la verdadera eficacia de cada una?
“Debe pasar un tiempo, ahora no se sabe, ni es posible saberlo. Para llegar a ese conocimiento hay que aplicar la vacuna y realizar ese monitoreo de las personas que están recibiendo el producto. Desde luego, es una línea que ocurre con cualquier tipo de vacuna que se incorpora al catálogo de uso, hasta que no lleve un tiempo no sabremos cuál será su verdadera respuesta protectora”.

-Ya tenemos las vacunas en Canarias y hoy comenzará su administración a los usuarios de las residencias y centros de mayores y discapacitados. Después llegará al personal sociosanitario y al sanitario del Servicio Canario de Salud. ¿Hay garantías en cuanto a su conservación y traslado?
“Van a llegar a todos los puntos de Canarias, algunos con cierta complicación, pero evidentemente se va a hacer. Si hemos vacunado en África contra el ébola con dosis ultracongeladas, ¿no vamos a poder hacerlo nosotros? La vacuna llegará refrigerada, no congelada, y desde que comienza la descongelación hay un período de tres a cinco días para que puedan administrarse la vacuna. Hay que trabajar con esos tiempos”.

-¿Cuándo comenzará su distribución al resto de la población de las Islas y cómo se llevará a cabo? ¿Será en los Centros de Salud o habrán algunos puntos estratégicos de vacunación?
“En todos los Centros de Salud va a ser complicado que se pueda vacunar por las características de la vacuna. Si fuera posible, se haría, pero si no lo fuera, se buscarán unos centros que sean receptores de un gran número de ciudadanos y se vacunará en ellos. Estos detalles todavía restan por perfilar dentro de algunos días. Ahora estamos metidos en vacunar en las residencias, proteger a los más vulnerables, a los que más pierden con esta enfermedad. Lo demás está planificado sobre el papel, pero veremos según la experiencia que tendremos con el paso de los días para ir tomando decisiones”.

-Hay mucho secreto al hablar de la ubicación de los almacenes donde se guardará en Tenerife y Gran Canaria. ¿Tienen miedo al pillaje de este oro líquido?
“No creo que alguien en su sano juicio pueda realizar una intervención de esas características, habría que estar muy confundido mentalmente, para que se pueda realizar un uso tan inadecuado de la vacuna. Más que nada estamos trabajando en garantizar la seguridad de las mismas y respetar la condiciones de conservación aconsejables”.

-Esperan que en junio esté vacunado el 70% de la población, lo que supondría llegar a la inmunidad de grupo o rebaño.
“Ojalá que antes del verano lleguemos a la inmunidad colectiva, y ahí empezaremos a valorar rebajar paulatinamente algún tipo de medidas. Pero tenemos que ver si con esa cobertura de la sociedad hemos conseguido disminuir el número de casos de SARS-CoV-2 y que la tendencia del problema es claramente a la baja. Podríamos empezar a recuperar parte de la normalidad que teníamos antes”.

-Sin duda nos dará un respiro importante, pero hasta entonces debemos seguir aplicando medidas básicas como el uso de la mascarilla y la higiene de manos.
“Hay algunas pautas con las que hemos convivido hasta el momento y que son razonables que se mantengan en el momento que sea adecuado. Yo creo que debe quedarse el lavado habitual de manos, así como el uso de la mascarilla, que es muy positivo y está asumido en varios países orientales. Si estoy resfriado y salgo a la calle la mascarilla evita que infecte a otros”.

-¿Qué ha supuesto esta enfermedad desde el punto de vista científico y de los sistemas sanitarios? ¿Qué hemos aprendido?
“Espero que con esta crisis del coronavirus aprendamos algo fundamental, y es que al sistema sanitario no se le puede plantear en ningún momento recortes. Es uno de los elementos clave del estado del bienestar y de ninguna manera se puede recortar. En segundo lugar, una estructura del sistema sanitario básica y fundamental como es la Salud Pública, tiene que potenciarse, como al mismo tiempo tiene que potenciarse la Atención Primaria, que es el eje vertebral del buen funcionamiento del sistema sanitario. Y lógicamente hay que mantener engrasado el ámbito especializado”.

-¿Cómo debemos afrontar nuestra vida sabiendo que tenemos unos enemigos como son los virus, coronavirus y bacterias que en cualquier momento pueden volver a saltar a la actualidad? Al igual que se creó la UME para atajar los incendios forestales, ¿hay que crear una unidad o cuerpo con especialistas preparados para una nueva pandemia?
“Ya está creada, pero no está potenciada, es la estructura de Epidemiología y Salud Pública. Espero que con esta crisis se potencie. Es verdad que las enfermedades trasmisibles estaban azotando al tercer mundo y desde el primero, de manera prepotente, no le dábamos importancia cuando una enfermedad no tiene fronteras”.

