
Las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en Tenerife ya están en “riesgo extremo”, si se tienen en cuenta los parámetros utilizados por las autoridades sanitarias respecto a la actual pandemia, cuya quinta ola, protagonizada por la variante Delta -más contagiosa que las demás-, ha elevado considerablemente el impacto de la COVID-19 por toda España, pero también en Canarias, como informa Ahora.Plus.
Así, el Informe Diario de Situación de COVID en Canarias que elabora la Consejería de Sanidad regional desvela que de los ocho indicadores epidemiológicos que indican si se está en dicho riesgo extremo, Tenerife ha añadido otro, con lo que ya son cinco y no cuatro como hasta ahora (Incidencia Acumulada -IA- a siete y 14 días, e IA a siete y 14 días en mayores de 65 años).
A ellos hay que sumar ahora, como se ha dicho, el porcentaje de ocupación de camas UCI por pacientes con COVID. Esto ha ocurrido al superar el pasado miércoles el 25% (concretamente con un 25,27%) de las camas disponibles en unidades para pacientes críticos con enfermos con coronavirus. Tan solo la isla de La Palma presenta ese dato peor que Tenerife (26,92%), mientras que el resto de islas lo mantienen en riesgo bajo o mínimo.
Eso está teniendo su lógica repercusión en los hospitales de referencia tinerfeños, como es el caso del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria, donde la presión asistencial ha llegado a un nivel tal que se ha decidido activar sus planes de contingencia, por lo que se ha optado por ampliar a una nueva planta los recursos previstos para los afectados por el coronavirus. Hay que tener en cuenta que los pacientes COVID en la Candelaria ocupan ya seis plantas, mientras que en la UCI, 27 de las 30 camas están ocupadas, con tres quirófanos cerrados, donde se han instalado 11 camas con respirador para posibles críticos. El área REA es la UCI extendida con pacientes no COVID.
A esto se suma la falta de personal médico y enfermero para cubrir la actividad por las vacaciones y la petición de voluntarios de otras áreas para reforzar los servicios de UMI, medicina interna y neumología.
A este respecto hay que tener en cuenta un dato fundamental, que es denunciado insistentemente por los sanitarios, dado que la situación actual es peor que la que se dio al inicio de la pandemia, por cuanto en aquel entonces todos los recursos estaban destinados a combatir la COVID, cosa que ahora no ocurre.
O, lo que es lo mismo, tienen que afrontar con los mismos medios no solo el impacto de la pandemia, sino que además han de hacer frente a los servicios habituales hospitalarios, multiplicando así la presión sobre unos servicios que, sencillamente, apenas la resisten.