Por Carlos Hernández Díaz, Elías Pestano López, Ainhoa Ravelo Gil y Eloy Vegas | La despoblación es un problema que afecta a una gran parte de los territorios de España, en general, y de Canarias, en particular. Municipios como Garafía, en La Palma, o la propia Anaga, en Tenerife, sufren de limitaciones que condicionan la forma de vida de sus habitantes, en materia de servicios básicos.
El Parque Rural de Anaga es un bien de alto valor cultural y natural. Fue declarado Reserva de la Biosfera el 9 de junio de 2015 y es un sitio de gran atractivo turístico. No obstante, los problemas del Macizo son singulares, una situación que persiste por la inoperatividad del Ayuntamiento de Santa Cruz, ente encargado de la gestión del territorio. La suma de estos factores tiene como consecuencia la migración hacia las urbes y la despoblación cada vez mayor de los caseríos, o pagos, como lo denominan los lugareños.
Actualmente, en la región viven 12.033 personas y las razones que los llevan a abandonar su hogar son multifactoriales, como por ejemplo: la mala gestión de las telecomunicaciones, educación, sanidad y transporte. Competencias exclusivas de los poderes públicos y que, a día de hoy, todavía no se han resuelto.
Anaga, fuera de cobertura
Uno de los problemas que tienen los núcleos habitados de Anaga es la ineficaz red de telecomunicaciones. La complicada orografía, las condiciones climatológicas, así como el bajo índice de densidad poblacional ha provocado que el Parque Rural sea una de las zonas con peor alcance radiofónico de Tenerife. Además, la condición de Espacio Natural Protegido y Reserva de la Biosfera obliga a las autoridades a que, cualquier obra en materia comunicativa, se realice evitando el mayor impacto medioambiental.
El plan de ordenación de las infraestructuras de telecomunicaciones, elaborado por el Cabildo de Tenerife y el Gobierno de Canarias, en 2018, establece que la cobertura de la Televisión Digital Terrestre (TDT) abarca el 82% de la Isla y llega al 98% de los habitantes. A pesar de que estamos hablando de un problema que afecta al 2% de tinerfeños, es deber de las instituciones garantizar el acceso a la información. Sin embargo, y aunque sea una obligación de los poderes públicos, articular este derecho en la zona es muy complejo.
Uno de los grandes hitos que experimentaron los pueblos de Anaga fue el apagón analógico de 2010. A partir de entonces, todas las señales analógicas fueron suprimidas en favor de la TDT, una tecnología con mayor calidad audiovisual. Sin embargo, el problema del nuevo estándar es que no entiende de términos medios, o se ve o no se ve. Mientras que la analógica, con interferencias, permitía sintonizar diferentes señales.
Cuando se ejecutó el apagón, comenzaron los primeros problemas. Una de las características propias de Anaga es la dispersión de las casas y, si bien la señal llegaba a los principales caseríos de la zona, los hogares más alejados perdieron el acceso a la televisión.
Con el paso de los meses, se consiguió solventar la situación gracias al uso de la televisión satelital, mediante la instalación de una parabólica en cada domicilio afectado. No obstante, los inconvenientes no pararon de acumularse, como, por ejemplo, el mal mantenimiento de los repetidores, encargados de llevar la señal.
Otro de los grandes problemas de comunicación de Anaga es internet. A día de hoy, el Parque Rural funciona con conexión ADSL y desde el consistorio capitalino no han manifestado planes de instalar la red de fibra óptica en el Macizo. La noticia más reciente data de 2017, año en el que el Cabildo de Tenerife se comprometió a desplegar una conexión WiMax.
El estándar promovido por la institución insular supone que la población del Parque Rural pueda acceder a una conexión a internet mediante satélite y mejor que el ADSL. Sin embargo, su calidad está lejos de la que ofrece la fibra óptica.
“¡Nos van a cerrar las escuelas!”
El factor educación es otro de los condicionantes para las personas que habitan en Anaga. La zona apenas cuenta con centros que permitan el desarrollo académico de los infantes, lo que dificulta el acceso a este derecho básico. En el Macizo existen cuatro instituciones en funcionamiento, lo que es insuficiente para los 26 asentamientos que allí existen, dada la gran dispersión entre estos y la poca oferta formativa que se ofrece.
