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“No podemos echar la culpa al cambio climático de todos los problemas medioambientales”

Desde la Cátedra Cultural de Reducción del Riesgo de Desastres. Ciudades Resilientes de la ULL, que dirige Pedro Dorta Antequera, se trabaja en los momentos previos a los eventos negativos para intentar paliar los impactos adversos
Pedro Dorta Antequera
Pedro Dorta Antequera
Pedro Dorta Antequera, director de la Cátedra de Reducción de Riesgos. Emeterio Suárez (ULL)

Hoy se conmemora el Día Internacional contra el Cambio Climático. La reciente publicación del sexto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) responsabilizó directamente a los humanos de los efectos del cambio climático en todo el mundo, provocando que los fenómenos meteorológicos extremos se vuelvan más frecuentes. Se requiere de una acción urgente y drástica para mitigar las amenazas que se ciernen sobre territorios frágiles como el archipiélago canario. Desde la Cátedra Cultural de Reducción del Riesgo de Desastres. Ciudades Resilientes de la ULL, que dirige Pedro Dorta Antequera, se trabaja en los momentos previos a los eventos negativos para intentar paliar los impactos adversos. Su labor se centra en la ordenación, información, preparación a la población y formación a los técnicos y administraciones.

-¿Qué opina del reciente informe sobre el cambio climático y los efectos que tendrá en las Islas?. Dicen que aumentarán las temperaturas, habrá más tormentas tropicales e inundaciones por marejadas.

“La pandemia, que se puede comparar con algunas de las catástrofes naturales, como ahora la erupción del volcán de La Palma, ha ocultado o puesto en segunda fila los efectos del cambio climático, pero este sigue evolucionando. El cambio climático es una realidad en Canarias y las temperaturas están claramente subiendo, sobre todo las mínimas, y con noches más cálidas. Las olas de calor se están incrementando y, además, el nivel del mar va a subir, con lo cual, la afección que puede ocurrir en las costas tendrá que ver con temporales marinos que pueden generar daños superiores a los que han ocurrido hasta ahora, partiendo de una altura del nivel del mar superior. Es posible que algunos sectores costeros puedan verse afectados por el ascenso del nivel del mar. Además, hay mucha incertidumbre, pero está incrementándose la concentración de las precipitaciones, es decir, llueve de manera más intensa en periodos de tiempo más cortos, y eso es un peligro importante. El calentamiento de los océanos podría provocar una cierta tropicalización del Archipiélago. También está afectando a algunos ecosistemas de la alta montaña canaria, como el Teide. Estamos inmersos en el calentamiento del planeta y la modificación de algunos elementos climáticos, pero tampoco hay que caer en el alarmismo. El ascenso del nivel del mar será de centímetros, no de metros, la probabilidad de que lleguen a Canarias tifones o tormentas tropicales es baja, aunque puede ocurrir. La mayoría de los fenómenos extremos que se han producido en los últimos años no tienen que ver con el cambio climático, sino con una ordenación del territorio de espaldas al medio”.

-¿Dónde debe darse un cambio radical en Canarias? ¿Quizás en la gestión de los residuos y los vertidos sin depurar?

“El problema de los residuos es el más serio desde el punto de vista medioambiental que tenemos en Canarias. Y no está directamente relacionado con el cambio climático. Tenemos que empezar a actuar tanto con la ley a nivel nacional como la ley autonómica sobre cambio climático, son los primeros pasos. Nos consta que hay Administraciones que están preocupadas por este tema, pero la evolución es lenta. La población no es todavía consciente del problema y sigue actuando y funcionando de la misma manera. Tenemos un territorio muy diseminado, donde los servicios públicos de transporte son muy difíciles y, sobre todo, dependemos de una actividad económica como el turismo que tiene una huella de carbono enorme. Planteémonos si queremos seguir viviendo del turismo, pues, cuando un viajero viene desde Berlín o Londres, ese traslado supone una emisión de gases de efecto invernadero muy importante. Por lo tanto, nosotros estamos contribuyendo también al cambio climático. Pero ¿qué hacemos, les decimos a los turistas que no vengan? Es difícil, tenemos que cambiar completamente nuestro modelo económico. La mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático necesitarán décadas, la toma de conciencia y de decisiones son urgentes, y pueden no tener una repercusión inmediata”.

-¿Se percibe un nuevo proceder en los incendios forestales?

“Es un tema bastante complejo, hay muchos factores en conjunto que están afectando al comportamiento de los incendios forestales actuales y no solo el aumento de la temperatura y menores precipitaciones. Hace 30 o 40 años, la densidad de población en Canarias era bastante más baja, las actividades extractivas y el aprovechamiento de los recursos en los bosques (agricultura, ganadería, construcción) han desaparecido, por lo tanto el bosque está con mayor cantidad de material combustible. Se está abandonando el campo, lo que conlleva que los incendios estén llegando cada vez más cerca de las zonas pobladas. No le podemos echar la culpa al cambio climático de todo, hay muchos problemas ambientales en los que no tiene nada que ver”.

