Esta será una entrevista difícil de transcribir. O a lo mejor la convierto en un relato. El protagonista aceptó la entrevista en Los Limoneros, pero a la hora de la verdad le costaba hablar. Tenía miedo. “Es que estoy muy sensible”, reconoce. Se llama Alfonso Escalero Suz, nació en Málaga en 1971, pero se vino a Tenerife a los 19 años.
Es un fotógrafo y documentalista sensacional y dirige la productora I love the world. Un importante canal de Naturaleza, por medio de una productora, le compró un documental sobre el volcán de La Palma, que será emitido para todo el mundo en noviembre próximo. Eso lo salvó porque le dieron 50.000 euros y Antena 3 otros 7.000 por su trabajo. Pero sus gastos en La Palma ascendieron a 80.000 euros. Se quedó sin dinero.
Alfonso Escalero no para de hablar, por eso algunas de mis notas ni siquiera las entiendo. Si sé que su libro Las otras historias del volcán, que será presentado el día 30 de mayo en El Paso, ha agotado las reservas. He visto algunas cosas del libro y varias de las fotografías de su contenido y, de verdad, impactan. Lo mismo que sus textos. Fotografías realmente dignas de un Pulitzer, pero Alfonso no se presentaba a premios. No le han dado ni uno sólo y no porque no los mereciera. Sin embargo, ha cambiado de opinión: “A partir de ahora me presentaré a todos para desenmascarar a los que han plagiado mi trabajo”, me dice.
En el libro colabora más gente y el importe de su venta irá a parar a la ONG Tierra Bonita, que se ocupará de luchar por los derechos de los afectados, de los que se sienten engañados por las administraciones, de los que no han recibido una compensación por lo que han perdido. Se dedicó a enviar el resultado de su trabajo en La Palma a algunos compañeros. Y algunos han copiado sus encuadres y han tomado fotos similares a las suyas, que es una manera “honorable”, no le quiten las comillas por favor, de copiar sin delinquir.
Es un alma libre, según creo apreciar, autodidacta, que se gastó los 80.000 euros de sus ahorros en retratar el sufrimiento de una isla. “Pero el verdadero sufrimiento está ocurriendo ahora”, me dice, completamente desencantado. Conoce todo lo que ocurrió en la Isla Bonita durante los días de la erupción.
-Tengo una curiosidad. ¿Sabes quién rescató los perros de aquel tejado?
“Lo sabe toda la isla de La Palma… menos yo”.
(Yo sé que lo sabe, con pelos y señales; y me lo cuenta pero me hace prometer que no lo revelaré. Y me tengo que morder la lengua, porque esas promesas no se traicionan. Los libros se van a vender a 50 euros la edición normal y a 250 la de lujo. Todo irá a parar a la ONG. Pero les aseguro que vale la pena. Colaboran con él varias personas, entre ellas psiquiatras y psicólogos. Y entonces se me ocurre comentarle que el éxito estuvo en que en La Palma no murió nadie durante la erupción del volcán de Cumbre Vieja).
“Datos muy fiables afirman que durante el periodo de la erupción murieron en La Palma un 35,9% más personas que la media de fallecidos, en el mismo periodo, en el último quinquenio. Más que en toda Canarias con el COVID. Los datos no son míos, sino que han sido extraídos de fuentes estadísticas oficiales”.
-¿Por qué tienes reticencias en adelantar aquí lo que contarás en el libro?
“Por miedo a que lo boicoteen”.
-Eso no va a suceder, tendrá más morbo.
“Yo lo que quiero es que las personas afectadas por la crisis volcánica reciban lo que es justo, que puedan defenderse, alertarles, por ejemplo, de que cuando contraten seguros añadan a sus pólizas los riesgos volcánicos, porque esto volverá a pasar y en estas cosas no se puede ahorrar, sino que la gente debe estar cubierta”.
-¿Crees que hay personas que han muerto de miedo en esos días de la erupción?
“Sé que hubo palmeros que se tuvieron que ir de la isla y sé que se puede morir uno de miedo. Ya falleció un párroco de Güímar, de terror, durante la erupción de un volcán, allá por mil setecientos”.
-Lo de La Palma te ha costado dinero, me da a mí.
“En mi aventura durante la erupción invertí más de 80.000 euros. Le pedí ayuda al Gobierno de Canarias y me quiso dar 15.000”.
-¿Y qué respondiste?
“Que se los metieran por el culo. No los acepté”.
-Te quedaste mudo cuando Susana Grisso te entrevistó. ¿Por qué te trancaste de esa forma?
“Por la emoción, por ver a la gente sufriendo, por el estrés que tenía encima. No pude pronunciar palabra, es verdad”.
-¿Te han chorizado algunas de tus fotos?
“Quizá las fotos no, porque sería muy evidente el delito. Pero sí me han copiado cientos de encuadres, de localizaciones, que es igual de grave, para aspirar a premios, algunos muy importantes”.
-¿Quieres dar nombres? Yo los pongo.
“No, no, no quiero dar nombres, ni armar líos que puedan convertir al libro en más polémico. Lo será por su contenido, pero no quiero meter en su difusión hechos externos. Comprenderás que no me gusta que nadie busque premios a costa de mi trabajo. Yo regalaba fotos a los medios y permitía su difusión, pero otras las mandaba a fotógrafos para que tuvieran conocimiento de lo que estaba pasando. Y algunos de ellos se iban a los lugares revelados para copiar los encuadres”.
-¿Te han ayudado las instituciones?
“Alguna, como el Ayuntamiento de El Paso, sí. Cuando sepan que en un solo día, este domingo, ayer, se han reservado 2.000 libros de una tirada de 5.000, al menos una tirada inicial, se echarán las manos a la cabeza”.
