Limitar el acceso de vehículos privados al Teide es uno de los objetivos que se ha marcado el Cabildo de Tenerife para preservar los valores naturales del Parque Nacional, que, en 2019 recibió 4,4 millones de visitantes, lo que se tradujo en una media diaria de casi 3.000 coches. Con estos antecedentes nace la Iniciativa para la implantación de una red de áreas de servicio del Parque Nacional del Teide, puntos desde los que controlar los accesos a este espacio natural, de forma que, cuando los aparcamientos dentro del Parque Nacional estén completos, (hay 557) se limitará el acceso de coches, de forma que los visitantes pudieran seguir entrando pero a través de guaguas turísticas desde los puntos habilitados como estaciones de servicio. Esos puntos, según la iniciativa estarían en el Portillo, en las antiguas bodegas insulares, en Chío, y en el espacio denominado Huerta Grande, en el centro de Vilafllor. Al menos estas son las dos propuestas, junto a la estación que se colocará en el Portillo, que mejor cumplen con la normativa vigente y las necesidades del proyecto de las estaciones de servicio. Estas, y el resto de alternativas, tanto para su ubicación como para su número definitivo, se recogen en el documento que, desde el pasado viernes, y durante 15 días, se encuentra en consulta pública para que las personas interesadas puedan aportar sus opiniones al respecto.
En el caso del acceso por Chío, el edificio de las antiguas bodegas insulares ya pertenece al Cabildo, y por tanto reduciría el coste para implantar una estación de servicio, además de que sería la opción que menos afectaría al paisaje, y su ubicación permite la distancia idónea con el Parque Nacional de Teide para hacer un control efectivo.
Con respecto al punto de Vilaflor, el hecho de que esté justo en el centro del pueblo, y que, como su nombre indica, Huerta Grande, sea principalmente un área que se dedicó al cultivo, hace que la instalación allí, además de vincularse directamente con la economía de Vilaflor, hace que la construcción no afecte en demasía al entorno.
En el Portillo, de nuevo, ya existen edificaciones, por lo que sería mucho más sencillo establecer allí la futura estación de servicio, sin costes muy altos y sin que el paisaje se vea afectado.
Una vez concluya el plazo de 15 días, el Cabildo avanza que, sea cual sea la opción elegida, se apostará por su desarrollo a través de un proyecto de interés insular “puesto que se trata de un instrumento de ordenación que permite al mismo tiempo ordenar y diseñar los proyectos de obra para su inmediata ejecución”.
El documento justifica la necesidad de limitar el tráfico, aportando datos como que la visita al Parque Nacional, se concentra en una franja horaria específica (de 10.00 a 12.00 horas) y en sectores concretos (La Ruleta, Minas de San José, La Rambleta y la base del Teleférico), “lo que provoca un desborde de las infraestructuras de uso público, aparcamientos y miradores sobre todo, y que se sobrepase la capacidad de carga”. Para solucionar esto, se propone la implantación de una red de áreas de servicio que permita la regulación del uso de las carreteras y del flujo de personas que entran al Parque Nacional del Teide, de tal modo que no se permita el acceso a un número de visitantes superior a la capacidad de carga global, controlando los aparcamientos del interior del Parque Nacional, de forma que los vehículos privados no puedan estacionar cuando se completen los cupos establecidos, siendo necesario en ese caso el uso del transporte colectivo que partirá de las citadas áreas de servicios. En todo caso se garantizara el derecho de tránsito de las carreteras que atraviesan el Parque Nacional, es decir, si no se va a aparcar se puede seguir circulando.