icod de los vinos

La desoladora estampa de un colegio en Tenerife: aprenden con guantes, gorros y plumíferos

El CEIP Llanito Perera sugirió al Ayuntamiento de Icod de los Vinos la instalación de suelo radiante en las aulas, pero "nos dijeron que no porque su coste era muy elevado"
Los niños del CEIP Llanito Perera aprenden con guantes y gorros en el aula. | DA

La afirmación eterna primavera, que muchos emplean para acuñar el clima canario, ha incidido directamente en el escaso hábito de instalar calefacción en los inmuebles. Es cierto que durante los meses de invierno, mientras la Península registra datos más próximos al cero, el Archipiélago goza de una media de 20 grados centígrados durante las horas centrales.

Aunque la realidad en medianía y zonas altas de las Islas es bien distinta. Un ejemplo gráfico de ello es el día a día que viven los alumnos de un colegio de Educación Infantil y Primaria situado en el municipio tinerfeño de Icod de los Vinos, que aprenden a leer y escribir enfundados en guantes, gorros, plumíferos y ahora también mascarilla.

Los docentes del CEIP Llanito Perera -el centro escolar en cuestión- han explicado a este periódico cómo son las condiciones en las que desempeñan su labor y que, con la irrupción de la pandemia, se han agravado. “La temperatura en el aula suele ser un grado inferior a la del exterior, sobre todo en la de los pequeños, donde contamos con una estufa de aceite, que apenas calienta, y dos deshumidificadores”, manifiestan, puntualizando a su vez que la construcción de la citada clase data del año 1960. Los termómetros suelen oscilar a primera hora en el lugar entre 10 y 11 grados.

Sin embargo, el frío no es el único contratiempo con el que se topan diariamente los integrantes de la escuela rural, sino también la humedad. “De una sola clase podemos sacar hasta 10 litros de agua cada mañana”, aseguran. Asimismo, al panorama hay que agregar los protocolos y las medidas de prevención contra la COVID-19, que acarrean el fomento de las corrientes de aire en espacios interiores mediante la apertura de puertas y ventanas. Y es que los afectados admiten que “nos pasamos el día con las manos y los pies helados”.

Hace unos 10 años, cuando el Ayuntamiento de la localidad sustituyó el piso de mosaico, “que era muy frío”, por otro de madera, los docentes solicitaron un suelo radiante, tal y como tenían otros centros educativos de la zona. Sin embargo, el Consistorio se negó por el elevado coste que suponía su instalación.

Estos días, con el paso de una DANA (depresión aislada en niveles altos) por el noroeste de Canarias, que ha dejado frío, lluvia y nieve, la estampa de los menores sentados en sus pupitres es desoladora…

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