-¿Mucha emoción en los relatos?
“Mucha y saldrá a relucir la labor de 150 héroes anónimos que todavía nadie ha nombrado”.
-¿Estás desilusionado con la profesión?
“Bueno, sí; algunos fotógrafos son una mierda. Van a lo suyo. No lograron nada de valor por sí mismos, ni entendieron el sufrimiento de los palmeros, por eso se agarraron como garrapatas a mis encuadres, repitieron mis fotos. Da igual. Cuando me entregaron la cuenta del hotel H-10, ésta ascendía a 18.000 euros, de mi estancia y la de mi equipo. Me he endeudado y gracias a lo que pude vender a la productora y a Antena 3, que si no”.
(El libro es realmente impresionante. Si puedo estaré en El Paso el día 30 para su presentación. Allí tendré oportunidad de saludar a mi amigo Sergio Rodríguez, el alcalde, un hombre del que Alfonso habla muy bien. “Fue de las personas que dio el callo y tengo un buen concepto de este alcalde; por eso el libro se presenta en El Paso”.
Alfonso Escalero me confiesa que lloró mucho con y sin la gente de La Palma. También alguna vez en televisión, en directo. Todavía le duran los efectos de aquellas jornadas agotadoras, capaces de tumbar a cualquiera. De verdad, consulto algunas de mis notas y tengo que hacer un esfuerzo para transcribirlas. Los afectados por el volcán tendrán importantes descuentos en la adquisición del libro. Tienen en su poder unos tickets que canjearán por ese descuento cuando salga el libro a la venta, que será en estos días).
-Muchos afectados no pueden justificar sus propiedades.
“La incertidumbre de muchos afectados es terrible. Un infierno. Más de 3.000 localizaciones por GPS solicitadas por esa pobre gente. Todas están grabadas en nuestras mentes y en los discos duros, con los archivos de 360 grados que valdrán para contribuir a que quien corresponda vea, día por día, la evolución de la crisis volcánica de La Palma y lo que se llevó. Y para que esas ayudas prometidas no se puedan negar porque a esa gente le falte un papel”.
(Vamos a nombrar a los colaboradores de Alfonso Escalero Suz. En la producción, Zikuñaga Ruiz Miner; el prólogo es de la doctora María Velasco; el trabajo de campo y las conclusiones psicológicas los realizaron Susana Lasvignes Aramendía y Aitor Alonso Gutiérrez; el relato de las intrahistorias, Toni Baena Jiménez; en la redacción, Mercedes González Suárez, Nieves Pérez Cejas y Pablo Fernández Vinuesa; hay que añadir el diseño, Javier Cabrera, S.L.; y la imprenta Reyes, S.L.)
(Tras la entrevista hemos hablado por teléfono. Sigue entusiasmado con su libro. Ayer domingo, en los supermercados Spar de La Palma se realizaron 2.000 reservas del libro. Se venderá en esa cadena de supermercados, que ha querido colaborar en su difusión. Supongo que más tarde dará el salto a librerías y que se podrán a la venta más ediciones. Pero sólo lo supongo).
-Cuéntame una de esas historias entrañables.
“Sólo a modo de ejemplo, Andrés. A la casa de Amanda, que yo fotografié, a aquella casa a la que le salió un cráter al lado y que quedó cubierta de cenizas, ha entrado todo el mundo, menos Amanda. ¿Tú crees que hay derecho a eso?”.
-¿Qué fue lo peor de tus historias del volcán?
“Lo peor no es lo que pasó, lo peor es lo que está ocurriendo ahora”.
-¿Ciertos medios alargaron la agonía, vomitando tragedias, desenfocándolo todo, prolongando las dietas de sus redactores?
“Yo no le echaría la culpa a la prensa”.
-¿Te sientes abandonado por las instituciones?
“Les he ofrecido el libro a todas ellas y sólo respondió el Ayuntamiento de El Paso. Yo creo que esto no es normal. Ahora, cuando vean Las otras historias del volcán, lo querrá todo el mundo. Pero a lo mejor no lo encuentran”.
-Supongo que tendrás material gráfico y filmado para veinte libros.
“Y para veinte documentales. Precisamente ha sido muy difícil la selección de los materiales. Lo mismo que el montaje del documental que se verá en todos los continentes. Imagínate la mejor cadena de Naturaleza que existe en el mundo. Pues es la que lo ha comprado. Por razones de confidencialidad no puedo darte el nombre. Quedan aún algunos meses hasta noviembre, mes en que lo estrenarán”.
-Alfonso, deja que revele quién rescató los perros. Fue la mejor noticia que leí en mi vida. La más entrañable, la más humana.
“No, no te autorizo a que pongas en mi boca quiénes fueron”.
-Tienen toda mi admiración y mi respeto…
“Y el mío, por supuesto. No fue uno, fueron varias personas, alguna muy conocida”.
-Háblame de ciertas conclusiones, por favor.
“No quiero adelantar mucho, porque entonces tendrían la mejor excusa para boicotear el libro, te repito. Pero por qué no hablar de que los vecinos utilizaron sus coches particulares para rescatar animalitos, en medio de una lluvia de piedras y ceniza; por qué no decir que la limpieza de la isla tenía que haberla hecho el Ejército, que lo estaba deseando; y por qué no contar que para muchos de los afectados el recuerdo de las acciones llevadas a cabo durante los primeros momentos de la erupción conlleva sentimientos recurrentes de culpabilidad”.
-¿Y una frase lapidaria?
“Pues que el capitán es el último que abandona el barco, pero en esta crisis del volcán, crisis sin precedentes, nadie conoce al capitán. Con estas frases concluyo mi crónica, basada en mi experiencia personal”.
-Palabra de Dios.