-El SARS-CoV-2 ha despertado a la sociedad actual, que había olvidado que nuestros antepasados sufrieron otras pandemias, por ejemplo, en los últimos 100 años, la gripe, el cólera, la tuberculosis, la polio, la viruela, el sarampión, la varicela, muchas ya semiolvidadas por sus efectivas vacunas, y otras más actuales como el VIH, el ébola, las gripes A, aviar o porcina, el SARS o el MERS.
“Ha sido una cachetada poderosa que nos la ha dado un microorganismo que no se ve y, sin embargo, se siente. Efectivamente, es la realidad, es la primera pandemia que da de lleno al primer mundo y, además, con una gran transmisión. El SARS-CoV-2 refuerza una idea que no paro de repetir, en las enfermedades transmisibles nunca podemos bajar la guardia”.

-¿Esta es la crisis sanitaria o pandemia más potente que ha vivido? En 1981 estaba en Sevilla cuando surgió el síndrome del aceite tóxico por el consumo de colza no apto para humanos. Fueron más de 3.800 fallecidos y 21.000 afectados.
“Este coronavirus sí es la mayor crisis que he vivido como profesional. La colza me tocó como estudiante de medicina en Sevilla y lo viví desde el punto de vista epidemiológico con un interés desmedido. En el principio había varias hipótesis sobre su origen, recuerdo un ministro diciendo que era una enfermedad producida por un bichito que se caía al suelo y se escachaba, y otras ideas más. Desde el punto de vista epidemiológico, nosotros teníamos claro que estaba vinculado a lo que luego se constató con el análisis”.

-Actualmente, más que episodios epidemiológicos, los casos llegan por intoxicaciones alimenticias y problemas vinculados con un estilo de vida alejado de los estándares saludables.
“Cierto. Ahora las enfermedades están asociadas a procesos de tipo crónico-degenerativo derivadas de estilos de vida pocos saludables, y ahí está la clave. Las enfermedades prevalentes actualmente están derivadas del uso del tabaco, del abuso del alcohol, de una mala alimentación y del estrés de nuestro actual estilo de vida. Esos son los factores primordiales. Luego hay que sumar los que están derivados de otros perfiles como puede ser la mala situación económica en las familias, el paro, etc.”

-En este año 2020 debía jubilarse. Vaya despedida a lo grande le ha deparado el destino.
“(Ríe). En junio me tenía que haber retirado, vamos a ver cómo sigue evolucionando la pandemia y la implantación de la vacuna, pero posiblemente otro año tendré que trabajar. No es un castigo, es una gran responsabilidad, estamos en una situación muy complicada y vamos a seguir trabajando para luchar contra ella”.

-¿Ha tenido días duros en los que quería tirar la toalla?
“Hay días muy duros, con mucho trabajo, y el no haberme cogido ni un día de vacaciones en este año de pesadilla comienza a pasar factura. Estoy más cansado pero no tanto desde el punto de vista físico como mental. Hay días que tengo el corazón encogido por el número de casos”.

-Como tinerfeño, ¿en qué nos hemos equivocado? ¿Qué crítica realiza de la sociedad, los organismos públicos y el Gobierno?
“En una pandemia todos acertamos y todos fallamos, no hay que buscar culpables exclusivos, porque en el reparto de culpas la tenemos todos, y también todos tenemos la cuota de éxito de las acciones que se realicen. No ha fallado un colectivo concreto, han fallado algunas personas que forman un colectivo, que desgraciadamente facilitan la transmisión del virus. No es la población, sino sectores que han tenido un comportamiento incorrecto. No creo que haya fallado el sistema sanitario en su conjunto, pudo fallar en determinados momentos, como al inicio de la pandemia debido a la debilidad que tenía fruto de las políticas de recortes anteriores”.

-¿Ha fallado el número de rastreadores en los últimos meses?
“Creo que Canarias ha sido de las regiones con un mejor planteamiento de rastreo, y en su momento teníamos casi el doble de rastreadores que Madrid, y en determinados momentos de la pandemia fue un número adecuado. Posiblemente, después echamos de menos cuando la situación empeoró que se hubiera incrementado su número, pero el número que tenemos es bastante razonable”.

Su vida gira alrededor de la familia, la música y la epidemiología
Amós José García Rojas, Santa Cruz de Tenerife (1954) heredó de sus padres sus grandes pasiones, la medicina, la música y la familia. Amós es el mayor de cinco hijos del matrimonio formado por el reumatólogo Amós García e Isabel Rojas. Por tanto, uno de los pilares más importantes de su vida es el de su mujer, Marta Nespereira (novia de juventud y profesora ya jubilada), junto a sus hijos Amós y Ale. La elección profesional estaba clara, la medicina, pero no se decantó por una especialidad mediática, sino por la medicina preventiva, la Epidemiología y la Salud Pública, ya que quería estudiar los problemas sanitarios desde una perspectiva comunitaria y el impacto en su desarrollo. Y de la mano de su padre, Amós descubrió desde muy joven la música de la que es un gran aficionado al jazz y al rock & roll, con una colección de más de 1.500 discos. Seguidor declarado de los Rolling Stones, antes de la pandemia tenía un programa en Radio ECCA, La posada del blues, donde daba rienda suelta a su sensibilidad musical. Como buen padre también se siente orgulloso de transmitir esos gustos a sus hijos, y Alejandro forma parte del grupo musical Solo Astra o Cupido.

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