La falta de instituciones educativas es debido a que haya poco estudiantado en la región, lo que, a su vez, es consecuencia de la escasez de servicios básicos. En los últimos años, fueron cerrados los centros de Afur, Casas de la Cumbre, Taborno, Almáciga y Chamorga.
Desde finales del siglo pasado, los colegios decidieron unirse y crear el ‘Colectivo de Escuelas Rurales de Anaga’ (CER Anaga), para darse apoyo mediante la cooperación entre profesorado e instituciones. La asociación viene trabajando en contra del cierre de centros y la falta de compromiso de los órganos gubernamentales encargados.
El CER Anaga, la Junta Rectora y las Asociaciones de Vecinos del Parque Rural, difundieron el sexto volumen de ‘Anaga Cuenta’, en abril del año 2000, encabezado por el titular “¡NOS VAN A CERRAR LAS ESCUELAS!”. La publicación recogía la importancia de tener centros educativos habilitados para los más jóvenes, y así evitar “que las parejas tengan que emigrar, para poder darle a sus hijos las oportunidades educativas que ellos no tuvieron”.
Luján González, presidente de la Asociación de Vecinos de Taganana, acota que “con la despoblación, el número de alumnos ha ido menguando. Actualmente hay doce en Taganana. En los años 70-80 podían haber entre 30 y 40 niños por aula, desde primero hasta octavo de la EGB”.
El Macizo adoptó una iniciativa llamada ‘Colegios de la Biosfera’ en el curso 2018-19, un proyecto que busca crear redes de colaboración entre los centros educativos. En este participan el CEIP Punta del Hidalgo, el CEIP Melchor Núñez Tejera, en Tegueste, el CEIP Julián Rojas de Vera, en Taganana y el CEIP Sor Florentina y Agustín Cabrera Díaz, en Roque Negro.
En el curso 2019-20, las instituciones de Anaga solo contaban con 39 estudiantes matriculados. Una situación que se viene agravando tras cada año y que limita las oportunidades de aprendizaje y desarrollo social de los más jóvenes.
Las curvas de la ineficiencia
En la actualidad, Anaga sufre un problema con su red de guaguas. En palabras del director insular de Carreteras, Tomás García, “es muy importante llegar a consensos para poder ejercer la labor disuasoria en toda la carretera que llega hasta Almáciga. Teniendo solucionados los inconvenientes en esta vía, los demás será muy fácil acometerlos”.
La casuística central, sobre la que gira el resto de problemáticas, son las infraestructuras. A esto se suma lo que comenta el director insular de Movilidad, José Alberto León, que afirma que la solución pasa por establecer y fomentar la movilidad en transporte público.
En palabras de Luján González, el sistema de transporte público en Anaga es “precario”. Además, comenta que es importante disponer de vehículo propio, pues si te desplazas en guagua puedes tener limitaciones, tanto para salir, como para volver al pueblo.
La mayoría de las carreteras se encuentran en mal estado. Frente a esto, Tomás García confirmó, el pasado mes de abril, que están trabajando para conformar una nueva cuadrilla de personal dirigida al mantenimiento. Esta comenzó a trabajar el pasado verano en las calzadas de Anaga. La presidenta de la Asociación de Vecinos de Afur, Goya Alonso, pone fin a su lucha, pues “son siete años detrás de los políticos para que se contrate una cuadrilla; no es un capricho mío personal, es una demanda vecinal”, declaró.
El tráfico que se acumula por las carreteras de los principales barrios de Anaga dificulta la vida de sus habitantes. El elevado volumen de conductores que acuden cada semana es significativo. Estos, en ocasiones, dejan sus vehículos en mitad de una calzada que es predominantemente estrecha, sin casi posibilidad de encontrar un lugar donde aparcar. Esto genera problemas para los conductores de guaguas, que ven cómo se obstaculiza y se imposibilita el seguimiento de su ruta.
