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Las cinco claves que han cambiado al Tenerife

Un patrón de juego claro, mayor solidez defensiva y un ataque más directo son algunas de las mejoras propuestas por Ramis que han servido para cambiarle la cara al equipo

Luis Miguel Ramis ha encontrado la tecla adecuada para que su Tenerife empiece a funcionar. El actual entrenador blanquiazul ha conseguido que el equipo logre cinco victorias consecutivas, tres ligueras y dos coperas. Con Fran Fernández en el banquillo, el antecesor de Ramis, esta racha era inimaginable. ¿Pero qué es lo que ha cambiado el tarraconense para que su Tenerife sea tan diferente? Por encima de todo, ahora la idea de juego está clara.

Con Fran Fernández eso no pasaba. Con el almeriense en el banquillo, el Tenerife carecía de identidad. No se sabía muy bien a lo que jugaba. Ramis ha detectado ese problema y ha puesto sobre el campo la solución. Ahora se sabe a lo que juega y casi siempre utiliza la misma fórmula. Es cierto que emplea diversos matices, pero siempre en función de las características del rival.

Para empezar, lo primero que ha hecho Ramis es trabajar en la defensa. Ahora el equipo defiende más junto, es más solidario y los despistes, que sigue habiendo, se esconden. La tensión competitiva, que antes brillaba por su ausencia y que provocó numerosos errores individuales que lastraron muchos resultados, ahora es uno de los pilares sobre los que se sustenta la filosofía del nuevo Tenerife.

Sólido. Ese podría ser un buen adjetivo para definir al Tenerife actual. El cuadro tinerfeño forma un bloque rocoso. Esto se ha conseguido aumentando tanto los niveles de concentración, como de agresividad. Es complicado meterle mano, pero ni mucho menos es un equipo brillante.
Pero tampoco pretende serlo. Por momentos durante los partidos es hasta un equipo vulgar. No obstante también en esta faceta los jugadores han madurado. Saben de sus muchas limitaciones y en esos tramos malos saben que deben resistir porque luego les llegará su momento. Esa paciencia que ahora muestran antes no existía, por lo que la desesperación y la frustración hacían de ellos lo que querían. Era imposible que los buenos resultados llegasen así.

En ataque, el juego es más directo, sin tanto pase. La parcela ofensiva con Fernández en la banqueta era una maraña de pases que muy pocas veces eran útiles. Fran Sol era una isla desierta al que no le llegaba un balón en condiciones.

Otro aspecto de los atacantes es que se han convertidos en verdaderos albañiles. Son los primeros en ponerse el mono de trabajo cuando el equipo no tiene la pelota. Presionan muy arriba, de forma decidida, y le incomodan al cuadro rival salir con de su campo. Así nació, por ejemplo, el gol de Shashoua ante el Cartagena. Buen robo de Sol y pase al inglés, quien resuelve con un disparo colocado tras una buena conducción. Presión alta y ataque directo es igual a gol. La fórmula es sencilla, pero ofrece resultados positivos.

Además, este Tenerife conoce sus muchas limitaciones, que es algo muy importante, por lo que no pretende hacer algo que nunca le saldrá porque no sabe. Todo esto ha creado a un equipo serio, que compite ante todos los rivales, que tiene oficio y que gana partidos dejando a su portería a cero.

En definitiva, estamos ante un Tenerife que hace lo que sabe hacer y que cree en lo que hace. Tiene paciencia para encontrar el gol y cuando lo tiene, se muestra con mucha confianza y sobriedad. A todas estas no hay que olvidar que las victorias elevan la moral de una tropa que con confianza es mucho mejor de lo que parecía.

Enero, mes blanquiazul

Curiosamente enero se ha convertido en el mes preferido del Tenerife. Ya la temporada pasada el primer mes del año catapultó a un equipo al que recién había llegado Rubén Baraja. Nada más y nada menos que ocho partidos jugó el equipo en enero de 2020, cinco de liga y tres de Copa del Rey. Ganó cinco en total, empatando otro y solo conoció la derrota ante el Huesca (jornada 23, 2-1) y ante el Athletic de Bilbao en los octavos de final tras empatar a tres goles en el tiempo reglamentario.

Este 2021 ha comenzado también de manera ilusionante para la escuadra chicharrera. No conoce la derrota en los tres partidos que se han disputado. Dos alegrías ligueras y otra más copera son suficientes para confiar en que el equipo pueda aspirar a algo más que ha lograr la mera permanencia matemática.

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