Sergio Rodríguez: “El volcán tendrá que devolvernos lo que nos ha quitado”

El alcalde de El Paso, Sergio Rodríguez, que llegó a dormir en una litera del campo de fútbol, ha sido el primer regidor en repartir las donaciones de particulares a los miles de afectados

Sergio Rodríguez Fernández, cuando los primeros temblores más fuertes que anunciaban la inminencia de la erupción, se pasó diez noches hasta altas horas de la madrugada acompañando a los vecinos del barrio de Jedey, porque estos creían que el volcán iba a salir por allí y estaban aterrados. Pero en Jedey no pasó nada. El alcalde de El Paso lleva muchos días sin dormir durante tres horas seguidas. Fue evacuado de Puerto Naos, donde tiene un apartamento. Se pasó varias noches durmiendo en una litera del campo de fútbol de El Paso, que hoy está cubierto de cenizas, hasta que encontró un apartamento diminuto en el que ahora pernocta.
Lleva dos legislaturas presidiendo el Ayuntamiento, la segunda con holgada mayoría absoluta. Pertenece a Coalición Canaria, nació en Venezuela hace 52 años, jugó al fútbol, vivió veinte años en La Laguna, se licenció en filología inglesa y es parlamentario regional. Pero sus orígenes están en El Paso, un municipio de 135 kilómetros cuadrados, el mayor de la isla porque alberga La Caldera de Taburiente, y maneja un presupuesto de ocho millones de euros. Me recibe en su despacho, con una mesa atiborrada de papeles. En El Paso viven 7.890 personas.


Lo llaman por teléfono cada dos o tres minutos. El Paso ha recaudado 600.000 euros para los miles de afectados, más de 350.000 de los cuales han sido repartidos ya. Fue el primer alcalde que decidió ese reparto, “para que la gente pueda tomarse un café, pagar un alquiler o abonar la factura del teléfono móvil y la luz, porque hay mucha que está viviendo en una casa alquilada, pero no una familia de cuatro o cinco personas, sino de dieciséis miembros. Y esto no puede ser”. “Este pueblo saldrá adelante, porque tiene mucho de valiente. Sueño con que los turistas contemplen y se lleven las proteas, se detengan en el Pino de la Virgen, visiten los terrenos que pisó Tanausú, acudan al museo de la seda, contemplen como se ordeña una vaca y cómo se hace el queso. Que se dejen el dinero aquí. Esto es lo que yo deseo, al margen de que las coladas sean sorribadas y evitemos que los jóvenes se vayan de La Palma porque se puedan dedicar a la agricultura. Y el éxodo ha comenzado ya, o sea que hay que actuar muy deprisa”.


Y más tarde me dice: “Porque el volcán tendrá que devolver a la gente lo que le ha quitado, no te quepa la menor duda”. Le digo que se han descubierto burbujas en los pequeños lagos de La Caldera: “Los vulcanólogos me dicen que llevan 30 años esas burbujas y que no son motivo de preocupación alguna”. Va a estudiar los volcanes a fondo y su Ayuntamiento confeccionó el primer plan municipal de riesgo de incendios de Canarias. Ahora se ampliará a la actividad volcánica. “Mis concejales fueron puerta a puerta alertando a los vecinos. Salvaron muchas vidas. Yo fui evacuado de Puerto Naos. Y la gente de El Paso no se puede ir a vivir a Garafía, quiere estar en su comarca, está arraigada aquí. Hay que cambiar todas las leyes urbanísticas y territoriales que hagan falta, por dos motivos: una, porque es preciso aprovechar las corrientes de lava para cultivarlas; y dos, para crear terrenos urbanos adecuados para construir sus nuevas casas a los afectados. Y para que los agricultores reciban, en lo posible, las tierras que perdieron”.


“Mira”, me dice, “yo soy parlamentario por la isla y trabajaré por ella hasta la extenuación, pero mi prioridad es El Paso; me debo a los vecinos y lo que deseo es evitar el desarraigo de tanta gente. Se han aportado varias ideas, entre ellas que la RIC pueda ser invertida en la reconstrucción de la isla. Me parece una iniciativa muy aprovechable, porque favorecerá la inversión de empresas en nuestra reconstrucción”. Le digo: Oye, Sergio, que un alcalde tenga que vivir en una litera de un campo de fútbol, manda huevos: “Como si tengo que pasar las noches al raso. Me debo a mi pueblo y por él hago que lo que sea. Yo no importo, importan ellos, mi gente”. No lo dejan caminar por la calle, la gente lo abraza. Los coches se paran para que sus ocupantes puedan saludarle. Es un líder nato. Y lo tiene claro: “Lo primero que estamos haciendo es socorrer a las personas; luego es preciso sorribar las lenguas de lava y las fajanas, pero antes hay que devolver sus casas a quienes las perdieron”. ¿Estás contento con la labor de las autoridades?: “Sí, en general, pero ahora empieza el verdadero drama de los palmeros”. ¿Y existe cierta envidia del Cabildo hacia tu labor?, le pregunto, porque es un secreto a voces: “No lo sé, espero que no, al final todos somos La Palma”. Y añade: “Toda catástrofe abre ventanas de posibilidades. Esto va a costar tres o cuatro mil millones de euros, que si viene de Europa lo que tiene que venir, no van a llegar ni al 0,1% del presupuesto nacional español; o sea, que el Gobierno de Madrid debe pedirle a Europa lo que nos corresponde y ponerse las pilas internamente”.


¿El volcán avisó? “Y con tiempo. Desde 2017 estamos con sismos intermitentes, hasta que salió por Cumbre Vieja. No nos cogió de sorpresa, estábamos preparados y no ha habido víctimas mortales como consecuencia de la erupción. Ha sido un éxito la previsión, lo que pasaba era que no sabíamos por dónde iba a aparecer”.
Los sicólogos y los trabajadores sociales lloraban en El Paso, en la charla que les dio el doctor Gaona; están al límite: “Su labor desborda todos los elogios; y sí, están al límite, pero resisten. Se les ha pedido demasiado, pero ahí los ves, sin quejarse, cumpliendo con su trabajo”.


Ha sido el primero en repartir el dinero de las cuentas de las donaciones de particulares: “Es que la gente tiene que tener dinero para los gastos perentorios. Sólo se les pide que lo justifiquen, que pidan recibos de todo y que de esa forma justifiquen lo recibido. Es muy sencillo. Y tenemos un control exhaustivo de todo esto. Date cuenta de que hay gente que no está acostumbrada a acudir a los servicios sociales; son empresarios, comerciantes y agricultores que lo han perdido todo. Con esta gente es preciso tener una sensibilidad especial”.


¿Y las diferencias con el Cabildo?, le repito: “No tiene por qué haberlas; el Cabildo debe respetar la autonomía municipal y nosotros respetaremos la autonomía del Cabildo; es muy fácil. Si alguien quiere ir más lejos, los alcaldes nos defenderemos, yo el primero”.


Sergio Rodríguez Fernández, un líder en la zona afectada por el volcán. La organización para el almacenamiento y reparto de víveres, ropa, juguetes y enseres ha sido modélica y lo sigue siendo. Y la del dinero. La gente quiere a este hombre bueno, que tiene a su pueblo por bandera y sus concejales forman una piña en torno a él. Ninguna familia sin ropa, sin el dinero para una eventualidad, sin un enser para la vida cotidiana y sin los alimentos que necesiten. Tienen de todo. Los concejales de la oposición habrán huido, pero los del gobierno municipal están al pie del cañón en El Paso. Y muy, pero que muy cansados.

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