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Nuevo futuro: la madre en el centro de todo

Nuevo Futuro cuenta en Santa Cruz con dos hogares para madres solas con sus hijos y ya piensa en la apertura de un tercer recurso ante la alta demanda de un apoyo de este tipo
Lorena Flores (c), coordinadora del proyecto de madres de Nuevo Futuro, junto a sus compañeras en la sede de la ONG. / S. Méndez

La madre en el centro de todo. Con ese lema Nuevo Futuro ha abierto desde hace casi un año un segundo hogar para madres en Santa Cruz, y como confirma la ONG, ya están pensando en abrir un tercero. La situación de crisis que está empeorando la vida de la población en general, en el caso de estas mujeres las pone al borde del abismo, viéndose en algunos casos, de la noche a la mañana, en la calle, con sus hijos, y sin un lugar a dónde ir. María y Juana (nombre ficticios ambos) son dos de las mujeres que el hogar de madres de Nuevo Futuro ha ayudado. La primera aún está bajo el paraguas de protección de de este recurso, y la segunda, después de pasar más de un año en un piso de acogida, ya se enfrenta de nuevo a la gestión de su vida desde la autonomía personal.

Cuenta María, una joven madre de tres hijos, como la salida de Nuevo Futuro fue la única que encontró para poner fin a una difícil relación familiar. “Mi relación con la familia había empeorado y yo ya no tenía opción de estar con mis hijos”, explica. “Mi trabajadora social fue la que se implicó para buscarme un sitio y no quedarme en la calle. Entonces me dijeron que iba a un piso con más mamás, y, la verdad, no tuve tiempo de pensar nada, porque en menos de un día ya tenía la plaza en el recurso”.

Lleva un año compartiendo piso con otras mamás y reconoce que, al principio, lo llevó muy mal, “me costaba acostumbrarme a la nueva situación, y a mis hijos también les costó”. “Yo llegué con bastante rechazo, no era mi casa, ni mi entorno, pero sí es cierto que venía de una forma muy diferente de vivir, distinta a lo que se me ha inculcado aquí, y, aunque al principio no tenía muchas ganas de colaborar, lo ciertos es que si te dejas ayudar, el resultado es muy positivo”. Cuando se le pregunta en qué la ha ayudado el hogar de Nuevo Futuro, más allá de darle un techo, responde que ha aprendido a querer a sus hijos. “He aprendido del amor hacia mis hijos, a quererme yo, y sobre todo a luchar y no darte por vencida nunca”.

La firmeza con la que María pronuncia estas palabra hace sonreír a la coordinadora del proyecto de madres de Nuevo Futuro, Lorena Flores, quien asiste en silencio a la conversación. María sigue contando que la han ayudado en todo, “no siento desprotección alguna, hasta cuando no tenía ganas de hacerlo, estaban ahí. No se rindieron conmigo”. Los niños, recuerda María, también lo pasaron mal al principio. “En el hogar me han ayudado a que entiendan que hay cosas que suceden, y que no porque falte una parte de la familia vamos a ser menos. Con ellos hemos trabajado para que entiendan que una familia con una mamá y tres niños también es perfecta”.

El futuro para esta joven madre ha cambiado de color. “Ahora soy yo la que las molesta a ellas”, dice entre risas. “Se han vuelto muy importantes en mi vida. Cuando salga de aquí voy a tener muchas herramientas para no caer en el bucle en el que estaba en el ámbito familiar”. A largo plazo, María se ve con una casa, con sus hijos, pero sobre todo, se ve feliz. Ahora se prepara para ser profesora de autoescuela. “Sé que no me van a dejar desamparada”, concluye.

