Bofetón a traición para el Iberostar Tenerife. Nadie esperaba que el conjunto lagunero tropezara el domingo en la pista del colista, un equipo que llevaba ocho derrotas seguidas, que había perdido a su mejor jugador, Echenique, para el resto de la temporada y cuyo entrenador, Marcelo Nicola, no pudo estar en el pabellón por haber dado positivo en coronavirus.
Nadie esperaba el tropiezo… salvo el propio Acunsa GBC, un conjunto que, pese a tanta adversidad, creyó siempre en poder vencer y realizó un último cuarto al estilo Iberostar Tenerife para poder tener la posibilidad de buscar la suerte. Y la suerte estuvo de su lado con el triple desde ocho metros del debutante Carlson en el último segundo que derrumbó lo que el Iberostar Tenerife había construido.
Fiel a su estilo alegre y desenfadado, el cuadro de Txus Vidorreta jugó con fluidez y soltura en los compases iniciales de la contienda aún sin contar con el acierto exterior de esta temporada. Enfrente, el Acunsa GBC sufría para poder defender la multitud de posibilidades aurinegras, contenía a Shermadini, pero, en ese esfuerzo, dejaba libres otras vías de anotación… y se olvidaba a Fran Guerra. El grancanario, con un dos más uno, elevaba al marcador el 12-25, máxima renta.
Ya en el segundo cuarto el cuadro local se refugió en la extra motivación de Radoncic, exlagunero, la experiencia de Pere Tomás, la garra de Okuo y los puntos de Dee. Fue el exterior norteamericano el que se enzarzó en un duelo a triples con Sergio Rodríguez, anotando dos seguidos cada uno (27-34) con el cuadro vasco refugiado en una zona con la que pudo frenar un poco el caudal anotador del Iberostar Tenerife.
Metidos en el tercer cuarto los locales aún creían en poder dar la campanada ante un rival de los grandes, pero su propia trayectoria dictaminaba todo lo contrario. El Acunsa GBC, cuyo promedio anotador del curso alcanzaba los 71 puntos por partido, iba a tener que acertar mucho y defender aún más. Y así lo hizo.
Las cosas no empezaron mal para el conjunto aurinegro, Cavanaugh, muy enchufado en su labor complementaria, tomaba el mando junto con Shermadini visto que no era el día de los exteriores del cuadro lagunero. Ni Salin ni Butterfield estuvieron al mismo nivel de encuentros anteriores. Tampoco Marcelinho (1/6 en tiros).
Había que cargar la zona por mucho que los locales alternaran defensas para que los tinerfeños tuvieran que buscar más alternativas por fuera. El duelo se fue hasta el 47-59 del minuto 26 y cerró el cuarto con un parcial de 13-7 que mantenía vivo el partido con 10 minutos por disputarse.
Al Iberostar Tenerife no le apatecía sufrir, pero empezó a hacerlo. Su rival apretó con todo lo que tenía. Ya no echaba de menos a Echenique. Ni siquiera se acordaba de Marcelo Nicola. El equipo local confió. Su ataque creció, su defensa mejoró y la del Iberostar Tenerife menguó.
Del 60-66 se pasó en nada al 68-70 con una posesión de los locales para ponerse por delante en el marcador que no aprovecharon. Sí lo hicieron cuando Dee anotó tres tiros libres seguidos (76-74, minuto 35). El Acunsa GBC creyó, el Iberostar Tenerife no se lo creía.
Esa incredulidad paralizó a los de Vidorreta, que se vieron perdiendo de seis (86-80) con dos minutos por jugarse. Con ese marcador se llegó al último minuto. Llegaba el recuerdo del milagro de Murcia con la canasta de Fitipaldo y la pérdida local posterior (86-82, 41 segundos por delante). Anotaba Shermadini el 86-84 en una jugada donde recibió una falta que no se pitó. Fallaron los locales desde el tiro libre y Fitipaldo recibió falta. Anotó el primer libre, erró el segundo (86-85) y el rebote favoreció a los aurinegros con dos segundos y medio por jugar.
Shermadini anotó un mate para poner a los laguneros por delante (86-87) a segundo y medio y Carlson hizo el milagro de Murcia… a la inversa.