Un punto clave es la figura del todavía concejal de Infraestructuras del Ayuntamiento de Santa Cruz, Dámaso Arteaga. En el año 2016, la asociación, ‘Amigos de Anaga’, manifestó su desconcierto por las actuaciones y decisiones tomadas por el edil, que hacía caso omiso a sus peticiones. Es por ello, que llegaron a pedir su dimisión.
El caso se agudiza con situaciones como la del Puente de San Andrés, que une Taganana, Almáciga y Taborno, y que se encontraba en obras hasta el mes de diciembre. Este es el principal punto de conexión para llegar a Santa Cruz.
En este sentido, Intersindical Canaria, el sindicato mayoritario dentro de Titsa, pide la construcción de un segundo puente. Y es que, desde las autoridades, no se aseguraba la fiabilidad de la construcción para el paso de vehículos pesados, como las guaguas, por hechos como la caída de cascotes. De reclamaciones como esta, se instó a realizar la reforma, para la cual se destinaron 500.000 euros por la vía de emergencia.
El sindicato opina que esta última reforma del puente provocará que “cuando se finalice, no se permitirá el paso a vehículos de más de doce toneladas, limitando el tránsito a vehículos de Titsa, como guaguas de turismo o de colegios”. En esta línea, la obra finalizó casi en su totalidad el pasado mes de noviembre y se restableció el flujo de tráfico con normalidad.
A lo largo del proceso de mejora de la estructura, los vecinos de los pueblos de Anaga han tenido sumas dificultades de movilidad. Esto a pesar de la creación de un puente de paso provisional. La limitación de acceso para vehículos pesados, así como las escasas conexiones (una ruta por Santa Cruz de Tenerife y la otra por La Laguna, a través de Las Mercedes) han sido los mayores problemas.
¿Estado del paciente?, mejorable
Respecto al ámbito sanitario, solo existen dos consultorios, en San Andrés y Taganana, y un centro de salud en Valleseco. Los demás caseríos tienen que acudir a la institución sanitaria más cercana. En concreto, los barrios afectados por esta escasez médica son 16: Afur, Almáciga, Bailadero, Catalanes, Casas de la Cumbre, Chamorga, Cueva Bermeja, El Draguillo, La Cumbrilla, Lomo de las Bodegas, Los Campitos, Mª Jimenez, Roque Bermejo, Roque Negro, Taborno y Valle Tahodio.
Debido a la dispersión de las poblaciones, los pagos anteriormente mencionados se encuentran a una distancia considerable de sus ambulatorios. Infraestructuras que, además, disponen de escaso personal médico que pueda atender las necesidades sanitarias de los caseríos.
En consultorios como el de Taganana, el médico acude a pasar receta, pero este profesional no es permanente, por lo que los fines de semana el centro no está abierto. La ausencia de ambulancias provoca que los tiempos de espera sean elevados. Luján González comenta que “puedes pasarte entre semana a cualquier consulta, pero si quieres ir al médico, tienes que ir a Santa Cruz. Si tienes algo grave, te quedas por el camino”.
El pasado mes de septiembre, los vecinos de San Andrés presentaron a la Consejería de Sanidad más de 600 firmas demandando una mejor atención primaria. Estas quejas fueron recogidas por Coalición Canaria que, como grupo municipal, las llevó al Pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
El acuerdo alcanzado entre las partes pasa por, en primer lugar, la reducción de la inestabilidad de los facultativos, para garantizar la calidad en el servicio. Segundo, el refuerzo de la especialidad de medicina general, habilitando la sala de análisis clínicos como consulta (a partir de las nueve de la mañana y en horarios de tarde). También, que se habilite la apertura del centro los fines de semana. Y, por último, que se considere la ubicación de un servicio de ambulancias fijo.
A pesar de esta situación, existen iniciativas para ayudar, con especial interés, a las personas mayores. Es el caso del Proyecto Anaga, creado por el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Santa Cruz de Tenerife, en colaboración con el Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria (IASS).
La propuesta se basa en la entrega de sistemas personalizados de dosificación (SPD) de medicamentos en el domicilio del paciente. Dispositivos que facilitan la toma de fármacos y su adecuada dosificación, en el desayuno, almuerzo y cena.
