El nuevo año necesitará tiempo para hacer olvidar a su antecesor y ciudades como Santa Cruz de Tenerife afrontan su cuesta de enero más difícil. Tras dejar atrás unas fiestas navideñas marcadas por las restricciones de horarios y aforos a causa de la pandemia, que han colocado contra las cuerdas a comerciantes y restauradores, la capital tinerfeña encara un período especialmente temido en el plano económico, que coincide con la tercera ola de la COVID-19, que, si bien se ha logrado contener evitando que se disparen los contagios, se teme en los próximos días el efecto rebote de las reuniones familiares y sociales de las fiestas.
Además, a diferencia de otros años, el salvavidas del Carnaval desaparece en el horizonte inmediato, por lo que el tejido productivo de la capital lo tendrá aún más complicado con la maquinaria de las principales fiestas de la Isla con el motor apagado. Un panorama desalentador que ha llevado al grupo de gobierno del Ayuntamiento de Santa Cruz a admitir públicamente en las últimas fechas navideñas que la cuesta de enero causaba “pavor”.
El alcalde, José Manuel Bermúdez, reiteraba el jueves pasado al Gobierno de Canarias y al Cabildo de Tenerife que “articulen, de manera urgente, una serie de medidas de apoyo al sector del comercio, en general, y específicamente de la restauración y los gimnasios de Tenerife, entre los más afectados por las restricciones motivadas por la pandemia”.
En ese sentido, el presidente del Cabildo, Pedro Martín, adelantaba el sábado a este periódico que pedirá al Ejecutivo regional que el próximo jueves, día en el que se reúne el Consejo de Gobierno, flexibilice las medidas impuestas en la Isla a la hostelería (bares, cafeterías y restaurantes), uno de los segmentos más castigados por las medidas adoptadas al prohibírseles el uso de locales interiores y barras.
“Ahora que han finalizado los brindis navideños y después de que el sector de la restauración ha demostrado que cumple con todas las normativas, se podría tener un trato flexible sobre el aforo, para que puedan afrontar los próximos meses tras el varapalo de la campaña navideña”, manifestó Martín, que recordó que en las próximas semanas estudiará con el Gobierno de Canarias la puesta en marcha de un plan de ayudas para restauradores y comerciantes.
casi 5.000 parados más
Hay que recordar que la situación del desempleo en Santa Cruz de Tenerife, como ocurre con el resto de la Isla, ha ido empeorando paulatinamente, con cierre de negocios, limitación de aforos y sucesivos toques de queda. Los últimos datos recogidos en el informe de diciembre del Servicio Canario de Empleo así lo corroboran: la capital cerró 2020 con casi 5.000 parados más que con los que empezó, alcanzado la cifra de 26.316 desempleados. Solo el mes pasado, en plena campaña de Reyes, Santa Cruz registró un descenso del 30% en el número de contrataciones con respecto al año pasado.
Desde la Sociedad de Desarrollo se estima que, en el peor de los escenarios, la cifra de desempleados podría aproximarse a los 40.000, si todos los trabajadores que actualmente se encuentran en un ERTE en empresas que desarrollan su actividad en el municipio terminan formando parte de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE). Si no se activan medidas extraordinarias y urgentes, como reclaman los sectores más afectados, esta cuesta de enero será una misión imposible para muchos establecimientos. Y esta vez en la cima no espera el Carnaval.