-La Cátedra está formada por un grupo multidisciplinar para prever cómo afrontar una catástrofe y las estrategias para reducir riesgos, mortalidad y las perdidas económicas.

“Somos una cátedra de la Universidad de La Laguna cuyo germen fundamental es un grupo de geógrafos y físicos, y luego se han añadido especialistas como biólogos, científicos ambientales, un epidemiólogo, economistas…, Es decir, tocamos muchas ramas del conocimiento. Además, la propia geografía tiene una visión sobre el territorio de gran angular, más general, lo que nos permite ver cuáles son las relaciones en el territorio, entre unos factores y otros, y analizarlas”.

-Trabajan con las administraciones públicas. ¿Es difícil encauzar a los organismos encargados de marcar las estrategias para sus territorios para que no permitan la construcción en lugares de riesgo?

“Es un tema extraordinariamente complejo, nosotros lo único que hacemos es un asesoramiento e investigación. Hemos trabajado en la elaboración y redacción de planes de emergencia municipales. Tenemos experiencia al trabajar con muchos ayuntamientos y conocemos perfectamente la normativa de emergencias y protección civil. En ese sentido, una gran parte de los ayuntamientos de Canarias tienen esos planes. Nuestro papel no es el de planificar el territorio, cuyo resultado final es muy complejo al intervenir muchos profesionales, la propia complejidad del territorio y otros intereses creados”.

-¿Le ha enfadado que desde otros lugares se nos recrimine por construir en un territorio con riesgo volcánico?

“Hablan desde la ignorancia. Hay centenares de miles de personas en la Península que viven en zonas inundables. En nuestro caso, el riesgo existe, son zonas muy localizadas, y a la hora de realizar nuevas planificaciones del territorio quizás se debería tener en cuenta un poco más el riesgo volcánico. Pero vivir en un territorio volcánico como el nuestro, caracterizado fundamentalmente por volcanes estrombolianos, que no tienen la peligrosidad de cualquier otro más explosivo, nos permite evacuar a la población de la zona relativamente fácilmente. Hay gente que vive, tiene negocios o las propias instituciones que están instaladas en territorios con elevado riesgo de inundación fluvial o costera, que muestra una visión ignorante y demagógica de la realidad”.

-¿Ha tenido que ocurrir una erupción volcánica para poner en valor la Cátedra de Reducción de Riesgos de Desastres Naturales, que lleva muchos años trabajando en evitar y prevenir sus consecuencias?

“El pasado 13 de octubre se celebró el Día Internacional para la Reducción del Riesgo de Desastres. Nuestra Cátedra está establecida desde 2014, aunque años antes ya estábamos trabajando con el principal objetivo de estudiar las condiciones para que no se produzcan los desastres naturales, es decir, trabajar en el antes, básicamente contribuyendo a una buena ordenación del territorio y a una buena planificación de las emergencias. Mientras que los sistemas de protección civil, emergencias, etc., realizan su trabajo en el durante, cuando se produce el desastre en sí”.

-El volcán ha tapado barraquillos, barrancos, ha cambiado la morfología de la zona. ¿Qué efectos y peligros pueden tener las próximas lluvias y las escorrentías en este nuevo terreno?

“Teníamos un territorio previo donde había una serie de cauces, algunos no muy bien marcados al ser un territorio nuevo desde el punto de vista geológico, pero efectivamente ahora hay una alteración importante en la superficie. Lógicamente, todo esto se va a modificar. Seguramente una de las principales labores que hay que hacer una vez que se termine la erupción volcánica es estudiar los nuevos riesgos que pueden darse en esa zona, y entre ellos el riesgo de inundaciones. Estudiar por dónde iría el agua en caso de una precipitación importante, mucho más en esta parte de La Palma, en esa vertiente donde son relativamente habituales las precipitaciones de gran intensidad. Con lo cual es muy relevante conocer cuáles serán los nuevos riesgos después de esta erupción volcánica”.

“Previamente habíamos trabajado en los supuestos de una erupción”

La Cátedra Cultural de Reducción de Riesgos de Desastres y Ciudades Resilientes, establecida en 2014, ha cobrado especial relevancia mediática y pública durante la erupción en La Palma, al realizar una predicción certera del camino que tomarían las primeras coladas y trabajar en el documento de actuación.

“Hemos colaborado en la realización del Plan Insular de Actuación ante el Riesgo Volcánico de La Palma (Paivpal) en 2019, un documento que se está utilizando en estos momentos, al igual que con el Cabildo de Tenerife en el plan de actuación volcánica, presentado en julio de 2021. Los objetivos del Paivpal son conocer cuáles son los riesgos volcánicos en La Palma, organizar la estrategia de protección civil y la evacuación de las personas. Nuestra compañera Nerea Martín hizo su trabajo de fin de Máster modelizando qué ocurriría con las coladas de lava si hubiera una erupción en diferentes zonas de la Isla. Lo presentó en junio y fue tutorizado por el compañero Jaime Díaz. Carmen Romero sabe mucho de erupciones. Previamente habíamos trabajado en estos supuestos”, destacó Pedro Dorta Antequera.

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