Marc Romero, director de 75 días: “¿Quiénes son las 5 o 7 personas que dejaron su ADN en los cuerpos de las niñas de Alcàsser?”

Marc Romero lleva a los cines la historia del caso Alcásser tras 10 años de trabajo e investigación. El director trata el asunto con respeto, pero provocando que el espectador, en su butaca, llegue a "revolverse"
Marc-Romero
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Marc Romero ha realizado un trabajo de investigación, respetando siempre la memoria de las niñas y sus familias

Marc Romero (Badajoz, 1977) culmina con 75 días, un trabajo de investigación de 10 años. El terrible asesinato de las niñas de Alcàsser, aunque ocurrido hace 30 años, sigue estremeciendo a una sociedad española que quedó marcada para siempre. Desde el respeto y la rigurosidad, el director extremeño, se muestra claro a la hora de mostrar su visión de lo ocurrido, mientras insiste en la necesidad de despejar dudas de un caso que continúa abierto. ¿Qué ocurrió realmente en la localidad valenciana? El 22 de abril, en Multicines Tenerife, se estrena 75 días.

-¿Por qué una película sobre el crimen de Alcàsser, ocurrido hace ya 30 años?

“Porque estamos ante una película de investigación, una película policiaca. Me olvido de lo escabroso, por supuesto no se retratan violaciones ni nada por el estilo. Las niñas apenas salen en la película. Me interesaba hacer una cinta de suspense y, sobre todo, policiaca sobre el caso. Me he alejado del morbo totalmente, sobre todo, por respeto”.

-Cada vez menos, porque se hacen más producciones de ese estilo, pero vivimos con una influencia enorme de todo lo que llega de Estados Unidos en lo que respecta a la crónica negra o el ‘true crime’.

“Por eso yo quería hacer un true crime español, para que la gente sepa que nosotros también somos capaces de plasmar ese tipo de casos”.

-Son diez años de investigación, de estudiar el sumario del caso, de hablar con testigos. ¿Cuál fue el punto de partida?

“Pues pedirle permiso a la Guardia Civil. Quería utilizar la imagen del cuerpo en la película, porque si no hubiéramos podido utilizarlo, con los uniformes, recreando los coches de la época, la película habría quedado un poco cutre. Ellos, en un principio, no querían, pero: ¿cómo haces una película de guardias civiles sin guardias civiles? Ellos llevaron la investigación. Mal, pero la llevaron y yo tenía que contar eso. Les dije que el Cuerpo ahora era otra cosa, la Guardia Civil está muy valorada y en ningún caso iba a hacer una crítica, solo me limitaba a ser objetivo con las investigaciones. Al final creo que les caímos bien. Nos pidieron que fuéramos respetuosos y eso hicimos”.

“En la cinta me olvido de lo escabroso. Por supuesto, no se retratan violaciones ni nada por el estilo”

-¿A lo largo de todo este tiempo ha tenido que enfrentarse, o salir al paso, de muchos prejuicios por tratar un crimen tan estremecedor como aquel?

“Muchísimo. Nos insultaban por redes sociales, la gente pensaba en el morbo sin saber qué tipo de película íbamos a hacer. En España la gente es muy dada a criticar antes de ver y no podíamos ir casa por casa diciendo que, de verdad, tenemos algo nuevo que contar. No íbamos a abrir heridas en las familias. Estuvimos a punto de tirar la toalla un millón de veces porque la sociedad, o no estaba preparada para ver algo así, o que realmente ya tenemos en la cabeza que este tipo de producciones van a acercarse al amarillismo, algo que yo negaba. ¿Cómo le hacemos llegar al gran público que esto es una película de suspense, de investigación y que van a descubrir el caso Alcàsser desde dentro? Insisto, las niñas salen muy poco en la película. Este tipo de producciones se llevan haciendo en nuestro país desde la Huella del crimen, El séptimo día, de Carlos Saura, y en Estados Unidos están sobrados de hacerla, pero somos un país muy moderno para unas cosas pero para otras no. Los hechos históricos, porque esto ya es un hecho histórico, están para retratarlos. Hay que llevarse las manos a la cabeza por lo mal que se hicieron las investigaciones, por la falta de información y los testimonios que no fueron recogidos en la época”.

-¿Hemos involucionado en ese aspecto? Es decir: ¿por qué Saura pudo retratar lo sucedido en Puerto Hurraco y usted, antes de estrenar, ha recibido esos ataques?