El contacto directo del profesional con el paciente permite resolver las dudas relacionadas con el tratamiento y la revisión de los botiquines, para hacer un control de las dosis que deben consumir. Las visitas se realizan cada dos semanas y se complementan con un seguimiento telefónico semanal. No obstante, durante el confinamiento del año 2020, las llamadas fueron diarias, pues solo se acudía a los domicilios una vez al mes.
La miel de la autonomía
Anaga es una zona particular, con condiciones diferentes a las del resto de la Isla. Sin embargo, su administración está dividida entre tres ayuntamientos; el de la Laguna, Tegueste y el de Santa Cruz de Tenerife. Una condición que dificulta realizar acciones específicas para esta región y que pone a su población bajo un sistema que no identifica a sus comunidades.
En el caso de Taganana, su Ayuntamiento se conformó en 1813, hasta su anexión a Santa Cruz, en el año 1850. No obstante, los habitantes pidieron su restitución en el año 1859, para ser denegada. En 1868 se constituye un Ayuntamiento revolucionario, que estuvo vigente por nueve años hasta su desaparición. Desde entonces, el pago tagananero pasó definitivamente a formar parte del municipio capitalino.
Luján González, presidente de la Asociación de Vecinos, comenta que “Taganana es un pueblo, nosotros no nos sentimos santacruceros, para nosotros fue una desgracia perder nuestro Ayuntamiento”. Además, los caseríos del Macizo se encuentran en estado de “desolación”, por parte de las instituciones públicas, afirma. Es por esto, que buscan ayudas o apoyos por parte de Santa Cruz e indica que “como parte del municipio, tenemos derecho. Un derecho que nos obligaron a tener al eliminar el Ayuntamiento de Taganana”.
Responsabilidad pública
Las leyes de conservación del medioambiente, la orografía y el escaso rendimiento económico que suministrar a Anaga supone, ha provocado que la situación de la despoblación haya empeorado con el paso de los años. La excesiva burocracia y la falta de sensibilidad política, provoca que las soluciones que se plantean tarden años en implementarse y, cuando lo hacen, las ejecutan mal.
La deficiente asistencia sanitaria, el cierre de colegios y los pobres sistemas de transporte en el Macizo han provocado que el desarrollo socioeconómico se haya detenido en su totalidad. Actualmente, la región depende económicamente del turismo, de sus rutas de senderismo y paisajes. No obstante, esta actividad no afecta a todos los caseríos por igual, pues de esta actividad se beneficia, principalmente, Taganana.
Creando soluciones a la despoblación
El Gobierno de Canarias junto a la Federación Canaria de Municipios, lanzó un convenio con el objetivo de reducir la despoblación en las zonas rurales de las Islas en 2021. De ahí, saldrán un total de 14,5 millones de euros que se repartirán entre los 58 municipios más despoblados. Los criterios para llevar a cabo la distribución son: la creación de un fondo de solidaridad, el número de habitantes y el nivel de demandantes de vivienda protegida, con el fin de hacer un reparto equitativo.
Además, los negocios del caserío siguen las mismas condiciones fiscales que la capital. Esto termina siendo un limitante para el desarrollo del comercio en la zona. González señala que “no pueden cobrar los mismos impuestos a quien tiene una tienda en Taganana, que en la calle Castillo”, dado que el aislamiento y los problemas de accesibilidad del caserío son claros hándicap en comparación a las urbes.
Para la realización de este reportaje hemos contactado con las diferentes autoridades implicadas en la gestión del Parque Natural de Anaga. Sin embargo, no hemos obtenido respuesta de los encargados, redirigiéndonos a diferentes organismos del Ayuntamiento y Cabildo. Esta situación ejemplifica la impotencia de la población de Anaga, los cuales no obtienen respuestas útiles y rápidas de sus instituciones.
El mal estado de todos estos servicios públicos son el principal obstáculo para los habitantes de Anaga. La solución a estos problemas recae en las autoridades, las cuales deben de asumir su obligación con los servicios públicos del Parque. Aunque, para ello, primero deben abandonar su búsqueda de la rentabilidad económica.
* Alumnos de 4to de Periodismo en la Universidad de La Laguna