Al igual que ocurriera el año pasado, hoy, 2 del 2 del 22, volverá a vivirse una celebración muy recogida en la festividad de Candelaria. Aunque la vacuna ha aliviado las consecuencias mortales del virus que vino de China hace dos años, todavía persiste la pandemia y con ello las restricciones sanitarias, que, en concreto, en la isla de Tenerife, con nivel 4, aconsejan límite de aforo para mantener las distancias interpersonales. Así, la Basílica de Candelaria verá hoy reducido su aforo al 33% -en torno a 300 personas- en el acto más importante de la festividad, y casi único, la eucaristía, que este mediodía presidirá el obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, que será cantada por el Orfeón La Paz de La Laguna.
Un acto solemne que verá reducida, también, la presencia de autoridades, aunque contará con la asistencia de la alcaldesa de Candelaria, Mari Brito; la representación del Parlamento y el Cabildo que estará encabezada por sus presidentes, Gustavo Matos y Pedro Martín, respectivamente; el subdelegado del Gobierno, Jesús Javier Plata; el alcalde de Teror, Sergio Nuez -el único de los regidores municipales invitado-; el teniente general Jefe del Mando de Canarias, Alejandro Escámez, y otras autoridades militares; el decano del Cuerpo Consular Acreditado, Juan Carlos Díaz Lorenzo, así como portavoces de los partidos representados en el Parlamento de Canarias. En total, de los 60 invitados -en otras ocasiones son 300- han confirmado su presencia solo 40. El resto del aforo será completado por los fieles que acudirán a los pies de la Morenita seguramente con el ánimo por rogar por el fin de la COVID-19, ese virus que lleva dos años marcando los pasos de nuestra vida social y económica.
La misa del obispo vuelve a ser este año el eje central de la festividad de la Patrona de Canarias. Sin la siempre emotiva procesión de Las Candelas, que se suele celebrar en la víspera, ni la procesión alrededor de la plaza de hoy, ni siquiera la salida de la imagen a la puerta, ni los grupos de peregrinación por el Camino Viejo venidos del área metropolitana, ni tan siquiera el acto de la presentación de los niños nacidos durante el último año ante la Virgen, la festividad de Candelaria volverá a vivirse casi en familia y más cuando se espera hoy un día desapacible con lluvia y viento, según el pronóstico meteorológico.
La eucaristía del mediodía no será la única misa del día, pues se mantienen las tradicionales de las ocho y diez de la mañana y las seis de la tarde, por si algún peregrino no encuentra acomodo al mediodía. Por la tarde, la Asociación Cultural Tafuriaste realizará la ofrenda de toques de tambor y presentará sus respetos a la Patrona de Canarias. Al día siguiente se celebrará la festividad de San Blas y el domingo, día 6, se celebrará un pasacalle y una ofrenda floral de la agrupación artístico-musical La Candelaria, de Arafo. Hasta ahí los actos oficiales programados por la comunidad dominica, guardiana desde hace casi cinco siglos de la Morenita.
Festivo en Tenerife
La festividad de la Candelaria, las Candelas o la Luz -pese a no ser la patrona insular, que lo es la Virgen de Los Remedios- es festivo en toda la isla de Tenerife desde 2004, y con ello el municipio que acoge a la Morenita se ha preparado para recibir a cientos de peregrinos, aunque no los cuatro o cinco mil que sin pandemia han acudido a la tradicional procesión de Las Candelas de la víspera o al propio día de la Virgen. Las normas sanitarias que estamos obligados a cumplir no solo reducen los actos, sino frenan los deseos de peregrinar de muchos fieles. Sin embargo, aprovechando el día no laborable de mañana, desde ayer tarde se vieron pequeños grupos de peregrinos por el llamado Camino Viejo o Camino de la Virgen. Un camino en el que, al contrario de lo que ocurrió en agosto, no está cerrado ni está prohibido su tránsito, aunque solo en grupos reducidos.
Si bien la llegada de peregrinos y de fieles es inferior a la que se da el 15 de agosto, siempre hablando en una situación normal, hoy también es un gran día para Candelaria, un municipio que le debe su nombre a aquella talla de madera que encontraron los guanches en la playa de Chimisay, en Güímar. Desde entonces, Candelaria ha vivido indisolublemente pegada a esta imagen religiosa, tanto que buena parte de su comercio y restauración están asociados a la presencia de la Patrona, que hoy lucirá uno de sus espectaculares mantos, azul claro, con los adornos de su camarero Jaime Estévez.
La Virgen de Candelaria celebra dos grandes fiestas (2 de febrero y 15 de agosto). Fue a partir de 1714, a raíz de la muerte por frío de cinco mujeres en la cumbre, cuando la peregrinación de fieles se trasladó a agosto, según recuerda el cronista oficial del municipio Octavio Rodríguez.