En situación de calle

En el caso de Juana, a sus poco más de 40 años, con dos hijas, y sin red familiar de apoyo, vio como la separación de su pareja la dejó sin recursos. “Quedé en situación de calle al separarme de mi expareja”, cuenta. Detalla que a través del director del colegio de su hija tocó en la puerta de algunos recursos que ofrecen acogida. “Me hicieron una entrevista el mismo día, pero tenía que pasar por un proceso burocrático algo largo y complicado. Entonces hablé con mi trabajadora social y ella me dijo que estuviera atenta porque me iban a llamar de un recurso”. Acudió a la entrevista de Nuevo Futuro, le dijeron que la llamarían, porque los hogares de Nuevo Futuro, tienen lista de espera, pero la química y la buena energía, como la define Juana, hicieron que solo cinco minutos después de haber terminado la entrevista la llamaran.
Ella pasó año y medio acogida en este hogar de madres, y ya lleva otro año y medio fuera. “Al principio fue difícil adaptarme. Yo venía con mi dos hijas, sin ningún tipo de apoyo familiar, por lo que, al final, los vínculos se crean tanto con los técnicos como con las usuarias. Las niñas se veían un poco solas, pero lo supimos llevar”.
Durante el tiempo que estuvo en el hogar, asistió a talleres de crecimiento personal, formación, cursos como manipulador de alimentos, también de técnicas de manicura y pedicura…. “Ahora estoy desempleada, esperando que me otorguen el certificado de discapacidad, porque al tener a mi segunda hija desarrollé una cardiopatía que me impide hacer vida normal”, cuenta esta madre que ya vive independiente. “Agradezco cada día la ayuda que me dieron, máxime para una persona como yo que estuvo a punto de morir tras tener a mi segunda hija, ingresada en una UCI diez días, así que para mi cada día es una alegría”, dice con la voz quebrada por la emoción. Cuenta como la ayudaron a organizar su economía, a administrar los recursos, al pago de las facturas… “Me han enseñado mucho, pero lo más importante es que la gratitud abre las puertas en muchos lados. Para mis hijas son su familia”, concluye Juana.

El hogar

Entre esa familia de la que habla Juana, está Lorena Flores, la coordinadora de un recurso que se queda pequeño, tanto que tienen lista de espera. “Ten en cuenta que solo son diez plazas con las que contamos. En cada hogar hay cinco plazas, cuatro ordinarias, y una de emergencia”, detalla.

Cuenta que el procedimiento de entrada siempre es a través del IMAS, “aunque hayan mamás que nos llaman directamente, o nos preguntan a través de otros puntos, la entrada al hogar siempre es a través de una derivación de los servicios sociales municipales. Los trabajadores sociales nos envían el informe social y con eso nosotras las entrevistamos. De ahí pasamos a una lista, hay ciertos perfiles que no entran, pero si lo cumplen pasan a una lista de espera, y se van llamando”.

Recuerda Lorena que fue en 2016 cuando se abrió el primer hogar para cinco mamás con sus hijos, en las que las usuarias están entre seis y nueve meses, aunque “se hace difícil cumplir con esos plazos, por eso siempre están más tiempo, sobre todo porque nunca vamos a dejar a una mamá en la calle”.

Esa alta demanda de un recurso de estas características llevó a Nuevo Futuro a abrir un segundo hogar en junio de 2020, con las mismas características del primero. “En ambos contamos con una plaza de emergencia para familias que se vean afectadas por causas sobrevenidas como un incendio, un desahucio inminente, este tipo de situación”, explica. Desde 2016 han pasado por estos dos hogares más de 115 mujeres junto con sus hijos.

Una vez que las madres acceden al recurso, comienza el trabajo individual con cada una de ellas. “Se hace un proyecto de atención individualizada en el que trabajamos con la mamá en base a los objetivos que ellas quieren trabajar. Siempre partimos de la base de que las familias son las que quieren trabajar, deben querer hacerlo porque si no, el trabajo se complica mucho”, explica la coordinadora.

Metas

Los objetivos principales con los que trabajan son la búsqueda de trabajo y de vivienda, “que son los dos puntos más conflictivos a los que nos enfrentamos”, explica Lorena. “Ellas saben que este recurso se diferencia -continúa la coordinadora- porque se hace un trabajo constante, no descansan, tienen que hacer lo posible para formarse, buscar un empleo, estamos para lo que necesiten, pero pedimos compromiso para que sea más efectivo y provechoso”.

La casuística de estas mujeres es muy variada, desde las que entran con trabajo o prestaciones, hasta las que no tienen ningún tipo de ingresos. “La característica común es que son familias monoparentales”, añade la coordinadora de los hogares.

El momento en el que las madres abandonan el recurso se decide de forma conjunta. “Nosotros estamos coordinados con las trabajadoras sociales de familia. Realizamos informes semanales que se envían una vez al mes, y ahí se recoge el proceso. A los seis meses se valora si la mamá necesita más tiempo, y como se hace un trabajo conjunto, entonces sabes si ya tiene trabajo, una vivienda…”.

La pregunta es inevitable: ¿cómo pueden vivir fuera si entraron sin ningún tipo de apoyo? Responde Lorena Flores que, “aquí hay un plan de ahorro, al que tienen que aportar el 75% del total porque eso es lo que les va a avalar cuando salgan del recurso, son familias que no tienen redes de apoyo, y cuando alquilas te piden aval. Nosotros podemos ofrecer esos seis meses de aval gracias al plan de ahorro, lo que les permite salir con un colchón de cinco o seis mil euros. El resto de gastos lo costea el recurso”. Cuenta Lorena que muchas mamás siguen en contacto tras dejar el recurso, “saben que este siempre será su hogar”.



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