“Porque si es Carlos Saura es el maestro Carlos Saura y si es uno que no conocemos no es que te den la espalda, pero estás ahí un poco outsider, un poco en tierra de nadie. Así de claro lo digo porque así es como se ha sentido esta producción por parte de la industria cinematográfica. Al final, las películas están hechas para que el público las vea. A mí me encanta Santiago Segura, pero dentro de la profesión es muy criticado. Santiago Segura hace que la taquilla del cine suba, por lo que suben los presupuestos en el Ministerio de Cultura para hacer películas. Esta producción está hecha, toda, con capital privado, por lo que se puede ver el rechazo que había hacia esta película desde los sectores que siempre apoyan al cine. Esta producción generará, o no, unos ingresos de los que el Estado, de alguna manera, recaudará, por supuesto, de una película en la que no ha participado. Lo importante es que el cine español esté vivo y que la gente se interese por lo que hacemos. Los españoles deben ver nuestro trabajo, que rompan esa barrera de que son españoladas: nosotros tenemos un cine muy bueno al que hay que defender”.

-La proyección internacional de la producción deja claro que no es, desde luego, una ‘españolada’.

“Cerramos el Festival de Cine de Málaga, ganamos el premio al Mejor Director en el Festival de Cine Ruso y otros premios en Londres y otros sitios. Cuando sacamos la película fuera la gente la entiende perfectamente”.

-Usted provoca, con su producción, que nos hagamos preguntas, que nos revolvamos en la butaca: ¿cree que parte de las críticas se pueden deber a que muchas personas prefieren cerrar el caso y pasar página?

“El público empatiza con la cinta, que creo que es un estudio sociológico de la sociedad que éramos en los 90. De hecho, hago un paralelismo entre aquella época y la actual. Por aquel entonces no teníamos la tecnología actual, que te permite, si desaparecen tres crías, lograr la localización de sus teléfonos móviles de manera rápida, pero en los 90 no era así. Los depredadores de ahora saben que existe una tecnología que los deja al descubierto y tienen que, por así decirlo, meditar las cosas antes de hacerlas. El caso Alcàsser tuvo una repercusión enorme en el pueblo. Fue ese pueblo el que se tiró a las calles porque creía que no había seguridad en las mismas, se manifestaba frente al Ministerio del Interior y consiguió cosas como congregar a casi 200.000 personas en el funeral de tres niñas. Hoy, con el móvil y las redes sociales, convocas a todo el mundo, pero aquel entierro se dieron cita más de 180.000 personas en un pueblo de 2.000, lo que quiere decir que aquella gente se movilizó de una manera increíble. generó mucha alarma social, por eso mismo las investigaciones se tuvieron que resolver de la manera más rápida posible, porque el pueblo estaba descontrolado. El Ministerio del Interior estaba desbocado porque es por la presión popular por la que caen los gobiernos. Yo, que tenía 14 años por aquel entonces, hacía autostop cuando salía, pero a partir del 92 todo cambió por el miedo que había en la calle: no caminabas ni 100 metros solo”.

-Uno de los aspectos más impactantes de la película es el trabajo a la hora de ambientarla, recreando perfectamente aquellos años 90 que marcaron tanto a España.

“Lo reconstruimos muy bien. Hay mucho trabajo de caracterización, de vestuario o peluquería, pero es que, además, hemos llegado a construir una gasolinera de la época, porque ya no quedan de aquellas con los surtidores que daban vueltecitas. Hemos recreado comisarías de policía, los interiores de las casas y otros lugares. Hay un trabajo de equipo muy, muy grande que debemos valorar. Para mí carece de interés hacer una película con tecnología que es lo contrario a llevártela a aquella época, con los Juegos Olímpicos o la Expo de Sevilla. Era una España inmersa en un desarrollo increíble, todo el mundo nos miraba y éramos un país súper libre. Cuando esto ocurre, que puede pasar en cualquier ciudad de cualquier país, supone una conmoción para la que no estábamos preparados”.

La película refleja de manera fiel la década de los 90 en España

Usted se posiciona muy claramente respecto a lo que cree, tras años de investigación, que pudo ocurrir realmente a las tres niñas.

