
Mientras se faja con las complejas negociaciones para que España cuente al fin con unas cuentas generales actualizadas, al presidente estatal, Pedro Sánchez, no le ha quedado más remedio que situar a Canarias como un asunto central en su agenda. La mejor prueba de ello radica en su activa participación en la cumbre sobre turismo internacional celebrada ayer en La Palma. Aunque fuera de forma telemática, Sánchez invitó ayer a todos los viajeros del mundo a visitar Canarias, “un destino seguro que en esta temporada de invierno vive sus mejores meses desde el punto de vista turístico”. En la sesión inaugural de la Conferencia Poniendo en marcha la recuperación del turismo internacional, el presidente resaltó que las Islas “han desarrollado durante décadas un sector turístico de una enorme calidad y de un enorme atractivo para los millones de ciudadanos que las visitan cada año”. “Por eso decimos back to the Canary Islands; es el momento de encontrar en esta tierra un espacio de seguridad y de descanso gracias a los corredores turísticos y al esfuerzo que las administraciones publicas y todo el sector turístico han desarrollado en estos meses”, destacó, siendo consciente de que mañana se revisan las condiciones para el turismo en el Reino Unido que, como es sabido, tiene a Canarias como destino preferencial en invierno de todo el mundo, a pesar de las facilidades que el idioma y la moneda otorgan a los británicos para desplazarse por el planeta.
Pero si Canarias sufre por la crisis turística, lo mismo pasa con la inmigración irregular, que ha retornado a las Islas a niveles propios de la llamada crisis de los cayucos e incluso superiores. Por ello, Sánchez mueve los hilos posibles para que la inminente cumbre de alta nivel entre los gobiernos de España y Marruecos incluya una reunión con el rey del vecino norteafricano, Mohamed VI, algo que de momento no ha conseguido.
Al menos, en el Archipiélago se celebra al fin el desmantelamiento del vergonzoso campamento ‘provisional’ (duró tres meses y diez días) en el muelle de Arguineguín, donde los servicios de acogida canarios se vieron sorprendidos por los efectos del blindaje de la ruta del Estrecho sumados a las terribles consecuencias de la COVID-19 en la economía de países de origen como el propio Marruecos, Mauritania o Senegal, y que tanto juego ha dado, desde la perspectiva propagandística, a los traficantes de seres humanos que operan en esta zona del mundo.
Ahora bien, el reto de Sánchez también pasa por Bruselas y la necesidad de una política de cooperación que incluya las derivaciones y las repatriaciones, por mucho que ahora se produzcan de tapadillo.