
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) señala que las enfermedades por pólenes afectan a más de ocho millones de españoles, siete de los cuales son alérgicos a gramíneas, seguidos por las alergias al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria. En Canarias se calcula que uno de cada cuatro pacientes con alergia respiratoria tienen hipersensibilidad frente a pólenes como los de la artemisia, parietaria y gramíneas, aunque la principal causa de alergia son los ácaros. El doctor José Carlos García Robaina, jefe del servicio de Alergología del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, destaca a DIARIO DE AVISOS que estos pacientes no son más susceptibles a padecer el coronavirus y con un autocontrol pueden gestionar su patología sin problemas
-¿Esta pandemia del coronavirus tiene intranquilo a los enfermos con patologías respiratorias?
“Si, cierto, pero podemos decir que el enfermo alérgico no es más susceptible de padecer esta enfermedad que un sujeto no alérgico, es decir, la alergia per se no predispone a padecer esta enfermedad y no hay mayor impacto del coronavirus en el enfermo alérgico, es un paciente más. Las personas alérgicas están como las demás, hasta el moño de las limitaciones de las mascarillas y otras medidas, pero su susceptibilidad no es mayor”.
-Hay un estudio que relacionaba la mayor cantidad de polen con una mayor predisposición a contagiarse del coronavirus. ¿Sería entonces mayor en los alérgicos?
“Ese estudio que comenta es impactante y tiene resultados llamativos, pero hay que verlo con mucho detalle. Hay cosas que matizar y reconfirmar. Los investigadores relacionan la presencia de una mayor concentración de polen en la atmósfera con la propagación del coronavirus, independiente de si una persona es alérgica o no. El trabajo está muy bien hecho desde el punto de vista epidemiológico, pero de ahí a realmente concluir que el polen es un favorecedor del contagio… Ellos exponen una serie de mecanismos que podrían explicarlo, pero hacen falta más datos y estudios para contrastarlo, sin poner en duda unos resultados que son llamativos. Sobre todo hace falta más trabajo de campo, estudios para confirmarlo. En la respuesta epidemiológica se vio en ese período de entre marzo y abril de 2020 que había más contagios, hasta ahí es correcto, pero las otras conclusiones como que posiblemente el polen debilite el sistema inmunitario facilitando el contagio del coronavirus, hay que tomarlo con prudencia y reconfirmarlo. En cuanto al recuento de polen y las cifras brutas de pacientes, no lo discutimos, pero nos faltan más datos porque hubo que pararlo en muchos sitios por las cuarentenas. Seguro que seguirán investigando y veremos en los próximos meses si eso es así y el mecanismo”.
-Hace una semana entramos en la primavera. ¿Cómo está la prevalencia de las alergias en Canarias?
“En Canarias es cierto que tenemos una prevalencia un poco más alta que en otras latitudes de la Península, por muchos factores, como el hecho de vivir en unas Islas, la propia endogamia de la población, nuestra propia climatología, la influencia de la calima y otros factores, pero evidentemente el fenómeno alérgico es de dimensión mundial, es una pandemia el incremento de los problemas alérgicos en todo el mundo, especialmente en los países desarrollados, y en Canarias, como un territorio dentro de un país desarrollado, su población también está predispuesta a factores como el cambio en los hábitos en la alimentación, los hábitos de vida e incluso las casas en las que vivimos. Todo ese conglomerado de factores nos hace ser globalmente más susceptibles a padecer problemas alérgicos, aunque la principal causa de alergia son los ácaros por delante del polen”.
-¿Qué le preocupa de la evolución que están teniendo las alergias para convertirlas en una pandemia?
“Hay un incremento global de los pacientes alérgicos, pero no solo en cuanto a su número, sino en su complejidad, es decir, cada vez estamos viendo más pacientes con patologías mucho más abigarradas, con mezclas o con diversas alergias. Antes los pacientes eran más sencillos, pero ahora estamos viendo alérgicos en un mayor espectro y número de sustancias alérgicas. Sobre todo, hay una alergia que se está incrementando muchísimo que es la alimentaria, que ha sufrido un considerable incremento en las últimas décadas y seguirá subiendo, y con cuadros cada vez más polisensibilizados, con cuadros alérgicos a mayor número de alimentos y, por tanto, con un mayor impacto en la calidad de vida de los pacientes. Todo eso condiciona mucho la vida de las personas, es decir, no solo estamos atentos a los pacientes respiratorios que vamos a ver estos días por tener reacciones alérgicas al polen”.
-Con este invierno con abundantes lluvias estamos viendo los campos verdes y comienza la floración de árboles y plantas de todo tipo. ¿Espera más pacientes con patologías de polen en su consulta?
