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Más de 40.000 canarios deberán mudarse de la costa al interior antes del año 2100

El cambio climático, que estos días se vuelve a sentir en las Islas con otra ola de calor, subirá hasta 4,5 grados las temperaturas en 2100 y hará desaparecer el 45% de las playas isleñas
canarios

“Se han tenido en cuenta 25 escenarios climáticos distintos, y hay que señalar nos encontramos en el más pesimista”. Así de contundente se manifestaba ayer en comisión parlamentaria el consejero autonómico de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial, José Antonio Valbuena, que aportó datos de un estudio encargado por el Ejecutivo en 2017 sobre los efectos provocados por la acción humana de los últimos 250 años. “Solo nos queda adaptarnos”, dijo, en referencia a las medidas que se deberán acometer en lo que queda de siglo para poder subsistir en una región que vive, en buena parte, de su litoral, que se verá seriamente afectado por estas consecuencias globales.

De entre las alteraciones de nuestro entorno que, aventuró, van a tener lugar a corto plazo, es decir, “de aquí a 2050”, indicó que desaparecerán la playa de Alcalá (Guía de Isora) y la de Nuestra Señora de Las Mercedes (Los Cristianos), ambas en Tenerife. No obstante, prosiguió explicando que, “si hablamos de aquí a 2100”, esta cifra se elevaría a 147 en el conjunto de las Islas, suponiendo daños sobre un 45% de los 1.500 kilómetros de playa con los que cuenta el Archipiélago. Una problemática que se verá acentuada “tres veces más en las islas orientales que en las occidentales”, siendo una de las ciudades más damnificadas por esta razón Las Palmas de Gran Canaria.

El informe dado a conocer por Valbuena se enmarca en el Plan Adapta Costas Canarias, elaborado conjuntamente por la empresa pública Grafcan, el Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria y la Universidad de Las Palmas (ULPGC). Para la redacción del mismo, que incide en las inundaciones y la erosión costera, se han tomado como punto de partida los escenarios fijados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (IPCC), que contempla los denominados RCP 2.6, 4.5, 6 y 8.5, representando cada uno de ellos diferente concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera.

En este sentido, el consejero regional señaló que, de acuerdo con la información que obra en su poder, ya estamos “incluso por encima del escenario más pesimista”, si bien el documento sobre el que habló se ha realizado en base al 8.5, con lo cual, “estas conclusiones deberán ser adaptadas para este escenario y arrojarán datos aún peores”. Esto se traduce en que posiblemente más del 2% de la población actual de la Comunidad Autónoma, en torno a 46.000 personas, “tendrán que ser reubicadas de las costas hacia el interior”, puesto que los lugares donde residen en la actualidad dejarán de existir. En cuanto a la “población turística que no está censada en Canarias -añadió-, estamos hablando del 7,5%”.

Ahondando en las cifras, enumeró la superficie de terreno que “se va a ver afectada por la subida y la erosión costera”: “50 hectáreas de cultivo, 35 de actividades industriales, 97 del sector terciario, 220 residenciales, 176 de equipamiento y 128 de infraestructura de transporte”. Y, a fin de que los isleños pongan nombre y apellidos a los enclaves que verán poco a poco sumergirse en el mar, hasta ser inoperativos, aseveró que hay un total de “127 infraestructuras críticas que van a ser modificadas de su ubicación actual o reemplazadas”, como la planta potabilizadora de El Rosario, la central térmica de Las Salinas o el aeropuerto de Lanzarote.

Además de enclaves turísticos o instalaciones estratégicas, también entran en el listado de posibles damnificados 38 bienes de interés cultural, como el Lago de la Costa Martiánez (Puerto de la Cruz), el Charco de La Aldea (San Nicolás), el Mercado de la Luz (Las Palmas) o los Hornos de Cal de la Guirra (Antigua). Y en total, resumió Valbuena, “se estima que las repercusiones en términos del PIB actual puedan estar en el 11%”.

TEMPERATURAS

El Acuerdo de París, que buscaba definir objetivos para contener el cambio climático, “mandataba no subir más de 1,5 grados”, recordó el político socialista. Sin embargo, en el caso de las Islas “las previsiones que tenemos de aquí a final de siglo es que la temperatura aumente de 3 a 4,5 grados”. Y no es lo único en lo que atañe a las fuertes olas de calor que ya estamos padeciendo. En la actualidad hay unos 26 días al año en los que ponemos los valores máximos del termómetro a prueba. Según el informe, pasaremos a tener 95 jornadas anuales en estas condiciones, sumadas a una reducción de un 20% de las precipitaciones, por lo que todo parece apuntar a que tendremos condiciones más propicias para los incendios forestales.

Las denominadas noches tropicales, es decir, aquellas en las que se superan los 20 grados de mínimas, se moverán en la horquilla de 60 a 80 al año, frente a la veintena actual. Además, el periodo de retorno de las temperaturas máximas -la franja de tiempo que transcurre de un valor anormalmente alto a otro- se reducirá de los 20 a los 5 años.

CONCLUSIONES

Con todos estos factores en contra, José Antonio Valbuena afirmó que los niños que ahora tienen de 0 a 3 años “van a ver estos efectos; solo queda adaptarnos”. De ahí que lanzara una advertencia: “Las reubicaciones se van a tener que producir y van a ser dolorosas. Eso tal vez nos sirva para ponernos también en la piel de las personas que a nivel global [ya] se ven forzadas a migrar por culpa del cambio climático”. Eso sí, atisbó un mínimo de optimismo y aclaró que, frente al resto de miembros de la Macaronesia (Cabo Verde, Azores y Madeira), en Canarias “tenemos una fortaleza, al tratarse de la economía más potente de la región”, lo cual le permite “asumir las medidas de adaptación” más fácilmente.

SUPERORDENADOR ‘TEIDE’

El segundo mayor superordenador de España, el Teide, ubicado en Tenerife, ha sido el que ha extrapolado durante los últimos tres años algunas estimaciones de los organismos internacionales al Archipiélago. En dicha tarea ha estado involucrado el Grupo de Observación de la Tierra y la Atmósfera (GOTA) de la Universidad de La Laguna (ULL), y ha consistido en reducir la escala de los mapas de impacto de los 100 por 100 kilómetros iniciales a 3 por 3, facilitando conocer las secuelas climáticas en cada municipio canario 

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