“Estoy totalmente convencido de que, en la investigación, hubo muchos errores y hubo algo más. Las personas que participaron en el crimen de Macastre [Marc Romero se refiere al asesinato de tres jóvenes ocurrido en esta localidad valenciana en 1989 y que nunca fue esclarecido] lo hicieron también en el de Alcàsser. Creo que Antonio Anglés y Miguel Ricard tuvieron que ver con este crimen, no valoro el grado de implicación. Ricard se declaró culpable, él hace una declaración y en el juicio lo acorralan y esa declaración, cuando todavía no había informe de autopsia, lo lleva a la cárcel. Yo estoy de acuerdo con esa sentencia. Sé que Miguel Ricard participó en los crímenes porque lleva 30 años callado, algo que le ha hecho un flaco favor cuando siempre dijo que cuando saliera de prisión contaría su verdad, pero esta verdad era que estaba condenado por algo que había hecho. Lo que queremos saber todos los ciudadanos es cuántas personas más participaron en el crimen. En los cuerpos de las niñas aparecen pelos y vellos púbicos de entre cinco y siete personas diferentes, ADN que no pertenece ni a ellas, ni a Anglés ni a Ricard. Hay un sumario abierto para saber dónde está Antonio Anglés y de quiénes son esos pelos. Mi pregunta es: ¿quiénes son esas cinco o siete personas que dejaron esos pelos en los cuerpos de las niñas? Las cuentas no salen”.

“El informe de autopsia de las niñas es terrible, el peor que puedes leer; fue una masacre”

Usted lleva a cabo el visionado e la cinta con Fernando García, conocido por todos por ser padre de una de las niñas y, posiblemente, la cara de aquel caso tras salir en numerosos medios de comunicación para pedir justicia por ellas, además de insistir en que la investigación siguiera abierta. ¿Cómo fue ese momento?

“Quisieron hacer un coloquio entre ambos. Yo dije que sí, porque un señor que se tiró a la calle para saber toda la verdad se merece todos mis respetos, independientemente de lo que hiciera o las formas, me da exactamente igual: al que habían matado a una hija era a él, no al resto de la sociedad. El resto no éramos quién para juzgar. Se despertaba cada día con la voz de su hija pidiéndole ayuda y sentía que la Guardia Civil y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado ( FFCCSE ) no actuaban correctamente. Si eso nos pasa a nosotros yo te digo que hubiéramos quemado el Senado. No sé qué habríamos hecho los demás. El informe de autopsia de las niñas es terrible, el peor que puedes leer, fue una masacre. Fernando García pasaba a ser el protagonista de la película y, lógicamente, tenía que verla. Durante el visionado tuvimos que parar dos o tres veces, porque la película es muy emotiva. Al acabar nos dijo que le había encantado, que la había visto como un elemento de denuncia”.

-Logra, con el reparto, hacer la historia muy creíble, muy cercana.

“Mis protagonistas son Ana Fernández, ganadora de un Goya por Solas, nominada en otras tres ocasiones a Mejor Actriz, que es una actriz impresionante, en el papel de la madre de Miriam en la película, y Javier Albalá, protagonista de la serie Parot, que emite Amazon, que es el alter ego de Fernando García. Ellos nos guían a través de la historia por la película. Según ellos viven el caso el público va a entender que todo lo que hacen las FFCCSE destruyen cada vez más a la familia. Cuando tu hija muere en esas circunstancias solo te queda la Justicia, si tu sensación es de abandono, de que no se hará Justicia, el trastorno que eso te produce se va a ver reflejado diariamente. La madre de Miriam tuvo una enfermedad para la que podía haberse puesto en tratamiento, pero ella decidió partir con su hija porque no pudo soportar ese dolor. Si, quizás, le hubiéramos dado otra respuesta, si le hubiéramos presentado a los culpables, su pena habría sido distinta. Pero 30 años después hay un sumario abierto en el que todavía se busca a Antonio Anglés y a otros sospechosos. ¿Cómo puede descansar así alguien? ¿Quiénes son esas personas que dejaron su ADN encima de las niñas?

-Ha quedado claro que no hay morbo ni amarillismo: ¿qué se encontrará el espectador que acuda a ver 75 días?

“Una historia diferente a lo que hemos oído siempre. La gente sale revuelta, conmocionada, llora de rabia al ver a esos padres, que se sienten abandonados. Verán una película de suspense, policiaca, verán los enfrentamientos entre Policía Nacional y Guardia Civil, entre forenses, el desastre del levantamiento de cadáveres… Verán que nada pudo salir peor de lo que salió allí. Se verán sumergidos en tiempo real en la misma historia. Descubrirán que este crimen tienen conexión con otros anteriores, hay cosas que son muy sospechosas. Cuando vez la película te das cuenta que es posible que este sea un crimen de alguien, alguna banda o algo que hubiera actuado con anterioridad. Todo ello sin hacer daño a la figura de las niñas ni de sus familias, tampoco es un insulto a las FFCCSE, que no son las mismas ahora que antes”.

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