“Hay un dicho que dice Año de nieves, año de bienes, es decir el agricultor tendrá más cosecha. Por lógica, habrá más floración y, por lógica, más polen en el aire. Sin embargo, al igual que el año pasado vimos una disminución marcada de la sintomatología de los pacientes de muchas patologías respiratorias a raíz del uso de la mascarilla, este año es posible que pase lo mismo. Las mascarillas son filtros igual de eficaces contra el virus que contra muchos pólenes, y su uso es una medida preventiva eficaz y muchos pacientes se han dado cuenta de que están más estables o asintomáticos en sus enfermedades. Por tanto, espero que sea un hábito que se nos quede, al igual que en otras latitudes orientales vemos a personas con mascarillas en la calle, dados los beneficios que tiene su uso para algunos pacientes polínicos supone una herramienta importante y deben acostumbrarse a utilizarla más por la mejoría que le va a dar”.

-¿Es peor vivir en el campo para los pacientes alérgicos al polen que vivir en la ciudad?
“Todo lo contrario, cuando vivimos en el campo hablamos de que la alergia más propensa es al polen, pero los estudios publicados en los últimos años han concluido que el polen más alergénico y el que más perjudica a los pacientes es el que se respira en las zonas urbanas y periurbanas, las zonas con más contaminación por las partículas que hay en el aire, y esas también llega a las plantas y hace que generen un polen más alergénico. El aire del campo es más limpio, menos viciado y eso también afecta a la floración de las plantas. La emisión de partículas contaminantes procedentes de la actividad humana alteran la estructura del polen haciendo que este sea más perjudicial para los pacientes susceptibles”.
-¿Estos meses de confinamiento, con menos polución, se ha notado en la mejora de la salud respiratoria de sus pacientes?
“Sin duda, cuantos menos contaminantes haya en el entorno, es mucho mejor para la salud, no solo para los alérgicos, sino para las personas en general. No solo hablamos del polen, hablamos de problemas cardiovasculares y de otro tipo de patologías que se ven afectadas por la presencia de la contaminación atmosférica. Está más que demostrado que la contaminación es una causa importante de disminución de la esperanza de vida en el mundo, y todo lo que hagamos para disminuir los contaminantes será bienvenido”.
-Por cierto, nuestro actual ritmo de vida hace que cada vez haya más agentes patógenos, como los ácaros en nuestros hogares y que producen más alergias. Limpiar a fondo nuestras habitaciones o muebles es importante.
“Es una rutina que han aprendido los pacientes alérgicos, que tienen que mentalizarse de que no solo hay que cumplir con la medicación, sino que hay que cambiar hábitos y modos de vida, lo que implica tomar todas las medidas necesarias para atenuar el contacto con los agentes alérgenos. Hablando de Canarias, cuando nuestra población es alérgica a los ácaros como primer agente, la limpieza de casas es la primera premisa. Muchos pacientes nos aseguran que en la medida en la que han disminuido el número de alérgenos en casa, limpiando a fondo, ha mejorado mucho y han reducido la intensidad de los síntomas”.
-Hay muchas personas que desconocen que tienen una alergia, pero se automedican al creer que se trata de un catarro. En muchos casos cuando acuden a un especialista el proceso ya está en un estado a avanzado.
“La automedicación es el peor camino que pueden tomar las personas. Una cosa es el autocontrol y otra la automedicación. A los pacientes alérgicos les llevamos por el autocontrol, que significa que les prescribimos una serie de medicamentos y hay pacientes que pueden tomar con mayor o menor regularidad. Lo que está muy mal son las personas con enfermedades no controladas y graves, que no acudiendo a los especialistas están favoreciendo que se cronifique su enfermedad y que no se están tratando adecuadamente. En el paciente alérgico siempre hay que adaptar el tratamiento acorde a cada escalón y a la gravedad de la patología”.
-¿Cuáles serían los síntomas claros que tiene una persona para que deba acudir a un médico o especialista en alergología?
“Si estamos hablando ahora de la primavera, hablamos de alergias respiratorias, con síntomas nasoculares, con una clínica habitual que son los picores en la nariz, estornudos, congestión nasal, lagrimeo, dolor en la laringe, y acompañados de síntomas como tos repetitiva, que aparece más por la noche, los ruidos en el pecho, el cansancio, la asfixia, son las sintomatologías más características principalmente las primeras, son los que más se verán en estos días”.
-¿Cómo se pueden atenuar todo este tipo de patologías que son cada vez mayores, incluida la calima?
“Es cierto que cada vez debutan más pacientes alérgicos, y estamos los médicos y profesionales sanitarios para ayudarles. Sabemos que en primavera llegarán más pacientes, pero los que ya han pasado por nuestras manos están informados, asesorados y controlados. Estamos en un período en el que hay que cuidarse, por eso informamos sobre las medidas de autocuidado que deben tener, tomar la medicación que tienen prescrita y convivir con ella. Hay diferentes sustancias que se encuentran en nuestro entorno directo, ya sea por un origen natural como el polen, la calima o los ácaros, o las sustancias presentes en diversos alimentos como la leche, los cereales, las frutas, el huevo, el marisco, etc. y otros”.