
Cuando se cumplen tres meses de la erupción volcánica, la isla de La Palma amaneció ayer, por cuarto día consecutivo, sin rastro en su subsuelo de tremor volcánico, la vibración característica que provoca el magma cuando asciende desde el manto hacia la superficie, según muestran los indicadores que publica el Instituto Geográfico Nacional (IGN).
El volcán de La Palma continuó detenido, en un día con buena calidad del aire, aunque con suficiente energía para mantener puntos de calor, lo que dio pie al portavoz del Gobierno canario, Julio Pérez, a confiar en que “estamos pasando del fin de la emergencia al principio de la reconstrucción”.
Julio Pérez, que también es el consejero de Seguridad y Emergencias del Gobierno de Canarias, afirmó en una rueda de prensa previa a la del Plan Especial de Protección ante Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca) que ayer se mantuvieron los indicios de que la erupción volcánica en Cumbre Vieja ha terminado.
Por su parte, la portavoz científica del Pevolca, María José Blanco, consideró que esta afirmación es compatible con el plazo para dar por finalizada la erupción que piden los científicos, al que le restan ocho días aún, y ratificó que “ahora mismo no hay actividad volcánica. La erupción está detenida”.
En la misma línea se expresó el director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, quien admitió que el día ha sido “estable, tranquilo”, incluso con buena calidad del aire en toda el área de la emergencia, aunque persisten zonas “dominadas por el calor”, pese a que el volcán lleva tres días sin actividad. De hecho, continúan las señales de agotamiento del proceso eruptivo, la emisión de gases volcánicos es puntual y esporádica, el tremor está a nivel de ruido de fondo y la sismicidad sigue en los mismos valores que el jueves.
Incluso la calidad del aire en cuanto al dióxido de azufre está en niveles buenos y en los Llanos de Aridane, que ha tenido un problema de concentración de partículas inferiores a 10 micras, se ha pasado de una calificación de “extremadamente desfavorable” a “desfavorable”.
No obstante, se sigue instando a la población a no realizar actividades al aire libre, especialmente aquellos que presentan cuadros de tos o dificultad respiratoria o tienen patologías cardiacas o pulmonares.
Asimismo, la probable entrada de polvo sahariano podría contribuir este fin de semana a aumentar la concentración de estas partículas en suspensión.
Medidas de prevención
Morcuende insistió, además, en evitar hondonadas, bajos de bodegas y aparcamientos subterráneos, en donde pueden acumularse los gases más pesados, como el monóxido de carbono y el dióxido de carbono, y reiteró que se ventilen las viviendas y, en todo caso, se consulte al personal de emergencias que cuenta con equipos de medición de gases, como la UME.
Julio Pérez se congratuló de que el complejo mecanismo de la reconstrucción va poniéndose en marcha cada vez a mayor velocidad y ha precisó que, aunque son varios días con buenas noticias, ello no significa que se modifique el dispositivo de seguridad, que continuará “en los mismos términos, con el mismo número de efectivos y la misma intensidad”.
La situación legal sigue siendo de emergencia volcánica con semáforo rojo y las limitaciones que ello conlleva que, previsiblemente en una fecha ya cercana, se irán reduciendo, ha indicado Pérez.
Ello implicará reducir el número de áreas evacuadas, aumentar el número de personas que puedan acceder a estas zonas -no así a las de exclusión- e intensificar las labores de limpieza de ceniza. En estos 90 días de emergencia “hemos sido capaces de establecer una organización compleja y si mantenemos este liderazgo colectivo en la reconstrucción, se logrará que La Palma se recupere de esta herida”, concluyó el portavoz del Gobierno canario.
Signos de agotamiento
La ausencia de observables tanto directos en superficie, como procedentes de los sistemas de vigilancia corrobora los signos de agotamiento del proceso eruptivo, aunque desde el Pevolca no se descarta un nuevo repunte de actividad estromboliana y de emisión de coladas. Para poder decir que la erupción que comenzó el 19 de septiembre está finalizada, los datos registrados y observables se deben de mantener en los niveles actuales durante 8 días.
La señal de tremor desapareció a las 21.00 horas del lunes, cuando los datos que recogen sobre ella las redes sísmicas de la isla se desplomaron a niveles que los científicos consideran ya “ruido de fondo”, después de tres meses de erupción.
La madrugada de ayer, la red sísmica de la Isla detectó 23 pequeños terremotos, 19 de ellos con magnitud por debajo de 2 y los otros cuatro, con valores entre 2,1 y 2,4. Ninguno fue sentido.
El comité científico que sigue esta emergencia reiteró en su último informe que todos los indicadores disponibles apuntan a que la erupción se está agotando o ya se ha agotado, si bien se han marcado un plazo de seguridad sin actividad para poder darla por terminada que se cumple el día de Navidad.
En estos momentos, la emisión visible de gases volcánicos es puntual y esporádica y está concentrada en los centros eruptivos y los jameos (hundimientos) de los tubos volcánicos, según recogió la Dirección de Seguridad Nacional en su informe de ayer.