El acceso a la cancha que se encuentra en la Asociación de Vecinos Tamogán, en el distrito Ofra-Costa Sur, es prácticamente imposible para las personas con movilidad reducida. La entrada al edificio también es sumamente complicada para ellas, al disponer tan solo de una pequeña rampa y una puerta minúscula por la que no caben algunos tipos de sillas de ruedas. La situación se vuelve indignante cuando se organiza algún evento en la pista y los usuarios con dificultades para moverse “tienen que verlo desde la calle”, lo cual “es bastante vergonzoso”, asegura a DIARIO DE AVISOS el presidente del colectivo vecinal, Ángel Manuel Domínguez Pérez.
Ángel asistió al pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz en el que las concejalas del Grupo Municipal Socialista Elena Mateo y Patricia Hernández presentaron una moción sobre la accesibilidad de las instalaciones deportivas ubicadas en la capital tinerfeña, entre ellas la de Tamogán. “Nos la votaron en contra y no tuvimos más explicación”, confirma Mateo a este periódico. El representante de los vecinos relató en la sesión cómo, en alguna ocasión, “tres o cuatro personas han tenido que coger en peso a uno de nuestros socios que tiene una silla de ruedas -con baterías enormes y que pesa un montón- para bajarlo a la asociación y que no se vea obligado a irse a casa con el mal trago”.
Lo de la cancha viene de lejos, según Ángel, quien resume que en todos estos años solo ha habido “un vaivén de presupuestos”. Y es que “en casi tres años que llevo aquí como presidente, no se ha hecho nada al respecto y sigue sin haber una rampa de acceso para bajar a una persona con movilidad reducida a la cancha”, asevera.
Alguna vez hemos tenido que hacer una especie de rampa con alguna reja o algo que tengamos aquí para bajar las sillas de ruedas
Ángel Manuel Domínguez, presidente de la Asociación de Vecinos de Tamogán
La única entrada sin escaleras que hay en el inmueble también ha levantado ampollas entre lo usuarios que deben hacer uso de ella, ya que se encuentra en la parte trasera, “casi escondida. Me han llegado a decir que parece que son apestados, hablando mal y pronto, porque la zona casi no se ve y es muy estrecha”, explica Ángel. La situación ha llegado hasta tal punto que “alguna vez hemos tenido que hacer una especie de rampa con alguna reja o algo que tengamos aquí para poder bajar las sillas”.
Otra de las demandas de la Asociación de Vecinos Tamogán, situada en la Carretera General del Rosario, es la instalación de baños adaptados a personas con discapacidad. En este sentido, “hemos dado ideas de lo que se puede hacer, pero no se ha venido a valorar ni tampoco se nos ha dado una respuesta a esta demanda”, afirma el presidente. “Hay usuarios que se han tenido que ir a su casa porque no tenemos unos aseos adecuados para ellos”, añade.
Ángel lamenta no tener noticias por parte del distrito y enterarse de todo a cuentagotas y por vocales del Tagoror. “Es como si se tirasen la pelota unos a otros: en un momento dado te dicen que tienen que hablar con la Concejalía de Deportes y después que el tema lo lleva la de Movilidad, alargando una cosa que después dejan de lado”.
El colectivo vecinal espera que el Ayuntamiento atienda a sus demandas para que el edificio y su cancha tengan una mejor accesibilidad para todas las personas. “Yo es que siempre me pongo en la piel de alguien que está en silla de ruedas y estoy seguro de que me gustaría disfrutar de las instalaciones con las mismas oportunidades que tienen los demás”, sentencia Ángel.
Moción rechazada
La moción presentada por las concejalas del Grupo Municipal Socialista, Elena Mateo y Patricia Hernández, incluía tres propuestas: realizar un estudio sobre las condiciones particulares de usos de edificios donde pueden presentarse problemas de movilidad específicos, tales como las instalaciones deportivas; que se lleven a cabo las actuaciones pertinentes para eliminar las barreras físicas y arquitecticas que impidan el uso pleno de las instalaciones deportivas municipales, y que los polideportivos o canchas de los barrios se abran plenamente a su uso en horario de día.
“Nosotros pretendíamos que se hablara de accesibilidad, por un lado entendida como acceso a la instalación y, por otro, como oportunidad de acudir a la que está a pie de casa para los vecinos. Al final, las canchas de barrio son los lugares donde tú juegas e intentas desarrollarte deportivamente o simplemente la usas para dar paseos”, señala Elena Mateo. Además, insiste, debemos “tener en cuenta a la gente que no tiene tantos recursos para un gimnasio o para reservar un espacio privado”.
La concejal del Grupo Municipal Socialista afirma que la cancha de El Rosarito es un ejemplo perfecto de estar en malas condiciones. “Para entrar te tienes que meter por la tierra. ¿Puede pasar una silla de ruedas por ahí? Igual sí. ¿Puede hacerlo una persona ciega? Yo lo discuto, porque con todas las barreras y elementos que entorpecen la entrada lo veo difícil”. Por ello, Mateo insiste en la necesidad de “ponernos en la piel de personas con otro tipo de discapacidades que también puedan tener complicaciones y otras situaciones, como son los casos de personas mayores, para quienes las escaleras son un mundo”.